A continuación te presento un extenso resumen de uno de los 50 libros que he elegido para estar en la selecta Biblioteca Polymata. Se trata de Armas, gérmenes y acero, un libro del famoso geógrafo Jared Diamond que establece una de las teorías más sólidas que se han escrito sobre por qué Occidente dominó el mundo en vez de hacerlo África o América. Por qué fueron los españoles los que conquistaron América y no los Aztecas o Mayas quienes cruzaron el Atlántico. Espero que el resumen te resulte interesante y que te animes a comprar el libro y a apuntarte a la Biblioteca Polymata.
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INTRODUCCIÓN
En un momento de la historia en el que hay tantas desigualdades una de las preguntas más importantes que podemos hacernos es: ¿por qué?
Yali, uno de los muchos amigos papúes de Jared Diamond le formuló esta pregunta hace más de cinco décadas. Y como todas las buenas preguntas, cuando se topan con grandes pensadores germinan y arraigan. Y fue toda una suerte para todos nosotros que Diamond se topase con Yali ese día.
Yali no preguntó exactamente por qué hay tanta desigualdad; para ser precisos, le dijo lo siguiente: “¿Por qué vosotros los blancos desarrollasteis tanto cargamento y lo trajisteis a Nueva Guinea, mientras nosotros los negros teníamos tan poco cargamento propio?”
La cuestión alude a esas diferencias de poder y riqueza entre países que son obvias para cualquiera que se moleste en mirar. ¿Por qué Europa conquistó América y no al revés? ¿Por qué África es tan pobre, sobre todo al sur del Sahara? ¿Por qué muchas sociedades permanecieron como cazadoras y recolectoras mientras que otras desarrollaron la agricultura y crearon grandes ciudades y ejércitos?
Por favor, no me digas que estas no son grandes preguntas. Una gran pregunta es aquella que, una vez respondida, resuelve a su vez muchos otros interrogantes. Gracias a Jared Diamond y a este magnífico libro, hoy podemos aliviar muchas de las inquietudes que nos acucian yendo a la raíz de todo.
Algunos creen que las diferencias entre el sur y el norte se deben a que las razas del norte son más inteligentes y trabajadoras. Aunque hoy en día eso tenga un tufillo a nacionalsocialismo, no hay que descartarlo de primeras. Sabemos que todos los humanos procedemos de África, pero nada impide que los genes de distintas etnias evolucionasen por separado bajo el aislamiento, dando lugar a diferentes capacidades físicas y cognitivas. ¿Acaso no es eso lo que pasó con caballos y cebras o con tigres y leones?
Diamond despacha esta tesis rápidamente. Hoy sabemos que no ha pasado suficiente tiempo ni hemos estado suficientemente aislados como para que se hayan creado razas humanas con grandes diferencias. Pese a tener distinto color de piel, ojos y rasgos faciales, el Homo Sapiens es muy homogéneo genéticamente. Un africano de Namibia, un estadounidense y un taiwanes con la misma educación y entorno son fundamentalmente igualmente capaces para filosofar, diseñar, analizar, construir, crear… Así que, descartada la tesis de las diferencias genéticas, hemos de seguir buscando.
Según Diamond, el mundo moderno es el resultado de las conquistas, las epidemias y el genocidio. Cuando las sociedades de los continentes euroasiático, americano, africano y australiano se encontraron, se desató la tormenta. Los grandes vencedores, los euroasiáticos, fueron los que contaban con mejores armas y gérmenes más destructivos.
Si profundizamos en la cadena causal, las siguientes preguntas que toca hacerse son: ¿por qué los euroasiáticos desarrollaron armas superiores y gérmenes más destructivos que el resto? Si el Homo Sapiens tiene su origen en África, ¿por qué los africanos no aprovecharon su teórica ventaja inicial y fueron ellos los que esclavizaron a los europeos?
Tras la pregunta de Yali, Diamond cayó en la cuenta de que hacía falta desarrollar una tesis convincente sobre la superioridad moderna de Occidente para desterrar la errónea y peligrosa teoría de la superioridad de la raza.
Según sus propias palabras, podríamos exponer la tesis del libro en un breve párrafo:
«La historia siguió trayectorias distintas para diferentes pueblos debido a las diferencias existentes en los entornos de los pueblos, no debido a diferencias biológicas entre los propios pueblos»
PARTE 1 – DEL EDÉN A CAJAMARCA
En la primera parte del libro el autor nos lleva por un apasionante recorrido a través de la historia de la humanidad.
LA SALIDA DE ÁFRICA
El Homo sapiens, como no me cansaré de recalcar, es simplemente un animal más. Hace aproximadamente 50.000 años, dio lugar a lo que conocemos como El Gran Salto Adelante, también referido por algunos como la Revolución Cognitiva. Este acontecimiento tuvo origen en África y marcó un cambio significativo en la historia. Algo sucedió en este período, ya que los antepasados humanos de esa época comenzaron a elaborar joyas y herramientas de piedra de manera estandarizada.
Nota: Esto es lo que Jared Diamond dejó escrito, pero este libro tiene casi 30 años. Desde entonces, se han encontrado pigmentos y útiles de piedra en yacimientos mucho más antiguos que apuntan a que ese salto fue anterior a lo que se pensaba.
Se cree que El Gran Salto Adelante vino acompañado del desarrollo del lenguaje, lo que dió una ventaja clara a estos humanos modernos que podían construir mejores armas, cooperar y coordinarse mucho mejor que cualquier otro animal.
Hace 40.000 años llegaron a Europa los Cromañones y se encontraron con los Neandertales. Humanos, como ellos, pero aparentemente menos hábiles para las herramientas y el lenguaje.
En la parte superior cráneo de un Cromañón, en la inferior, cráneo de Neandertal
Nota: Según he podido comprobar, los últimos estudios sugieren que los neandertales podrían tener un lenguaje tan sofisticado como los cromañones. La posición que mantiene Diamond, y aunque esto sigue estando poco claro, es que los Cromañones tenían mejores tecnologías lo que les ayudaría a terminar con sus primos europeos.
Durante los períodos glaciales previos al Neolítico, era tal la cantidad de agua de los océanos encerrada en los glaciares, que el nivel del mar descendió en todo el mundo cientos de metros por debajo de su posición actual. Como consecuencia, los mares poco profundos entre Asia y las islas de Indonesia se convirtieron en tierra firme. Esto facilitó la expansión de los primeros hombres hacia Australia y Nueva Guinea.
LA COLONIZACIÓN DE AUSTRALIA Y NUEVA GUINEA
La colonización de Australia y Nueva Guinea estuvo marcada por dos grandes hitos que cambiarían el futuro de la humanidad.
El primero es que se construyeron las primeras embarcaciones de las que tenemos noticia. Esto fue hace al menos 40.000 años. Pese a que el espacio entre islas era entonces mucho menor que en la actualidad, seguían estando separadas por decenas de kilómetros, por lo que, para colonizar las islas, debieron construir algún tipo de balsas.
El segundo hito fue que los colonizadores provocaron la primera extinción masiva de megafauna. Después de cientos de miles de años de existencia, la mayoría de grandes mamíferos de Australia y Nueva Guinea desaparecieron de forma abrupta tras la llegada de seres humanos hace unos 35.000 años.
Ilustración con varias especies de megafauna australiana
A día de hoy, el mamífero más grande del continente australiano es el canguro (que no supera los 45 kg). Pero antes del desembarco de nuestros ancestros había canguros gigantes, marsupiales semejantes al rinoceronte llamados diprotodontes que llegaban a alcanzar el tamaño de una vaca, y hasta un leopardo marsupial. También habitaban en la región un ave incapaz de volar de aspecto parecido al avestruz, que podía llegar a pesar casi 200 kg, además de algunos reptiles de impresionante tamaño, entre ellos un lagarto de una tonelada, una pitón gigante y cocodrilos terrestres. Lo que no sabían estos primeros habitantes de las islas del pacífico es que la caza masiva les pasaría factura más adelante.
Una explicación de por qué se produjo la extinción en Australia y no en África o Eurasia es que los animales de estos lugares llevaban mucho tiempo evolucionando con los humanos y habían desarrollado un miedo instintivo que los desafortunados mamíferos de Australia y Papua Nueva Guinea no tenían.
Mapa de la colonización de la Tierra por parte del Homo Sapiens
EL DESCUBRIMIENTO DEL CONTINENTE AMERICANO
La segunda extinción masiva de la que tenemos registros sucedió muchos milenios después cuando el Homo Sapiens cruzó el estrecho de Bering y llegó al continente americano. Aunque los investigadores no se ponen de acuerdo, parece probable que los primeros seres humanos pusieran un pie en norteamérica hace 12.000 años y tardasen al menos 1000 años en expandirse hasta el sur del continente.
