Dedico mi segundo artículo a la carga cognitiva, porque es un tema que me interesa personalmente, ya que sufro sobrecarga cognitiva y fatiga mental con más frecuencia de lo que me gustaría.
La carga cognitiva es la cantidad de información que tenemos en un momento dado en la memoria de trabajo.
Entender cómo funciona la carga cognitiva es importante para cualquier persona interesada en aprender de forma efectiva y evitar la fatiga mental.
Los tipos de memoria y cómo las usamos para aprender
Para entender el funcionamiento de la carga cognitiva primero tenemos que saber cómo funciona la memoria y el aprendizaje a nivel básico, y para ello, necesitamos conocer los 3 tipos de memoria que tenemos:
Memoria sensorial
Acumula durante menos de un segundo toda la información que recibimos de los sentidos.
Mientras das un paseo por la calle tus sentidos absorben infinidad de información: la presión de tu peso en la planta de los pies, el ruido de los coches, las conversaciones de la gente que pasa a tu alrededor, el olor del asfalto y todos y cada uno de los píxeles que forman aquello que estás viendo. Sin embargo, casi todo ello queda fuera de tu consciencia.
Me parece fascinante el proceso por el cual el cerebro filtra la información sensorial para que solo lleguen a la memoria de trabajo (consciencia) unos pocos estímulos externos. El cerebro hace una labor de filtrado inmensa mediante la atención, gracias a la cual podemos mantener la sobrecarga cognitiva a raya. La evolución nos ha proporcionado este filtro para que nos centremos en aquello que puede ser relevante para nosotros. ¿Y qué es eso? Básicamente la novedad y aquello que nos resulta importante. Si un coche tiene un accidente a tu lado tu atención lo registrará, es algo nuevo, algo que puede ser relevante para tu supervivencia. De hecho, eres incapaz de no prestarle atención. Por el contrario, el peso del cuerpo sobre tus pies es algo que no percibes a no ser que pongas la atención en ello de forma deliberada. Por otro lado, si estás buscando a tu novia entre la multitud, tu atención se centrará en aquello que es importante para ti en este momento: chicas de estatura media con el pelo castaño con un abrigo rojo. Nuestro filtro tiene una sorprendente habilidad para escanear las gradas de un concierto enfocándose justo en lo que busca.
Memoria de trabajo
Es donde se almacena temporalmente la información de los sentidos y pensamientos (memoria de largo plazo) de los que somos conscientes en un momento dado. Por ejemplo, si estamos resolviendo una multiplicación, nuestra memoria de trabajo recoge a través de los sentidos los números que vamos a multiplicar, y de nuestra memoria de largo plazo, las reglas de la multiplicación. La memoria de trabajo puede retener entre 5 y 9 elementos simultáneamente.
La clave para entender la carga cognitiva está en la memoria de trabajo. Fíjate en lo limitada que es. Tenemos toda esa información que nos llega de fuera y de dentro pero apenas podemos trabajar simultáneamente sobre unos pocos elementos.
Memoria de largo plazo
La memoria de largo plazo es la que nos permite reconocer el mundo a nuestro alrededor, pensar y resolver problemas. Todo aquello que pasa por nuestra memoria de trabajo deja algún tipo de traza en la memoria a largo plazo. El almacenamiento de la memoria a largo plazo es virtualmente infinito y puede quedarse con nosotros el resto de nuestra vida. Todo lo que sabemos está alojado ahí en esquemas formados de ideas, conceptos y datos relacionados entre sí. Cuantos más esquemas tengamos sobre una materia mayor será nuestro conocimiento en ese campo. Los esquemas ocupan poco espacio en la memoria de trabajo, ese es el motivo por el que los expertos en un tema pueden pensar en profundidad sobre él y resolver problemas complejos sin caer en la sobrecarga cognitiva.
Ahora que entendemos de forma muy simple cómo funciona la memoria y el aprendizaje, podemos comprender mucho mejor la carga cognitiva. Decíamos que la carga cognitiva era la cantidad de información que tenemos en la memoria de trabajo y hemos visto que dicha memoria es pequeña y volátil. Además, estímulos externos e internos (pensamientos que proceden de la memoria a largo plazo) demandan su atención de forma constante.
La Teoría de la Carga Cognitiva de John Sweller ofrece evidencias importantes de que el aprendizaje se dificulta cuando la carga cognitiva es alta, es decir, cuando nuestra memoria de trabajo se satura de información.
Factores que aumentan la carga cognitiva
Según Sweller hay 3 tipos de carga cognitiva:
Intrínseca. Se refiere a la propia dificultad del tema que estamos afrontando. Un tema desconocido y complejo para nosotros tendrá una carga cognitiva alta.p
Extrínseca. Proviene de las distracciones del entorno y de información irrelevante que nos distrae del tema principal.
