¿Te has preguntado alguna vez cómo hago para escribir artículos sobre temas tan diversos? Desde que creé Polymatas he escrito sobre la teoría de la evolución, el funcionamiento del cerebro cuando aprendes, la existencia del tiempo, el origen de la religión o cómo se mueve la ventana de Overton. Obviamente no soy un experto en todos y cada uno de los temas que trato. Podríamos decir que soy experto en pasar de la ignorancia a la comprensión profunda en poco tiempo. En el artículo de hoy explico cómo lo hago: el método, herramientas y las buena prácticas que te servirán para que tú hagas lo mismo.
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El autodidacta y la búsqueda del conocimiento
El conocimiento se construye sobre conocimiento. Eso significa que cuando te enfrentes a una materia que desconoces tus progresos serán lentos. Pero, según vayas construyendo los cimientos, aprender algo nuevo te costará cada vez menos.
El camino hacia la polimatía pasa por convertirte en autodidacta. La formación reglada te puede preparar para una carrera profesional, pero no te llevará al conocimiento profundo del mundo que te rodea.
Una mente curiosa se enfrenta cada día a preguntas que necesita responder: ¿cuáles serán las consecuencias de una subida de 4 grados en la temperatura del planeta?, ¿de qué modo me afecta la inflación?, ¿la ansiedad tiene alguna utilidad?, ¿cómo seré capaz de recordar lo que leo?, ¿en qué nos parecemos y en qué nos diferenciamos hombres y mujeres? Son preguntas importantes. Algunas por su repercusión práctica, otras porque nos ayudan a comprender mejor a otras personas y, finalmente, están esas preguntas que son significativas porque pueden guiarnos por la senda de la buena vida.
Yo no paro de hacerme ese tipo de preguntas y generalmente no tengo las respuestas. Tampoco Google es capaz de responderlas, al menos no con el rigor y la profundidad que busco. En un mundo donde la información es ubicua, gratuita y a menudo contradictoria, la habilidad de adquirir conocimiento fiable y profundo es tremendamente valiosa.
Frecuentemente escucho a gente de mi alrededor decir que ha perdido la esperanza de encontrar respuestas. Hay tanta desinformación, dicen, unos estudios que afirman una cosa y otros la contraria; así es imposible conocer la verdad. Antes de la existencia de internet nos solíamos fiar de los expertos porque era costoso encontrar información. Ahora, sin embargo, tenemos la misma información que los científicos del MIT pero nos frustramos por nuestra incapacidad para separar el grano de la paja.
Hay otras personas que directamente desconfían de la ciencia porque se equivoca constantemente. Por cierto, la cuestión no es si se equivoca, que lo hace, sino si comete más o menos errores que la sabiduría popular, la verdad revelada o las pseudociencias. Por último, en el extremo escéptico están los que niegan la existencia de una verdad arguyendo que cada uno tiene la suya propia.
Para estos últimos, los relativistas, poco tengo que decir; no se puede intentar convencer a alguien cuyos principios se apoyan en que la búsqueda de la verdad es infructuosa. Pero para los que se sienten confundidos y para los escépticos, tengo una sugerencia: renunciad al conocimiento perfecto. El universo es un lugar complejo para nuestro limitado cerebro de primate: el objetivo es ir acercándonos al Sol, no alcanzarlo. Da igual si damos algunas vueltas o avanzamos en zig zag, siempre que no perdamos el rumbo. Simplemente acepta que el conocimiento científico es caduco e incompleto pero infinitamente mejor que la ignorancia o el dogma.
El autodidacta se enfrenta a preguntas difíciles que necesita responder y su propósito es responderlas por sí mismo. Eso significa absorber la mejor información que sea capaz de encontrar y darle forma para explicar la cuestión con sus propias palabras. Como dice el físico David Deutsch: la ciencia trata de encontrar las mejores explicaciones, y eso es lo que hace el polímata, persigue esas explicaciones que otros han pensado antes o da forma a las suyas propias cuando nadie se ha aventurado a hacerlo.
Trampas del conocimiento
Antes de contarte cómo llevar a cabo tu investigación, he de advertirte sobre las trampas que nos tiende nuestra propia naturaleza en este proceso. Aunque nos hagamos llamar Homo Sapiens (Hombre sabio), en ocasiones nuestro cerebro prioriza antes la aceptación del grupo y mantener el estatus que el conocimiento de la verdad. Sabiendo esto, estamos mejor preparados para esquivar las trampas.
No voy a hacer un listado sistemático sobre las trampas que se interponen en nuestro camino porque daría para un artículo completo, te contaré los que me parecen más relevantes y a los que yo me enfrento cuando investigo.
El efecto marco
Dos fotógrafos retratan un mismo paisaje desde distintos ángulos. Ambos usan diferentes lentes, tiempos de apertura y filtros. Las fotografías resultantes serán similares y diferentes al mismo tiempo. Tienen en común el tema (el paisaje), pero cada uno lo ha enmarcado a su modo.