Al igual que Australia y Nueva Guinea, América estuvo llena de grandes mamíferos. Hace unos 15.000 años, el oeste estadounidense era muy parecido a las llanuras africanas de Serengeti en nuestros días, con manadas de elefantes y caballos perseguidas por leones y guepardos, junto a miembros de especies tan exóticas como el camello y el perezoso terrestre gigante. Al igual que en Australia y Nueva Guinea, en América la mayoría de aquellos grandes mamíferos se extinguieron.
Ilustración con algunas especies de la megafauna de Norteamérica
Ilustración con algunas especies de la Megafauna de Suramérica
EUROPA CONQUISTA AMÉRICA
Miles de años después de la colonización de América tuvo lugar el mayor choque de civilizaciones de la historia. Los europeos y los americanos habían desarrollado sus sociedades por separado hasta que Cristóbal Colón cruzó el Atlántico buscando un atajo hacia la India, topándose con el gran continente americano. Todos tenemos grabado a fuego el famoso año del reencuentro: 1492.
El momento más dramático en las relaciones entre los europeos y los indígenas americanos fue el encuentro entre el emperador inca Atahualpa y el conquistador español Francisco Pizarro en la ciudad de Cajamarca el 16 de noviembre de 1532. Atahualpa era monarca absoluto del Estado más extenso y avanzado del Nuevo Mundo (el imperio inca), mientras que Pizarro representaba al emperador del Sacro Imperio Romano, Carlos V (Carlos I de España), monarca del Estado más poderoso de Europa.
Pizarro, al mando de un variopinto grupo de 168 soldados españoles, desconocía el terreno y no contaba con más ayuda que un puñado de hombres, sus caballos y unas pocas armas. Atahualpa jugaba en casa y disponía de 80.000 soldados. Sin embargo, Pizarro capturó a Atahualpa unos minutos después de que ambos jefes se vieran y lo tuvo encerrado durante ocho meses, mientras obtenía el mayor rescate de la historia a cambio de la promesa de liberarlo. Después de la entrega del rescate (suficiente oro como para llenar una sala de aproximadamente 6,5 m de largo por 5 m de ancho y 2,5 m de alto), Pizarro incumplió su promesa y ejecutó a Atahualpa.
¿Por qué Pizarro capturó a Atahualpa? Las ventajas militares de Pizarro residían en las armas y las armaduras de acero, los caballos y unos pocos arcabuces. Para enfrentarse a ellos, las tropas de Atahualpa, carecían de animales en los que cabalgar y sólo podían blandir palos, mazas y hachas de piedra, bronce o madera, además de hondas y armaduras acolchadas. Estos desequilibrios en cuanto a equipamiento fueron decisivos en Cajamarca y en innumerables enfrentamientos de los europeos con indígenas americanos. Lo que más me impresiona de la victoria de Pizarro es que no hubo ni una sola baja entre sus hombres. Puedo imaginar a aquellos hombres armados con mazas huir despavoridos ante el estruendo de los arcabuces y la salvaje carga de la caballería española.
Pizarro apresando al inca del Perú (pintura de John Everett)
Atahualpa estaba en Cajamarca porque acababa de vencer varias batallas decisivas en una guerra civil que dejó a los incas divididos y vulnerables. El origen del conflicto que tan astutamente aprovechó Pizarro, fue una epidemia de viruela que se propagó entre los indígenas de América del Sur tras la llegada de los españoles a los territorios que ocupan hoy Panamá y Colombia. La viruela no existía en América antes de la llegada de los europeos. Esta terrible enfermedad había causado la muerte del emperador inca Huayna Cápac y su sucesor al trono en 1526. Sus muertes precipitaron la lucha por el trono entre Atahualpa y su hermanastro Huáscar. De no haber sido por la epidemia, los españoles habrían tenido enfrente un imperio unido.
En toda América, las enfermedades introducidas por los europeos se propagaron de una tribu a otra mucho antes que los propios europeos, causando la muerte de aproximadamente el 95% de la población indígena americana. Las sociedades indígenas más numerosas y sumamente organizadas de América del Norte, las jefaturas misisipienses, desaparecieron de ese modo entre 1492 y finales del siglo XVII, antes incluso de que los europeos construyeran su primer asentamiento a orillas del río Misisipí.
La captura de Atahualpa por Pizarro ilustra el conjunto de factores inmediatos que propiciaron la colonización del Nuevo Mundo. Estos fueron la tecnología militar basada en las armas de fuego, las armas de acero y los caballos; las enfermedades infecciosas endémicas en Eurasia; la tecnología marítima europea; la organización política centralizada de los estados europeos; y la escritura.
Pero nos queda aún la pregunta fundamental de por qué estas ventajas estuvieron del lado de los españoles en vez de los indígenas americanos. ¿Por qué no fueron los incas los que inventaron las armas de fuego y las espadas de acero, los que montaron caballos, los que portaban enfermedades y los que desarrollaron barcos capaces de cruzar los océanos?
PARTE 2 – NACIMIENTO Y DIFUSIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS
EL NACIMIENTO DE LA AGRICULTURA
Durante millones de años fuimos cazadores recolectores. Pero de repente, hace unos 11.000 años algunas tribus empezaron a producir alimentos. La producción de alimentos consiste en cultivar plantas y cuidar del ganado. Hoy son muy pocas las sociedades de cazadores recolectores que todavía perviven y es probable que en las próximas décadas no quede ninguna.
La producción de alimentos ha sido requisito indispensable para las armas de acero y los gérmenes. Una hectárea de tierra puede dar de comer a entre diez y cien veces más personas si ésta se dedica a la agricultura y ganadería. De ahí que los pobladores que hicieron la transición pronto, cogieron una ventaja crucial.
Es sorprendente que, habiendo cientos de miles de especies de plantas, sólo unas pocas sean comestibles. Las plantas no quieren ser comidas, así que han creado defensas poderosas en forma de espinas, venenos y sabores amargos. En cuanto a los animales, sólo un puñado de animales han logrado ser domesticados con éxito.
Los animales no sólo nos proporcionan alimento en forma de carne y leche, también abrigo (con sus pieles), fuerza de tiro (permitiendo arar los campos más deprisa), transporte (de personas y mercancías), fertilizante (con sus heces) y compañía (El perro se comía, pero también servía para la caza o para acompañarnos en las noches oscuras). Ah!, y a veces también se nos olvida que las plantas nos ofrecen algo más que sustento; el lino y el algodón nos llevan vistiendo milenios.
La agricultura transformó radicalmente nuestra forma de vida. El agricultor, al tener que cuidar día y noche de sus cultivos, se hizo sedentario. La mayor productividad de la tierra le permitió acumular excedentes. Al no estar todo el día armando y recogiendo campamentos y haber más comida, las mujeres pudieron tener más niños por lo que aumentó la natalidad y con ella la población. Por desgracia, el exceso de alimentos pronto fue consumido por los nuevos miembros de la familia. Resultó que producían más comida pero menos variada y nutritiva. Además, también tenían más bocas que alimentar.
Lógicamente, el paso al sedentarismo y la producción de alimentos fue progresivo. Durante la transición, cazar y recolectar seguían formando parte de “la jornada laboral”. En algunas zonas, muy ricas en caza, pesca y frutos, nunca se produjo el cambio y en otras, se combinaron ambos modos de vida.
Aumento de la población desde 100.000 AC hasta la era moderna
MÁS POBLACIÓN, MÁS FUERZA MILITAR
La acumulación de la producción, es decir, de riqueza, dio lugar a otra de las características de la civilización. Me refiero a la especialización de los individuos en trabajos que van más allá de la pura supervivencia. Los agricultores crearon excedentes y facilitaron que unos pocos dedicaran su vida a otros menesteres. Los primeros oficios de la civilización seguramente fueron soldados, sacerdotes, artesanos y burócratas. Estas nuevas profesiones supusieron una ventaja en la guerra, como veremos a continuación
El primero de los burócratas es el rey. El rey es producto de la civilización, una figura desconocida entre las bandas y tribus de cazadores recolectores. Sin excedente alimentario no puede haber especialización ni ciudades, y sin especialización ni ciudades, tampoco hay reyes. En parte por eso, las pequeñas sociedades primitivas eran muy igualitarias. Las diferencias entre sus miembros las marcaban sus habilidades y su edad, pero no había figuras de autoridad designadas por un linaje.
Todos los cazadores recolectores están obligados a dedicar gran parte de su tiempo a la adquisición de alimentos. En cambio, cuando se producen y acumulan, una élite política puede hacerse con el control de los alimentos producidos por otros, atribuirse el derecho a fijar impuestos, escapar de la necesidad de alimentarse a sí misma y dedicar su tiempo a la política. Y como habrás intuido, estas sociedades organizadas están mejor preparadas para la guerra que una horda igualitaria de cazadores recolectores.