Relevante. Está relacionada con la comprensión de los nuevos conceptos, es decir, con la asociación de dichos conceptos a esquemas existentes en nuestra memoria a largo plazo. Este tipo de carga cognitiva es muy positiva porque provoca el aprendizaje.
La sobrecarga cognitiva y sus efectos
La sobrecarga cognitiva dificulta el aprendizaje, genera confusión y frustración y mantenida en el tiempo puede provocar fatiga mental. Estar demasiado tiempo con una tarea extenuante que supera tus habilidades o una tarea más básica en un entorno lleno de distracciones modifica la actividad de nuestro córtex prefrontal afectando a nuestras funciones ejecutivas: autocontrol, capacidad para reflexionar sobre un asunto, etc. Es decir, en un estado de sobrecarga cognitiva somos menos empáticos, comemos más helado y cometemos más errores, ¿te suena? Por si fuera poco, disminuye tu capacidad física porque tienes una percepción subjetiva del esfuerzo mayor. Terminas de trabajar, llevas sentado todo el día, pero te sientes exhausto. La fatiga también puede provocarte dolor de cabeza, ojos cansados, dolores musculares…
Lo más gracioso de todo es que mientras preparaba este artículo, yo mismo he sufrido fatiga mental. Demasiadas horas investigando temas complejos unido a una obra debajo de mi casa fue un cóctel demasiado potente.
Reducir la carga cognitiva
Si sabemos que la carga cognitiva excesiva dificulta el aprendizaje y puede llegar a provocar fatiga, ¿cómo podemos reducirla cuando nos enfrentamos a un tema nuevo? Tanto si eres autodidacta como si vas a enseñar a otras personas, usa las siguientes técnicas:
- Progresa poco a poco de lo más sencillo a lo más difícil
- Divide el tema en sus partes más pequeñas y enfrenta cada parte para luego ver las relaciones entre ellas
- Usa tutoriales con un objetivo claro donde se explique paso a paso cómo llegar al punto deseado
- Usa imágenes, diagramas o animaciones de apoyo a la explicación oral. El espacio de la memoria de trabajo de la información visual es diferente al usado por la auditiva, por lo que apoyar una con la otra amplia la memoria de trabajo.
- Elimina todo tipo de distracciones innecesarias que irrumpan en tu memoria de trabajo como las notificaciones del móvil, otras tareas, información irrelevante o ruido ambiental excesivo
Para terminar, ten en cuenta que hay múltiples estudios que demuestran que una persona con experiencia en un tema ya tiene algunos esquemas mentales básicos por lo que el tutorial o la división de un tema en sus partes más sencillas no es una buena opción. En estos casos, la resolución de problemas y la exploración autónoma (técnicas desaconsejadas para novatos) darán mejores resultados.
¿Cómo aplico todo esto a mi camino de aprendizaje continuo?
No quiero que te tomes estas recomendaciones al pie de la letra, cada persona es diferente por lo que coge solo aquello que tenga sentido para ti.
Cuando te sumerjas en una nueva materia selecciona buenos libros divulgativos en vez de libros escritos para profesionales o blogs especializados. Un buen libro divulgativo suele empezar explicando los conceptos básicos y va progresando a lo largo de los capítulos introduciendo mayor complejidad. Justo lo que recomienda la Teoría de la Carga Cognitiva. Durante la lectura activa irás creando esquemas básicos que te servirán para entender los próximos conceptos. Si por el contrario te compras un libro demasiado avanzado, sufrirás de sobrecarga cognitiva.
Por ejemplo, para preparar este artículo podría haber empezado leyendo los incontables estudios que hay sobre la Teoría de la Carga Cognitiva, pero no habría sido eficaz. Empecé leyendo el extraordinario libro ¿Cómo Aprendemos? de Héctor Ruíz Martín y eso me ayudó a crear algunos esquemas sencillos sobre el tema. A continuación, me sumergí en los estudios más relevantes y pude enriquecer mi conocimiento.
Otra forma de usar la Teoría de la Carga Cognitiva a tu favor es hacer cursos adaptados a tu nivel de conocimiento. Un buen curso está estructurado para reducir la carga cognitiva del alumno porque le guía en todo momento y la dificultad es progresiva.
Por el contrario, cuando conozcas un tema, un libro o curso básico no te ayudará. En ese caso, mejor céntrate en la resolución de problemas y profundiza en el tema y, a continuación, incrementa el nivel de complejidad adentrándote en materias nuevas.
Y por supuesto, evita las distracciones. Cuando leas, lee. Deja el móvil en otra habitación y si estás usando el ordenador cierra el resto de pestañas. Busca un lugar tranquilo. Piensa que cada distracción retrasa tu aprendizaje.
Recuerda, más no siempre es mejor. Leer o formarnos cuando hay signos de fatiga mental es una pérdida de tiempo. Es mejor descansar un rato y retomarlo con las pilas cargadas. Permanece atento a tu cuerpo, las señales de la fatiga ya las conoces.
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