El efecto marco no es un problema a la hora de obtener nuevo conocimiento. Cuando nos enfrentamos a una realidad compleja, distintas miradas se complementan y el conocimiento se construye gracias a esa diversidad. ¿En qué consiste la trampa entonces? La trampa es enamorarnos demasiado de la mirada de uno de los fotógrafos y confundir sus fotos con el paisaje real.
Un ejemplo clásico es la falsa dicotomía entre genes y cultura. Algunos psicólogos evolucionistas dan un peso desmedido a los genes, explicando el comportamiento humano bajo el marco de la evolución biológica. Otros, principalmente antropólogos, explican casi todo desde la influencia cultural. Pero como sabes, ambos marcos son incompletos.
Cuando empieces a investigar un tema, pregúntate si estás influido por alguna corriente de pensamiento, ideología o autor y sé consciente de que dejarte arrastrar por su mirada, te llevará a un conocimiento incompleto y sesgado.
Prueba anecdótica y cherry picking
Perdona que me detenga en esto tan obvio pero me veo obligado a hacerlo porque reconozco a diario esta trampa en todo tipo de conversaciones.
“Voy a comprar aceite de almendras, mi amiga Gemma lo usa y le va muy bien para eliminar las arrugas de los ojos.”
“Terminaríamos con la delincuencia si echásemos a los moros, créeme que vivo en un barrio lleno de moros y están siempre trapicheando, robando y peleándose.”
“El mundo va cada vez peor, primero el COVID, ahora la guerra de Ucrania…”
En ciencia la evidencia más débil que hay es el caso anecdótico. No podemos entender una realidad a partir de uno o varios hechos aislados. Por eso, pretender conocer el mundo exclusivamente a través de nuestras experiencias personales es un error. Sin embargo, nuestro cerebro se siente muy cómodo con ese tipo de razonamientos y por eso son tan habituales.
Los científicos no están libres de culpa y también caen en esta trampa. Quizás te suene el término anglosajón cherry picking. Es una práctica que consiste en elegir aquellas evidencias que apoyan tu hipótesis obviando las que no lo hacen. Imagina que existen cuatro estudios científicos que afirman que está sucediendo un calentamiento global pero que no es de origen humano. Alguien avispado podría mencionarlos y poner la semilla de la duda en la gente de su entorno. Pero el que conoce la cuestión, sabe que hay más de 2000 artículos que apoyan la tesis contraria, es decir, que el calentamiento global sí que lo estamos provocando nosotros.
«La ciencia rigurosa analiza todas las pruebas (en lugar de seleccionar solo las pruebas favorables), y controla las variables para identificar lo que realmente funciona, utiliza observaciones ciegas y se basa en una lógica interna coherente»
Steven Novella
Falacia narrativa
¡Cómo nos gustan las historias! ¡Qué bien hilado queda todo cuando soy capaz de enganchar unos sucesos con otros en una historia coherente! En realidad toda explicación es, en cierto modo, una historia. Caemos en la falacia narrativa cuando priorizamos que nuestra historia sea interesante y consistente por encima del rigor. Cuando lo hacemos, rellenamos los huecos, buscamos causas sencillas para cada suceso y lo adornamos todo para que suene interesante. Piensa en la fascinante historia que nos cuenta Yuval Noah Harari en su best-seller Sapiens; pocas novelas consiguen atraparte como ese libro (con esto no quiero decir que Sapiens sea un cuento chino). Se sabe que cuando escuchamos una buena historia suspendemos el juicio; ese es el poder y también el peligro de las grandes historias.
Cuando buscamos respuestas es inevitable crear nuestra propia narrativa; los hechos, datos y eventos inconexos se olvidan en poco tiempo mientras que las buenas historias perduran. Pero debemos ser conscientes de que las historias son modelos incompletos, muletas de pensamiento útiles pero que distan mucho de la realidad.
¿Cómo empezar a encontrar respuestas?
Todo empieza haciendo buenas preguntas. Por mi experiencia, las mejores preguntas, las que van al fondo del asunto, son las que empiezan por “¿por qué…?”.
- ¿Por qué los hombres han impedido que las mujeres participen en la política durante tanto tiempo?
- ¿Por qué llevamos 200 años de progreso en casi todos los aspectos materiales y morales?
- ¿Por qué los deterministas fuertes afirman que no somos libres?
Estas preguntas son relevantes porque van detrás de explicaciones y no se limitan a buscar el conocimiento de eventos, descripciones o datos sueltos. Compáralas con las siguientes:
- ¿Cuándo empezaron las mujeres a participar en política?
- ¿Cuál es el crecimiento de la renta per cápita de los EEUU en los últimos 200 años?