Los excedentes también pueden alimentar a los sacerdotes, que aportan una justificación religiosa a las guerras de conquista; a artesanos como los trabajadores metalúrgicos, que desarrollan espadas, armas de fuego y otras tecnologías. Todas estas ventajas van sumando.
EL PAPEL DE LOS ANIMALES Y GÉRMENES EN LA GUERRA
No podemos restar importancia tampoco al papel del caballo en las guerras de conquista. Desde su domesticación el caballo nos llevó de un lado a otro a gran velocidad y no tuvo competencia hasta la proliferación del ferrocarril en el siglo XIX. También marcó grandes diferencias en la guerra, como vimos en la victoria de Pizarro en el Nuevo Mundo. Y lo hizo hasta la introducción del camión y el tanque en la Primera Guerra Mundial. De eso hace sólo un siglo.
Idéntica importancia, o incluso mayor, tuvieron los gérmenes en las guerras de conquista. Hay virus y bacterias en todas partes, pero las sociedades densamente pobladas que convivían con multitud de animales domésticos eran un caldo de cultivo idóneo. Enfermedades infecciosas como la viruela, el sarampión y la gripe provienen de enfermedades de animales domésticos. Como ya te conté, la masacre perpetrada por los europeos en América tuvo mucho más que ver con el efecto de la viruela en cuerpos sin defensas que con los ruidosos arcabuces españoles.
En resumen, la domesticación de animales y plantas trajeron grandes cantidades de alimentos y, por tanto, densidades de población mucho más elevadas. Los excedentes alimentarios fueron un requisito previo para el desarrollo de sociedades sedentarias, políticamente centralizadas, socialmente estratificadas, económicamente complejas y tecnológicamente innovadoras. De ahí que la disponibilidad de plantas y animales domésticos explique, en última instancia, por qué los imperios, la alfabetización y las armas de acero se desarrollaron primero en Eurasia y después, o nunca, en otros continentes. Los usos militares del caballo y el camello y el poder mortífero de los gérmenes derivados de los animales completan la lista de los vínculos fundamentales entre la producción de alimentos y la conquista militar.
EL LUGAR DE NACIMIENTO DE LA AGRICULTURA
La producción de alimentos surgió de forma independiente en cinco lugares diferentes. Estos fueron el Creciente Fértil, China, Mesoamérica, los Andes y el este de Norteamérica. El resto de territorios que la desarrollaron, como Europa Occidental o el Valle del Indo, recibieron las semillas, los animales y el conocimiento de alguno de estos cinco puntos de origen. Evidentemente, los primeros tuvieron una ventaja frente al resto.
Mapa con las regiones que desarrollaron inicialmente la agricultura y la ganadería
Dado que estas áreas segundonas, como Europa Occidental o el valle del Indo eran aptas para la producción de alimentos, ¿por qué los pueblos que habitaban allí no se hicieron agricultores y ganaderos hasta que recibieron animales, semillas y conocimiento de fuera?
Otra pregunta importante que todo estudioso de la prehistoria se ha hecho alguna vez es: ¿por qué algunos cazadores recolectores adoptaron los cultivos y animales procedentes de otros territorios mientras que otros nunca dejaron su estilo de vida?
Lo que queda de esta segunda parte del resumen lo dedicaremos a dar algunas respuestas.
LA TRANSICIÓN HACIA LA AGRICULTURA Y LA GANADERÍA
A pesar de la indiscutible acumulación de riqueza que proporciona la producción de alimentos, esta no se tradujo en una mayor calidad de vida (más bien al contrario). Como hemos comentado ya, el excedente fue a parar a nuevas bocas que alimentar y la variedad de los alimentos se redujo. La dieta de un cazador recolector contiene docenas de frutos, raíces y animales, mientras que los primeros agricultores basaban su alimentación en unos pocos cultivos. Los estudios apuntan a que los productores de alimentos tenían peor salud, más caries y eran más enclenques que sus antepasados. También trabajaban más horas y en trabajos más monótonos que los de los cazadores-recolectores. Entonces, ¿por qué hicieron el cambio? Diamond no cree que fuese algo premeditado. Se trató de un proceso gradual y no dirigido.
El paso de los primeros pueblos de la caza y la recolección a la producción de alimentos no partió de una decisión consciente y tampoco ocurrió de la noche a la mañana. Incluso en las sociedades con transiciones más rápidas, llevó miles de años pasar de una total dependencia de alimentos silvestres a una dieta con muy pocos de dichos alimentos.
Hemos de considerar la producción de alimentos y la caza-recolección como estrategias de supervivencia que compiten entre sí. Lo que es una obviedad es que la primera ha ganado por goleada porque durante los últimos 10.000 años, la tendencia predominante ha sido la transición de la caza y la recolección a la producción alimentaria.
¿Qué causas llevaron a dejar atrás el modo de vida tradicional y adoptar la agricultura y la ganadería?
- Declive de los alimentos silvestres y la caza
- Mejor clima tras la última glaciación para las grandes extensiones de cereales
- Acumulación paulatina de tecnologías de producción de alimentos
- A mayor población mayor necesidad de producción de alimentos (no hay vuelta atrás)
- Los productores se hicieron con los territorios de los cazadores (eran más y estaban más preparados para el conflicto)
Con lo que sabemos, podemos responder a la cuestión de por qué algunos pueblos no se hicieron agrícolas o ganaderos. La respuesta es que no les compensaba porque todavía tenían buenas fuentes silvestres de alimentos; o bien, sus territorios no eran aptos para la mayoría de plantas y animales domésticos. También, por supuesto, tendrían dónde huir cuando las sociedades más avanzadas ocupaban sus territorios. Aunque es probable que algunas tribus estuvieran en lugares tan inaccesibles que nadie se molestó en intentar subyugarlas.
LA VENTAJA INICIAL DEL CRECIENTE FÉRTIL
Cuando domesticamos plantas seleccionamos las variantes más nutritivas, fáciles de plantar y recolectar; por lo que esas variantes perduran mientras que el resto desaparecen. Por ejemplo, la almendra silvestre es amarga, incluso venenosa. Pero algunas almendras tienen una mutación en un gen que elimina el amargor. Esa es la variante que los humanos empezaron a consumir y luego a plantar. Ese proceso de selección también es el responsable de que hoy tengamos mazorcas de maíz de 20 cm en vez de 2 cm y manzanas dulces y regordetas en vez de pequeñas y ácidas.
Los humanos empezaron domesticando el trigo y la cebada porque eran sencillos de plantar, su cosecha era relativamente cómoda y eran muy nutritivos. Con el tiempo domesticamos los higos y las aceitunas. Luego vinieron los árboles frutales… Pero la mayoría de las plantas nunca se domesticarán. Bien porque son muy pequeñas, tienen mal sabor, poco nutritivas o difíciles de cultivar.
De las 200.000 especies de plantas silvestres, sólo unas miles son consumidas por el ser humano, y sólo unos cientos de ellas han sido más o menos aclimatadas (domesticadas). De estos varios cientos de cultivos, la mayoría proporcionan suplementos menores a nuestra dieta y no habrían bastado por sí solos para sustentar el nacimiento de las civilizaciones. Sólo una docena de especies representan más del 80% del volumen anual del total de cultivos del mundo moderno.
Para transicionar de un sistema basado en la caza y la recolección a otro agrícola no es suficiente con aclimatar una sola especie. Hace falta un conjunto de plantas y animales que cubra nuestras necesidades nutricionales. Y eso es precisamente lo que tenía la zona del Creciente Fértil, el lugar de nacimiento de la agricultura. Esta es una extensa zona bañada por los ríos Tigris y Eúfrates que ocupaba los actuales territorios de Israel, Jordania, Líbano, Palestina, Siria, Irak, Kuwait y el sudeste de Turquía.
Región del Creciente Fértil
Esta fecunda región fue el escenario más antiguo de una cadena de avances decisivos para nuestra especie: las ciudades, la escritura, los imperios, en definitiva, de la civilización. Todas estas innovaciones surgieron gracias a densas poblaciones humanas, excedentes alimentarios y a la aparición de profesiones de especialistas que surgieron gracias a la producción de alimentos. La agricultura fue la primera de esas grandes innovaciones que apareció en el Creciente Fértil. Entender el poder de Occidente es, en gran medida, entender la ventaja inicial de las llanuras bañadas por el Tigris y el Eúfrates.
Los principales cultivos del Creciente Fértil (trigo y cebada) eran muy productivos en su forma silvestre, lo que facilitó que algunas poblaciones se asentaran en la zona antes de la domesticación. En contraste, los primeros cultivos de América no eran tan productivos ni nutritivos.
El Creciente Fértil tuvo otra ventaja decisiva: el número de animales domesticables era mucho mayor que en África, América y Australia. Los antepasados de la cabra, la oveja, el cerdo y la vaca vivían en la región y fueron domesticados muy pronto en la antigua Mesopotamia.