- ¿Quién fue el primer filósofo que habló del determinismo?
Son preguntas interesantes, sin duda, pero no son profundas; no van a convertirte en una persona más sabia. Tampoco escribiría un artículo tan extenso como este para contarte cómo busco respuestas para este tipo de preguntas; me bastaría con un tuit 😉
También hay otro tipo de interrogantes filosóficos que te empujan a reflexionar sobre la vida y su sentido. Estos empiezan con “¿Para qué…”.
- ¿Para qué sirven las emociones?
- ¿Para qué usamos nuestro cerebro?
Si te apetece, tómate unos minutos para escribir algunas de esas grandes preguntas que no te dejan dormir.
Divide y vencerás
Seguramente muchas de esas cuestiones no pueden ser respondidas sin más; son demasiado complejas o demasiado amplias. Con un poco de suerte alguien habrá escrito un libro intentando responder justo a esa duda que te corroe. De ser así estás de suerte: puedes comenzar por leerlo. El problema es que solo vas a tener un punto de vista: el del autor. Además, quizás no tengas tiempo o no te apetezca dedicar dos semanas al tema. Yo te aconsejo posponer la compra del libro y seguir con el ejercicio que te propongo.
Divide tu pregunta en varias más concretas y asequibles. Lo voy a hacer con una de las que he formulado antes para que te hagas una idea. Dividiría “¿Por qué llevamos 200 años de progreso en casi todos los aspectos materiales y morales?” en:
- ¿Qué entendemos por progreso?
- ¿Qué factores ralentizan el progreso?
- ¿Las mejoras materiales llevan a las mejoras morales?
- etc.
Si te enfrentas a una temática completamente nueva es normal que no se te ocurran preguntas. Para plantear buenas preguntas se necesita cierto conocimiento previo. Cuando me enfrento a un tema que desconozco primero me empapo de lo más básico y fundamental. Para ello uso principalmente cuatro fuentes: Wikipedia, artículos de blogs, Youtube y podcasts. En esta fase de la investigación no busco excesivo rigor; solo quiero hacerme una idea del asunto para ser capaz de realizar las preguntas adecuadas y profundizar a partir de ahí.
Si sabes algo de inglés tienes una ventaja importante. La Wikipedia en inglés suele ser más completa y de mejor calidad que la española. Además, en Youtube tendrás acceso a infinidad de videos divulgativos. Si no sabes, tampoco pasa nada; el traductor de Google, los subtítulos automáticos de Youtube y las fuentes en español serán suficientes la mayoría de las veces.
Esta parte de la investigación es apasionante porque irás navegando de una idea a otra, descubrirás nuevos conceptos, estudios interesantes… pero cuidado, corres el riesgo de perderte entre demasiada información. Te darás cuenta de que estás en ese punto cuando empieces a consumir información redundante o cuando te duela la cabeza. Ponte un límite de tiempo y cuando llegues a él avanza. Cuando des con algo interesante pero que te saca de la ruta principal, apúntalo y déjalo para otro momento. Ve tomando notas y planteando nuevas preguntas. No te interesan los datos ni el detalle, céntrate en anotar los grandes conceptos, autores de referencia, teorías, etc. Guarda también todos los enlaces de las páginas que te parezcan relevantes.
Después de unas horas de navegar y leer deberías tener una noción general del tema, algunas notas, referencias y muchas preguntas interesantes sin respuesta.
50 libros para comprender el mundo
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¿Dónde encuentro las mejores respuestas?
Si has hecho bien el trabajo tendrás en tus manos preguntas precisas como las siguientes:
- ¿Qué factores fueron determinantes para que los países del norte de Europa fuesen saliendo de la pobreza a partir del siglo XIX?
- ¿Es el PIB el mejor medidor del progreso de una nación?
- ¿Por qué Asia, África y Sudamérica se incorporaron más tarde al progreso de los países occidentales?
Probablemente muchos investigadores se habrán hecho estas preguntas antes que tú y las respuestas estén en algún lugar, solo tienes que saber buscarlas. Una sencilla búsqueda en Google te proporcionará mucho material pero es aquí donde es fácil perderse. Del millón de resultados que me ofrece el buscador, ¿cuáles son los mejores? Saberlo requiere práctica pero mi objetivo es ahorrarte parte del trabajo, así que ahí van mis recomendaciones.
Siempre que sea posible acude a las fuentes primarias. Es decir, a los artículos científicos. Es el modo más costoso y poco agradecido, pero te aseguras el rigor. El obstáculo que me encuentro a menudo es que no encuentro artículos científicos que respondan a mis preguntas porque estos suelen centrarse en cuestiones muy concretas. En ese caso, voy a fuentes secundarias: revistas de divulgación o enciclopedias serias que me hacen parte del trabajo. Dos ejemplos de este tipo de revistas son Xataka ciencia e Investigación y Ciencia. Las dos enciclopedias más relevantes son la Wikipedia y la Enciclopedia Británica. Por otro lado existen multitud de enciclopedias especializadas en diferentes áreas del saber. Por ejemplo, si quieres explorar una idea o corriente filosófica no hay fuente más rigurosa y exhaustiva que la de la universidad de Stanford.
Por principio, aléjate de cualquier página que no te ofrezca referencias a estudios o fuentes fiables. Es decir, la mayoría. Eso incluye a los artículos de la Wikipedia de mala calidad.
Si te animas a bucear por las fuentes primarias, tu herramienta es Google Scholar. Este buscador tiene indexados más de 160 millones de artículos de cientos de revistas científicas de todo tipo de especialidades. Google Scholar ordena los resultados por relevancia, por lo que los artículos de la parte superior suelen ser los que debemos usar. Para ello tiene en cuenta el número de estudios que los citan, la coincidencia de palabras clave, etc. También nos muestra cuándo se publicó el artículo y nos permite filtrar por fechas. Ten en cuenta que en algunas áreas del saber la fecha de publicación es muy importante. Por ejemplo, un estudio sobre neurociencia podría haber sido citado miles de veces pero si tiene 50 años de antigüedad quizás debas elegir uno más moderno.
Digamos que has encontrado un artículo que responde a una de tus preguntas. Ha sido citado multitud de veces y es reciente. Aún así, ten en cuenta que un artículo aislado no demuestra una hipótesis. Por eso, siempre que sea posible, busca metaanálisis o revisiones sistemáticas (existe una opción de filtrado para que solo muestre artículos de revisión). Estos son artículos donde los autores recopilan la literatura científica más destacada que existe sobre una materia y extraen sus conclusiones. Un solo estudio no demuestra nada, pero 100 que apoyan una misma tesis es un buen paso hacia la verdad.
Al adentrarnos en el mundo académico es muy fácil perderse y acabar confundido. Un modo de mantenernos cuerdos es usar la Wikipedia como guía. Las páginas de la Wikipedia son resúmenes bastante buenos del estado del arte de un tema; es decir, el resumen del conocimiento con el que contamos hasta ahora. Cuando no hay consenso porque existen varias teorías y ninguna se ha impuesto, la Wikipedia te presenta brevemente las más importantes. Además, los buenos artículos están repletos de referencias que nos pueden ayudar a ahondar.
Esta fase del trabajo de investigación es un baile entre niveles. Vamos del nivel más general: las preguntas, al intermedio: webs de divulgación, Wikipedia, blogs especializados y terminamos en estudios concretos. Según vamos necesitando más información o pruebas que apoyen las teorías que descubrimos, bajamos de nivel, y cuando sentimos que los árboles no nos dejan ver el bosque, volvemos a subir.
Una cosa más, no hace falta que te diga que siempre que sea posible hagas búsquedas en inglés. El volumen de artículos, blogs y estudios que encontrarás es muchísimo mayor y por lo tanto, de mayor calidad.
¿Dónde quedan los libros en todo esto?
Algunas de las hipótesis y teorías que descubrirás en el camino estarán explicadas en profundidad en libros. De hecho, Google Scholar no solo te ofrece artículos científicos en sus resultados, sino que también te muestra libros. A veces, tus preguntas te llevarán a una teoría dominante y habrá un libro que la desarrolle profusamente. Eso me pasó cuando investigando sobre la influencia de los genes y la cultura en el comportamiento humano di con el libro The Secret of our success de Joseph Henrich. Aunque había leído bastantes artículos sobre la coevolución entre genes y cultura, sentía que necesitaba un guía y él, sin saberlo, se prestó voluntario.
Los buenos escritores son los mejores guías que puedes encontrar; cuando sientas que tu investigación te supera o que estás muy perdido, lo mejor es recurrir a los libros. Pero ten en cuenta que un solo libro no te dará una respuesta completa (a no ser que sea un libro de texto). Si tienes tiempo lo idóneo es leer también otros textos con enfoques o teorías diferentes.
Esto es todo por hoy, en la segunda pate te cuento dónde encontrar los datos más fiables, cómo separar el grano de la paja y cómo convertir toda esa información que has ido recopilando en conocimiento profundo que puedas usar con soltura.
Dimas Rodriguez dice
Hola Val, enhorabuena por tu artículo. ¿Podrías ampliar este artículo con el listado que mencionas sobre las trampas que se interponen en nuestro camino? Muchas gracias!
Val Muñoz de Bustillo dice
Hola Dimas:
Si permaneces atento a Polymatas seguro que en futuros capítulos hablo de esas trampas, pero por si quiere explorar, echa un vistazo aquí:
https://www.wikiwand.com/es/Falacia
https://www.wikiwand.com/es/Anexo:Sesgos_cognitivos
Saludos!