Gracias a la numerosa disponibilidad de mamíferos salvajes y plantas silvestres, los primeros pobladores del Creciente Fértil pudieron reunir rápidamente un paquete biológico (conjunto de alimentos domesticables) poderoso y equilibrado. Este paquete comprendía tres cereales, que eran las principales fuentes de hidratos de carbono, así como cuatro leguminosas con una alta proporción de proteínas. Además, se incluían cuatro animales domésticos como las principales fuentes de proteínas, complementados por el generoso contenido en proteínas del trigo. También se contaba con el lino, que servía como fuente de fibra y aceite.
Finalmente, miles de años después del comienzo de la domesticación de animales y la producción de alimentos, los animales también comenzaron a ser utilizados para obtener leche, lana, fuerza de trabajo y transporte. Así pues, los cultivos y los animales de los primeros agricultores de Oriente Próximo llegaron a satisfacer las necesidades económicas básicas de la humanidad: hidratos de carbono, proteínas, grasas, vestido, tracción y transporte.
LA DESVENTAJA DE MESOAMÉRICA
Mesoamérica
La situación en Mesoamérica ofrece un fuerte contraste: este territorio proporcionaba sólo dos animales domesticables (el pavo y el perro), cuya producción de carne era muy inferior a la de la vaca, la oveja, la cabra y el cerdo. Su planta estrella era el maíz, un cereal difícil de aclimatar y lento de desarrollar. La versión primitiva del maíz, llamada teosinte, no era más grande que el dedo meñique del pie. Por estos motivos se cree que la domesticación no comenzó en la región hasta aproximadamente 3.000 a.C. (mientras en el Creciente Fértil lo hizo entre 3.000 y 5.000 años antes).
Teosinte (la planta silvestre que dió lugar al maíz moderno)
LA TESIS DE LA INFLUENCIA CULTURAL
Frente a la tesis de Diamond de que el Creciente Fértil se desarrolló antes que otros lugares por su rica biodiversidad y su abundancia de plantas y animales domesticables, puedes pensar que algunos pueblos tuvieron las mismas condiciones pero no las aprovecharon por cuestiones culturales como los tabúes o por falta de conocimientos. Pero Diamond piensa que no; y lo argumenta.
Los estudios antropológicos indican que pueblos de cazadores-recolectores eran (y son) enciclopedias andantes de historia natural. Son capaces de nombrar más de mil especies vegetales y animales, y disponen de un conocimiento detallado de las características biológicas, la distribución y los usos posibles de esas especies.
En esta ocasión voy a dejar que sea el propio autor quien desarrolle:
“Nuestra conclusión amplia es que la gente puede reconocer las plantas útiles, que por tanto habría reconocido probablemente plantas locales mejores que fueran aptas para su aclimatación en caso de haber existido, y que no les impide hacerlo ningún conservadurismo cultural o tabú. Pero debe añadirse a esta frase una gran matización: «a largo plazo y en grandes áreas». Cualquier persona informada sobre las sociedades humanas puede citar innumerables ejemplos de sociedades que rechazaron cultivos, ganado y otras innovaciones que habrían sido productivas. Naturalmente, no suscribo la evidente falacia de que todas las sociedades adoptan sin demora todas las innovaciones que les serían útiles. Lo cierto es que, en continentes enteros y otras grandes zonas que albergan cientos de sociedades competidoras, algunas sociedades estarán más abiertas a la innovación y algunas otras serán más resistentes. Las que adoptan los nuevos cultivos, ganado o tecnologías pueden estar facultadas, por tanto, para alimentarse mejor y superar en número, desplazar, conquistar o exterminar a las sociedades que se resisten a la innovación.”
En resumen, el Creciente Fértil se anticipó a otros lugares como Mesoamérica, América del Norte o Papúa Nueva Guinea porque tenía un “pack biológico” más completo y diverso tanto de plantas como de animales.
LA VENTAJA DE LOS GRANDES HERBÍVOROS DOMESTICABLES
Los grandes mamíferos domésticos fueron decisivos para las sociedades humanas que los poseían. Además de carne rica en proteínas, proporcionaban productos lácteos, fertilizantes, transporte terrestre, cuero, vehículos de asalto militar, tiro para el arado y lana, además de gérmenes que mataron a pueblos que no habían estado expuestos previamente a estos animales.
Ya hemos hablado sobre el sorprendente bajo número de herbívoros grandes que son aptos para la domesticación. Sólo catorce fueron domesticados antes del siglo XX. Ahora vamos a profundizar en el tema.
De las catorce, sólo cinco se generalizaron y acabaron habitando todo el planeta. Estas «cinco grandes» son la vaca, la oveja, la cabra, el cerdo y el caballo. El reparto inicial de estas especies fue tremendamente desigual. En América del norte, Australia y África subsahariana no había ninguna. Mientras, Eurasia tiene el mayor número de especies de mamíferos grandes. La cabra, la oveja, el cerdo y la vaca fueron domesticadas muy pronto en el Creciente Fértil, posiblemente antes que cualquier otro animal a excepción del perro, en cualquier otro lugar del mundo.
El problema de África y Australia no fueron tabúes o limitaciones culturales, el problema es que sus mamíferos grandes fueron imposibles de domesticar. Pero, ¿a qué se debe que sólo 14 de los 148 grandes mamíferos han sido domesticados?
El motivo es que hace falta que se cumplan muchas condiciones: que no sea carnívoro, que crezca rápido, que se pueda reproducir en cautividad, que se deje llevar (gregario), que no sea peligroso y que sea tranquilo cuando se siente amenazado. Por lo tanto, el grupo de animales que cumplen todas estas condiciones se reduce a unos pocos.
LA VENTAJA DEL EJE ESTE – OESTE
Eurasia es un continente que se extiende principalmente de este a oeste. Por contra, América, y en menor medida, África, se extienden de norte a sur. Esto, como veremos, es otra de las llaves que abrió la prosperidad de Eurasia.
Una de las conclusiones más reveladoras del libro es que la orientación de los ejes influyó en los ritmos de difusión de los cultivos, la cría de animales y de las innovaciones. En concreto, la difusión de la producción de alimentos fue tan importante para explicar las diferentes velocidades de desarrollo en el mundo como lo fue el origen de la misma. Recuerda que la agricultura se inventó únicamente en cinco lugares, y desde ahí se propagó hacia el resto.
Los lugares situados geográficamente en la misma latitud comparten la duración de los días y sus variaciones estacionales. También tienden a sufrir enfermedades similares y a tener un clima parecido, lo que conlleva que sus ecosistemas sean casi idénticos. Por ejemplo, Italia meridional, el norte de Irán y Japón, situados todos casi a la misma latitud pero separados sucesivamente por 6500 km al este u oeste de cada uno, se parecen más entre sí por el clima que cada uno a zonas situadas a tan sólo 1500 km al sur.
Mapa de zonas climáticas
Las plantas están programadas genéticamente por selección natural para desarrollarse en el régimen estacional bajo el que evolucionaron sus antepasados. Esos regímenes varían considerablemente con la latitud. De ello, se deduce que la propagación de cultivo de norte a sur es mucho más lenta que de este a oeste, ya que las plantas deben evolucionar para adaptarse al nuevo clima y las nuevas condiciones de luz. Pero en la difusión no sólo importa la latitud; las barreras geográficas también. Grandes desiertos como el Sahara, barreras montañosas como los himalayas e istmos como el de Panamá dificultan notablemente la propagación de los cultivos entre regiones relativamente cercanas.
Las diferencias continentales de orientación de ejes también afectaron a la difusión de tecnologías e inventos. Por ejemplo, alrededor de 3000 a.C. la invención de la rueda en el suroeste de Asia se expandió hacia el oeste y hacia el este a través de gran parte de Eurasia en unos pocos siglos. Sin embargo, el invento de la rueda en el México prehistórico nunca llegó a expandirse hacia el sur a los Andes.
La difusión más veloz de la agricultura eurasiática, en comparación con la de las agriculturas de la América indígena y del África subsahariana, desempeñó un papel (como se explicará en la parte tres del resumen) en la difusión más rápida de escrituras, metalurgias e imperios eurasiáticos.
50 libros para comprender el mundo
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PARTE 3 – DE LOS ALIMENTOS A LAS ARMAS, LOS GÉRMENES Y EL ACERO
GÉRMENES, LOS ASESINOS SILENCIOSOS
Los agricultores se impusieron a los cazadores, no por su fuerza o habilidad individual, sino por la fuerza del número. Y esto ocurrió gracias a la mayor productividad por hectárea de la agricultura que hizo aumentar radicalmente la población y la densidad de las sociedades agrícolas y ganaderas.
Los principales asesinos de nuestra historia reciente: la viruela, la gripe, la tuberculosis, la malaria, la peste, el sarampión y el cólera, son enfermedades contagiosas que evolucionaron a partir de enfermedades de los animales. Estos asesinos invisibles no fueron un problema hasta que adoptamos la ganadería. Pero una vez que empezamos a convivir con los animales en poblados apretados, las enfermedades epidémicas comenzaron a prosperar.
La coevolución entre los humanos y los microbios causantes de estas enfermedades hizo que los euroasiáticos desarrollaran ciertas defensas contra enfermedades como la gripe y la viruela. Ahora bien, antes de que Colón, Pizarro y compañía viajaran al Nuevo Mundo con sus hombres, los indígenas americanos nunca habían estado expuestos a esos gérmenes, por lo que su sistema inmune no estaba preparado y cayeron como chinches.
La tasa de mortalidad por estas enfermedades entre los indígenas americanos osciló entre el 50% y el 100%. Por ejemplo, la población india de la isla La Española descendió desde unos 8 millones, en la época de la llegada de Colón en 1492, a cero en 1535.
Niño con viruela
Niño con sífilis (antes de que se inventara la penicilina).
Los agricultores sedentarios acaban rodeados no sólo de sus heces sino también de roedores que transmitían enfermedades y que se sentían atraídos por los alimentos almacenados en los poblados.
Pero si el nacimiento de la agricultura fue un filón para los microbios, el nacimiento de las ciudades lo fue más, ya que con el hacinamiento empeoró la salubridad. No fue hasta comienzos del siglo XX cuando las poblaciones urbanas de Europa fueron autosuficientes; antes de esas fechas era necesaria la emigración constante de campesinos del campo para compensar las muertes causadas por las epidemias de las ciudades. Otro filón para los gérmenes fue el desarrollo de rutas comerciales mundiales, que en la época romana unían Europa, Asia y el norte de África.
Rutas comerciales de la época del imperio romano
Es indudable que los europeos desarrollaron una gran ventaja en armas, tecnología y organización política sobre la mayoría de los pueblos no europeos a los que conquistaron. Pero esa ventaja por sí sola no explica cómo en un principio tan pocos inmigrantes europeos llegaron a sustituir a tan grandes proporciones de la población autóctona de América y algunas otras partes del mundo. Semejante sustitución no podría haber sucedido sin el siniestro regalo de Europa a otros continentes: los gérmenes que prosperaron al albor de la prolongada intimidad entre los pobladores de Eurasia y sus animales domésticos.
LA INVENCIÓN DE LA ESCRITURA
La escritura proporciona un gran poder porque facilita el almacenamiento y la transmisión del conocimiento. Pocos pueblos desarrollaron la escritura. Ni Australia, ni África subecuatorial ni la mayor parte de América lo hizo.
Los primeros sistemas de escritura eran muy rudimentarios. Cada símbolo representaba un significado limitando drásticamente la riqueza de la información que se podía transmitir. La innovación decisiva en la escritura fue la creación de símbolos que representaban sonidos hablados, en vez de representar únicamente ideas. Este era el caso de los famosos jeroglíficos egipcios.
Jeroglífico egipcio
El paso más importante de la historia de la escritura fue la introducción de la representación fonética por parte de los sumerios. Cuando quieres representar un concepto, es difícil hacerlo con un dibujo, ya que el concepto es etéreo. Los sumerios resolvieron el problema utilizando un símbolo que representaba a un objeto real y que se pronunciaba igual que el concepto. Con un ejemplo lo entenderemos mejor. En sumerio flecha y vida se pronuncian “ti”. Así, para representar el concepto de vida los sumerios usaban el símbolo de la flecha con un signo mudo llamado determinativo que servía para diferenciarlo del objeto flecha.
Símbolo para vida en sumerio
Con las posibles excepciones de las escrituras egipcia, china y la de la isla de Pascua, todos los demás sistemas de escritura parecen descendientes de la escritura sumeria o mesoamericana antigua. Una razón de que hubiera tan pocos orígenes independientes de la escritura es la gran dificultad que entraña su invención. La otra razón es que la escritura sumeria o la mesoamericana antigua y sus derivados se adelantaron a otras oportunidades de invención independiente.
Que una sociedad desarrollara la escritura dependía de dos cuestiones: que le resultase útil y que pudiera mantener a escribas especializados. Muchas sociedades humanas cumplían estos requisitos (por ejemplo la India, Creta o Etiopía), pero, los sumerios y los primitivos mexicanos fueron los primeros en desarrollarla. Y una vez inventada, la escritura se difundió rápidamente a otras sociedades, antes de que pasara el tiempo suficiente para que la desarrollaran por sí mismos.
La escritura sólo surgió independientemente en el Creciente Fértil, México, y probablemente China, precisamente porque éstas fueron las primeras zonas donde surgió la producción de alimentos. Una vez inventada la escritura en esos lugares, se difundió, mediante el comercio, la conquista y la religión, a otras sociedades que tenían economías y organizaciones políticas semejantes.
NO FUE UN PUÑADO DE GRANDES HOMBRES
Dado que fueron los primeros en inventar la escritura y otras tecnologías podríamos llegar a pensar que la ventaja histórica de los euroasiáticos podría deberse a que son más inteligentes que otras sociedades. Pero ya dijimos al principio del resumen que esto no es así. ¿Qué otras teorías alternativas hay que expliquen los hechos?
Una muy famosa y con apoyos es la de los grandes hombres. Dice que la historia nos ha dotado de un puñado de mentes brillantes que cambiaron las cosas: Thomas Edison, los hermanos Wright, James Watt, Johannes Gutenberg. Otra posibilidad es que no fuera tan importante la aparición de estas mentes extraordinarias como la apertura a la innovación de los estados que los vieron nacer.
Sin embargo Diamond se separa un poco de dichas tesis. Según él, la mayoría de inventos fueron el fruto de personas inquietas enredando sin ningún plan ni objetivo concreto. Una vez paridas, estas creaciones buscaban una utilidad, y no al revés. Es decir, que sus creadores no sabían de antemano a dónde llegaría su invento ni cómo sería utilizado. La mayor parte de los avances tecnológicos de los tiempos modernos siguieron este patrón; desde el aeroplano y el automóvil, pasando por el motor de combustión interna y la bombilla eléctrica, al fonógrafo y el transistor.
Por ejemplo, el vehículo de motor es una tecnología cuyas aplicaciones hoy nos parecen obvias. Sin embargo, cuando fue inventado, no había demanda para él. Cuando Nikolaus Otto construyó su primer motor de combustión interna en 1866, los caballos habían satisfecho las necesidades de transporte desde hacía casi 6000 años. Como complemento, hacía décadas que venían mejorando los ferrocarriles con tracción a vapor. Vamos, que no había escasez de caballos ni la gente estaba descontenta con los ferrocarriles. La máquina de Otto era insegura, pesada y demasiado grande, así que no tenía ninguna ventaja sobre los caballos. Hubo que esperar veinte años para que los motores mejoraran los suficiente para que Gottfried Daimler pudiera instalar uno en una bicicleta, creando así el primer motociclo. En 1905, los vehículos de motor todavía eran juguetes poco fiables y caros reservados a los ricos. No fue hasta la primera guerra mundial cuando los militares llegaron a la conclusión de que necesitaban camiones. Los carruajes de caballos fueron sustituyéndose poco a poco a lo largo de las primeras décadas del siglo XX en las ciudades de países industrializados.
Primeros coches en la ciudad de Nueva York
Otro indicio que contradice la teoría de los grandes genios es que cuando indagamos en la historia de la invenciones como la máquina de vapor, caemos en la cuenta de que, lejos de ser obras singulares de una mente brillante, son el resultado de docenas de pequeñas innovaciones previas que inspiran y ayudan al creador que da nombre al invento. James Watt concibió la idea de su propia máquina de vapor en 1763 mientras procedía a reparar un modelo de la máquina de vapor de Newcomen, inventada 57 años antes. A su vez, la máquina de Newcomen siguió a la que el inglés Thomas Savery había patentado en 1698, que vino después de la diseñada por el francés Denis Papin hacia 1680. Ésta tuvo precursores en las ideas del científico holandés Christiaan Huygens y otros. Todos los inventos modernos adecuadamente documentados pueden relacionarse con historias parecidas.
¿El panorama mundial habría cambiado mucho si esos grandes genios no hubiesen existido? Según Diamond la respuesta es un rotundo no. Todos los inventores famosos reconocidos han tenido predecesores y sucesores capacitados que han ido introduciendo sus propias innovaciones. En palabras llanas, si no hubiese sido uno, habría sido otro.
La conclusión es que la tecnología se desarrolla por acumulación más que por actos heróicos aislados, y encuentra la mayoría de sus aplicaciones después de haber sido inventada, en vez de haber sido inventada para una necesidad prevista.
EL VIAJE DE LAS TECNOLOGÍAS
Exploremos ahora otra pregunta pertinente en este punto del resumen: ¿qué hace que sociedades en zonas geográficas similares tengan ritmos de innovación diferentes? Resumiendo mucho, las razones son las siguientes:
La esperanza de vida larga ha permitido a los inventores acumular conocimientos técnicos con paciencia y seguridad. La economía, la protección de derechos de propiedad, las oportunidades de formación técnica y las actitudes ideológicas también han desempeñado un papel importante en el impulso o la restricción de la innovación. Además, la guerra, la administración centralizada, el clima y los recursos ambientales han influido para bien o para mal en el desarrollo tecnológico. La combinación única de estos factores en cada sociedad ha moldeado su trayectoria tecnológica a lo largo de los siglos.
Para disfrutar de una innovación, no es necesario contar con un entorno propicio y un puñado de mentes brillantes. Las ideas, al igual que los cultivos, no suelen ser de invención local, sino que son tomadas de otras sociedades. Siempre que un invento útil arraiga en una sociedad, tiende luego a propagarse. Lo hace de dos modos:
El primero es el pacífico. Las sociedades cercanas se enteran de la existencia del invento y lo adquieren para disfrutar de sus beneficios.
El segundo modo es la absorción. En unas pocas ocasiones, las innovaciones dan ventajas determinantes a las sociedades que las desarrollan por primera vez. No pocas veces utilizan sus nuevas ventajas para conquistar o someter a sus vecinos.
La historia de la tecnología es un proceso autocatalítico contínuo. Es decir, un proceso que gana velocidad con el tiempo, ya que se impulsa a sí mismo (recuerda los bucles de retroalimentación positiva de los que nos hablaba Meadows y Carroll). La razón principal por la que ocurre esto es que los nuevos avances se construyen sobre la resolución previa de problemas más simples.
La imprenta necesitó de la tinta, la metalurgia, el papel y los tipos móviles para inventarse
En esta larga historia de desarrollo tecnológico exponencial hay dos hitos que destacan sobre el resto:
El primero tuvo lugar hace entre 100.000 y 50.000 años. Se cree que en ese periodo tuvo lugar un cambio en nuestros cerebros que nos permitió usar un lenguaje articulado y desarrollar el pensamiento abstracto y simbólico. Algunos historiadores le llaman a este momento La Revolución Cognitiva. Los frutos de esta revolución fueron las herramientas de hueso, los útiles de piedra para usos concretos y los útiles mixtos.
El segundo salto tuvo lugar los primeros milenios posteriores al 13.000 AC. Las pequeñas sociedades prehistóricas empezaron a establecerse permanentemente; primero en pueblos y luego en ciudades. Para ello, la mayoría fueron adoptando la producción de alimentos agrarios y/o ganaderos.
La vida sedentaria de agricultores y ganaderos fue decisiva para la historia de la tecnología porque permitía que la gente dejase de vagar de aquí para allá y acumulase posesiones y excedentes alimentarios. La producción de alimentos fue un requisito previo para la aparición de nuevos profesionales, individuos que no necesitaban plantar su propio trigo ni criar sus ovejas. Esto les liberó para dedicarse a otros menesteres como pensar, planificar, inventar, construir, rezar, etc.
Como ya habrás deducido, la tecnología se desarrolla con mayor rapidez en extensas regiones productivas con grandes densidades de población humana donde proliferan las mentes ociosas que pueden dedicar su tiempo a crear.
Con lo que sabemos, podemos entender mejor por qué la tecnología se desarrolló a gran velocidad en el continente Euroasiático y no tanto en los demás. La orientación este-oeste y la ausencia de grandes barreras geográficas facilitó el viaje de las ideas. Lo cierto es que no es tan importante quién innova sino lo rápido que viajan esas innovaciones. La gran densidad de población del Creciente Fértil propiciada por una temprana producción de alimentos fue la mezcla de ingredientes perfecta para la especialización y la innovación. Estas nuevas ideas viajaron sin demora por gran parte del continente.
DISTINTOS NIVELES DE ORGANIZACIÓN POLÍTICA
Hace cinco siglos, menos del 20% de la superficie de la Tierra estaba delimitada por fronteras de Estados burocráticos regidos por leyes. Hoy en día, todo el planeta a excepción de la Antártida está dividido de ese modo. A la vista de los hechos, la combinación de grandes estados y religión ha resultado ser muy exitosa. Junto con los gérmenes y los avances técnicos son dos de las causas próximas de la superioridad histórica de Occidente. ¿Cómo surgieron los grandes estados y las religiones?
HORDAS
Hasta hace 11.000 años, los seres humanos vivían mayoritariamente en hordas (también llamadas bandas) de entre 5 y 80 personas. Las hordas suelen ser nómadas, no tienen jerarquías fuertes ni especialización del trabajo (más allá de la otorgada por el sexo y la edad), son fundamentalmente igualitarias, y en ellas no hay instituciones formales, leyes, ni contratos.
Los pueblos que aún viven en bandas lo hacen porque viven en territorios donde no hay suficientes recursos naturales para sustentar a una población más numerosa. Además, probablemente no tengan acceso a suficientes plantas y animales domesticables para aumentar su producción de comida.
TRIBUS
El siguiente nivel de organización es la tribu, que supera los 100 miembros. Algunas incluso los 1000. La organización tribal surgió hace unos 13.000 años en el Creciente Fértil. Para conseguir semejante agrupación de personas hizo falta la producción de alimentos o, al menos, un territorio especialmente rico en recursos. El cambio del clima tras la última glaciación y el desarrollo de tecnologías, junto con la disponibilidad de buenos cereales como el trigo y la cebada, es lo que impulsó las primeras tribus en Oriente Próximo.
Como las hordas, las tribus carecen de burocracia, fuerza policial e impuestos. Su economía se basa en intercambios recíprocos entre individuos o familias, en vez de en la redistribución de los tributos pagados a una autoridad central. La especialización económica es muy limitada: faltan especialistas artesanos a tiempo completo, y todos los adultos sanos (incluido el líder, llamado “hombre grande”) participan en el cultivo, la recolección y la caza.
Las tribus tienen un sistema de gobierno informal y hasta cierto punto igualitario. La toma de decisiones es comunitaria. El llamado “hombre grande” no obtiene el título por herencia ni por designación divina, se lo debe a sus capacidades, y no impone, sino que debe buscar la colaboración con el resto de la tribu. Un forastero recién llegado a una tribu sería incapaz de adivinar quién es el hombre grande: vive en el mismo tipo de cabaña, viste la misma indumentaria y los mismos adornos que todos los demás. Dado que la tribu carece, pues, de especialistas económicos, carece también de esclavos, porque no hay empleos especializados de baja categoría para que los desempeñen los esclavos.
JEFATURAS
En el siguiente escalafón de las agrupaciones humanas está la jefatura. En la tribu prácticamente todo el mundo se conoce y muchos son parientes y amigos. Pero cuando la población supera las miles de personas (incluso las decenas de miles), muchos empiezan a ser desconocidos y se requiere algún tipo de organización que evite los conflictos que en las hordas y tribus se resuelven hablando entre familias.
Con el nacimiento de las jefaturas, hace unos 7500 años, la gente tuvo que aprender, por primera vez en la historia, cómo encontrarse con extraños cada día sin intentar matarlos. La solución de este problema consistía en parte en que una persona, el jefe, ejerciera el monopolio de la fuerza. A diferencia del Hombre Grande de la tribu, el jefe ocupaba un cargo reconocido, que se ocupaba por derecho hereditario. En vez de la anarquía descentralizada de la asamblea de aldea, el jefe era una autoridad centralizada permanente, tomaba todas las decisiones importantes y tenía el monopolio sobre información decisiva (como qué jefe vecino era especialmente amenazador, o qué cosecha habían supuestamente prometido los dioses).
A diferencia de los hombres grandes, los jefes podían ser reconocidos a distancia por rasgos distintivos visibles, como un gran abanico en la espalda en la isla de Rennell, en el Pacífico suroccidental. Cuando un ciudadano se encontraba con un jefe, estaba obligado a realizar señales rituales de respeto, como (en Hawai) postrarse. Las órdenes del jefe podían ser transmitidas a través de uno o dos niveles de burócratas. Sin embargo, a diferencia de los burócratas del Estado, los de la jefatura cumplían funciones generalistas en vez de especializadas. En el Hawai polinesio, los mismos burócratas recaudaban tributos y supervisaban el regadío, y organizaban las peonadas para el jefe, mientras que las sociedades estatales disponen de recaudadores de impuestos, gerentes de distrito de aguas y consejos de reclutamiento por separado.
Mientras que en las tribus los diferentes linajes y clanes tienen el mismo poder, en la jefatura, el linaje del jefe se alza sobre los demás. Las jefaturas sí tienen esclavos porque los burócratas necesitan muchas personas a su cargo y usualmente las consiguen capturándolas en incursiones.
Las jefaturas empiezan a usar la redistribución. Esto significa que los burócratas recolectan la cosecha y luego la distribuyen entre su pueblo. Cuando una parte de estos recursos empiezan a ser consumidos por los propios burócratas, aparecen los impuestos. Los jefes no sólo exigen bienes, también exigen trabajos comunales para obras públicas como canales y tumbas.
En este punto, debería quedar claro que las jefaturas presentan el dilema central en todas las sociedades que no son igualitarias ni descentralizadas. En el mejor de los casos, pueden ser beneficiosas, ya que proporcionan servicios costosos que serían difíciles de obtener individualmente. En el peor, operan como cleptocracias, transfiriendo la riqueza de las clases bajas a las élites. La distinción entre un cleptócrata y un líder sabio, entre un ladrón y un benefactor público, es principalmente de grado: se reduce a cuánto del tributo recolectado de los productores queda en manos de la élite y cuánto los ciudadanos comunes valoran los usos públicos a los que se dirigen los impuestos redistribuidos.
Hagamos un breve paréntesis aquí, porque el nacimiento de las jefaturas nos expone a una cuestión clave en la historia de la civilización: ¿qué debe hacer una élite para conseguir el apoyo popular al tiempo que sigue manteniendo una forma de vida más cómoda que el pueblo llano? Los cleptócratas de todas las épocas han recurrido a una mezcla de cuatro soluciones:
1. Desarmar al pueblo y armar a la élite. Esto es mucho más fácil en nuestros días de armamento de alta tecnología que en épocas antiguas de lanzas y palos que podían hacerse fácilmente en casa.
2. Hacer felices a las masas mediante redistribución de gran parte de los tributos recibidos, de maneras populares. Éste principio fue tan válido para los jefes hawaianos como lo es para los políticos estadounidenses de nuestros días.
3. Utilizar el monopolio de la fuerza para promover la felicidad, manteniendo el orden público y reprimiendo la violencia. Se trata potencialmente de una ventaja grande y subestimada de las sociedades centralizadas sobre las no centralizadas. La última fórmula de los tecnócratas para conseguir el apoyo público consiste en construir una ideología o religión que justifiquen la cleptocracia.
4. Construir una ideología o religión que justifiquen la cleptocracia. Las hordas y las tribus tenían ya creencias sobrenaturales, del mismo modo que las religiones establecidas modernas. Pero las creencias sobrenaturales de las hordas y las tribus no servían para justificar la transferencia de la riqueza ni mantener la paz entre individuos no relacionados. Cuando las creencias sobrenaturales obtuvieron esas funciones y se institucionalizaron, se transformaron en lo que llamamos una religión.
Las jefaturas, de manera distintiva, desarrollan una ideología que sirve como base para una religión establecida, la cual respalda la autoridad del jefe. El jefe puede desempeñar roles duales como líder político y sacerdote en una sola figura, o bien respaldar a un grupo separado de cleptócratas (es decir, sacerdotes) que tienen la tarea de proporcionar una justificación ideológica para las acciones de los jefes. Como resultado, una parte significativa de los tributos recolectados se destina a la construcción de templos y otras estructuras públicas. Estas obras funcionan como centros para la religión oficial y como símbolos visibles del poder detentado por el jefe.
Además de justificar la transferencia de riqueza a los cleptócratas, la religión institucionalizada reporta otros dos importantes beneficios a las sociedades centralizadas:
En primer lugar, la ideología o religión compartida ayuda a resolver el problema de cómo han de vivir juntos los individuos no emparentados sin matarse unos a otros, proporcionándoles un vínculo no basado en el parentesco.
En segundo lugar, da a la gente una motivación, distinta del interés genético, para sacrificar su vida en nombre de otros. A costa de algunos miembros de la sociedad que mueren en la batalla, la sociedad en su conjunto se hace mucho más eficaz para conquistar otras sociedades o resistir a los ataques.
ESTADOS
Los estados surgieron hacia 3700 a.C. en Mesopotamia, hacia 300 a.C. en Mesoamérica, hace más de 2000 años en los Andes, China y el sureste de Asia y hace más de 1000 años en África occidental. En la época moderna, la formación de estados a partir de jefaturas ha sido la tendencia habitual.
Los primeros estados tenían un líder hereditario con un título equivalente al de rey, como un jefe supremo, ejerciendo el monopolio de la información, la toma de decisiones y el poder. Incluso en las democracias de nuestros días, los conocimientos estratégicos sólo son accesibles a un número reducido de individuos.
La especialización económica es más extrema, hasta el punto de que hoy en día ni siquiera los agricultores pueden ser autosuficientes. De ahí que los efectos sobre la sociedad sean catastróficos cuando el gobierno del Estado se desmorona, como sucedió en Gran Bretaña al desaparecer los soldados, los administradores y la acuñación de moneda de los romanos entre 407 y 411. Los primeros estados de Mesopotamia ya ejercían un control centralizado sobre sus economías. Sus alimentos eran producidos por cuatro grupos especializados (productores de cereales, ganaderos, pescadores y hortelanos), de cada uno de los cuales el Estado tomaba la producción y a cada uno de los cuales entregaba los suministros, herramientas y alimentos necesarios distintos del tipo de alimento que ese grupo producía.
Muchos de los primeros estados, quizá la mayoría, adoptaron la esclavitud en una escala muy superior que las jefaturas. Esto no se debió a que las jefaturas mostrasen una disposición más bondadosa hacia los enemigos derrotados, sino a que la mayor especialización económica de los estados, con más producción en masa y más obras públicas, exigía más necesidad de mano de obra esclava.
Los estados se diferenciaron de las jefaturas de varias formas. La fundamental es que se organizan de acuerdo con líneas políticas y territoriales, no según las líneas de parentesco que definían a las hordas, las tribus y las jefaturas sencillas. Por otra parte, las hordas y las tribus están formadas por un solo grupo étnico y lingüístico (la mayoría de las jefaturas también). Los estados, por contra, suelen ser multiétnicos. En la elección de los burócratas se tiene en cuenta la capacidad y la formación además del parentesco. La complejidad aumenta y el reto de la gestión debe ir acompañado de habilidades acordes al mismo.
Además de contar con armas y números superiores, las jefaturas y los estados tienen otras dos ventajas en la guerra. En primer lugar, la toma de decisiones centralizada permite concentrar tropas y recursos de manera eficiente. En segundo lugar, el fuerte sentido patriótico y las religiones oficiales presentes en muchos estados motivan a sus soldados a luchar con determinación. Esta mentalidad arraigada en los ciudadanos de los estados modernos, a través de instituciones como escuelas, iglesias y gobiernos, a menudo nos hace olvidar que representa un cambio radical en comparación con la historia humana previa. En las conversaciones que Diamond compartía con sus amigos de Nueva Guinea, no había el menor atisbo de patriotismo tribal. En cambio, las incursiones se iniciaban mediante emboscadas o contando con una fuerza superior, a fin de reducir al mínimo el riesgo de que alguien pudiera morir por su aldea.
La actitud de Yali y sus semejantes, les pone en clara desventaja frente a las sociedades estatales con soldados fanáticos dispuestos a morir por su patria y su dios. Personalmente creo que los estados y las religiones no han hecho más que explotar el instinto humano de defender a toda costa a su tribu. Lo que han conseguido los grandes estados es hacer sentir a la gente que el Estado es su tribu.
FUSIONES Y CONQUISTA
¿Cómo evolucionaron las sociedades pequeñas, no centralizadas y basadas en el parentesco, hasta convertirse en grandes sociedades centralizadas en las que la mayoría de los miembros no están estrictamente emparentados entre sí?
Las unidades más pequeñas no abandonan voluntariamente su soberanía y se fusionan en unidades mayores, lo hacen únicamente cuando son conquistadas o subyugadas.
Diamond nos lanza al vuelo otra de sus preguntas clave: ¿cómo podemos saber que la organización de la horda o de la tribu no funciona para las sociedades formadas por cientos de miles de personas?
Como hemos dicho antes, una de las funciones de las jefaturas y estados es el mantenimiento del orden y la paz a través del monopolio de la fuerza. Sin ese poder coactivo centralizado los conflictos empiezan a proliferar. Además, cuando la población crece, los sistemas de gobierno informales empiezan a hacer aguas y se vuelven poco eficaces. Los estados solucionan esto mediante la centralización del poder y la creación de grandes burocracias. Pero la centralización del poder abre la puerta a los parásitos que buscan satisfacer sus propias necesidades usando dicho poder.
Las guerras, o las amenazas de guerra, han desempeñado un papel fundamental en las fusiones de todas las sociedades. Las guerras, incluso entre simples hordas, han sido un hecho constante de la historia humana. ¿Por qué, entonces, no hubo conquistas y fusiones hasta hace 13.000 años?
La respuesta es que la suerte de los pueblos derrotados depende de la densidad de población, con tres posibles resultados.
Cuando las densidades de población son muy bajas, como suele suceder en las regiones ocupadas por hordas de cazadores-recolectores, los supervivientes de un grupo derrotado sólo tienen que alejarse. Éste tiende a ser el resultado de las guerras entre hordas nómadas de Nueva Guinea y la Amazonia.
Cuando las densidades de población son moderadas, como las regiones ocupadas por tribus productoras de alimentos, no quedan muchos territorios a los que huir. Pero las sociedades tribales no tienen empleo alguno para los esclavos ni producen excedentes alimentarios grandes como para producir muchos tributos. De ahí que los vencedores no tengan uso alguno para los supervivientes de una tribu derrotada. Los hombres derrotados son asesinados y su territorio puede ser ocupado por los vencedores.
Cuando la densidad de población es elevada, como en las regiones ocupadas por estados o jefaturas, los derrotados tampoco tienen un lugar a donde huir, pero los vencedores tienen ahora una opción para aprovecharlos al tiempo que los dejan vivos. Dado que las jefaturas y las sociedades estatales tienen especialización económica, los derrotados pueden ser utilizados como esclavos, como solía suceder en los tiempos bíblicos.
Alternativamente, dado que muchas de estas sociedades disponen de sistemas intensivos de producción de alimentos, capaces de producir grandes excedentes, los vencedores pueden dejar vivos a los derrotados pero privarlos de autonomía política, obligándoles a pagar tributos regularmente. Éste ha sido el resultado habitual de las batallas asociadas a la fundación de estados o imperios durante toda la historia escrita.
***
El libro tiene una cuarta parte, pero no voy a entrar a resumirla porque no hay nuevo contenido en ella. Lo que hace Diamond en la última parte del libro es ilustrar con todo tipo de ejemplos la tesis que ha desarrollado durante las tres primeras.
EPÍLOGO
RESPONDIENDO A YALI
En el epílogo el autor se lanza a responder la pregunta de su amigo Yali:
“Yo le diría a Yali: las asombrosas diferencias entre la historia a largo plazo de los pueblos de los distintos continentes no se han debido a diferencias innatas entre los propios pueblos, sino a diferencias en sus respectivos medios. Supongo que si las poblaciones de la Australia aborigen y de Eurasia pudieran haberse intercambiado durante el Pleistoceno tardío, los aborígenes australianos serían quienes hoy ocupasen la mayor parte de América y Australia, además de Eurasia, mientras que serían los eurasiáticos originarios quienes habrían de verse reducidos ahora a fragmentos de población oprimidos en Australia.”
Las diferencias entre Eurasia y Australia tienen que ver, en primera instancia, con la disponibilidad de animales y plantas domesticables. La primera tuvo abundancia y, la segunda no. La producción de alimentos temprana permitió a Eurasia acumular excedentes y aumentar de población; lo que facilitó que cada vez más personas pudiesen dedicarse a tareas no relacionadas con la mera supervivencia. Los artesanos crearon mejores armas, los burócratas organizaron mejor los recursos y dirigieron la construcción de grandes obras, los sacerdotes dieron a las masas una razón para no matarse y para unirse contra otros pueblos, etc.
La gran cantidad de sociedades y culturas de Eurasia, unido a su orientación este-oeste facilitó que semillas, animales, ideas, inventos y comercio proliferasen y viajaran con facilidad; algo mucho más difícil en el Nuevo Mundo o en África por sus circunstancias geográficas y su menor población. El roce constante con el ganado hizo proliferar enfermedades epidémicas que resultaron ser letales en otros continentes, cuyos habitantes no tenían un sistema inmune preparado.
Todos estos factores fueron clave para que Asia y sobre todo Europa, colonizaran el mundo entero y llegasen a la Edad Moderna con una ventaja considerable sobre África, América y Australia.
POR QUÉ EUROPA GANÓ LA PARTIDA
En esta última parte del libro, el autor intenta dar una breve explicación de por qué Europa Occidental y no Oriente Medio o China, terminaron haciéndose con el poder en la Era Moderna. Y es que, tras la caída del Imperio Romano, Europa fue superada por las sociedades islámicas y los chinos en casi todos los ámbitos. No fue hasta superada la Edad Media que Europa retomó el liderazgo del globo.
Según Diamond, el Creciente Fértil perdió su ventaja inicial cuando el resto de regiones dispusieron de los mismos cultivos y animales. El Creciente Fértil y el Mediterráneo Oriental, antaño un vergel, se fueron deteriorando y desertificando por la tala masiva, el exceso de pastoreo y las bajas precipitaciones. ¿Y por qué Europa Occidental no sufrió la misma suerte? Dejo que Diamond lo explique:
“Europa septentrional y occidental evitaron esta suerte, no porque sus habitantes fuesen más inteligentes sino porque tuvieron la buena suerte de vivir en un entorno mucho más sólido, con un nivel de precipitaciones muy superior, en el que la vegetación vuelve a crecer rápidamente. Gran parte de Europa septentrional y occidental puede seguir albergando una agricultura intensiva y productiva en nuestros días, 7000 años después de la llegada de la producción de alimentos.”
Pero, ¿qué es lo que pasó con China?
China era la mayor potencia del mundo en 1450 pero uno de sus mayores puntos fuertes se convirtió en su mayor punto débil. En esa época, Europa Occidental era un crisol de pequeños estados que se creaban y desaparecían continuamente, cada uno con su propia idiosincrasia. En el lado opuesto, China era un estado gigantesco firmemente centralizado. Esto que puede parecer una ventaja, no lo es siempre. Por ejemplo, Colón tocó las puertas de varios reyes europeos para patrocinar su viaje. Varias veces le cerraron la puerta en las narices, pero tenía alternativas y al fin tuvo éxito. Un supuesto Colón chino sólo habría tenido una puerta a la que llamar. En palabras de Diamond:
“La corte china decidía de vez en cuando poner fin a otras actividades, además de a la navegación ultramarina: abandonó el desarrollo de una compleja máquina de hilar propulsada por agua, retrocedió cuando estaba al borde de una revolución industrial en el siglo XIV, demolió o prácticamente abolió los relojes mecánicos después de estar a la cabeza del mundo en fabricación de relojes, y abandonó los ingenios mecánicos y la tecnología en general a partir de finales del siglo XV. Estos efectos potencialmente perjudiciales de la unidad han estallado de nuevo en la China moderna, especialmente durante la locura de la Revolución Cultural de los decenios de 1960 y 1970, cuando una decisión de uno o unos cuantos dirigentes cerraron todos los sistemas escolares del país durante cinco años.”
Esta comparativa entre la diversa Europa y la centralizada China, ilustra la antifragilidad de la primera y la fragilidad de la segunda. Ya lo decía Taleb en Antifrágil cuando hablaba de las bondades del sistema político Suizo. Al haber más diversidad, se prueban más cosas y aquello que funciona acaba siendo adoptado por el resto. Sin embargo, si sólo tienes una bala y fallas…
LA HISTORIA COMO CIENCIA
En este monumental libro, Jared Diamond trata a la Historia, no sólo como una narradora rigurosa de eventos clave a lo largo del tiempo, sino como una ciencia que extrae principios generales de patrones históricos.
Aunque las ciencias históricas comparten características con las ciencias naturales tienen desafíos particulares debido a la naturaleza única y compleja de los eventos históricos. Veamos algunas de las diferencias:
En las ciencias naturales, como la física y la química, el método principal es el experimento de laboratorio, donde se manipulan variables y se obtienen datos cuantitativos. Sin embargo, en las ciencias históricas, los experimentos de laboratorio no suelen ser una opción, lo que requiere la utilización de métodos como la observación, la comparación y los experimentos naturales.
Las ciencias históricas se centran en comprender cadenas de causas inmediatas y últimas. Esto contrasta con las ciencias naturales, donde tales conceptos pueden carecer de significado en muchos casos.
Las ciencias naturales suelen enfocarse en predecir el comportamiento futuro de un sistema. Mientras que las ciencias históricas tienen difícil hacer predicciones precisas debido a la complejidad y singularidad de los eventos históricos.
En las ciencias naturales, los sistemas suelen ser uniformes y pueden formularse leyes deterministas universales. En contraste, en las ciencias históricas, la singularidad y la influencia de numerosas variables hacen que solo se puedan establecer tendencias estadísticas.
Jared Diamond concluye que las dificultades que enfrentan los historiadores son similares a las de otros campos históricos y que el método comparativo y los experimentos naturales son útiles para abordar estos desafíos. Y el hecho de que los métodos utilizados por las ciencias históricas sean diferentes y menos precisos que los de las ciencias naturales, no las degrada como ciencia. Quizás la confusión es que se suele asociar el método científico con laboratorios y experimentos controlados, cuando en realidad, no hay un método científico sino muchos métodos científicos cada uno adecuado a los retos de cada área del saber.
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