En el primer artículo (de esta serie de dos) expliqué cuáles son las trampas típicas que nos encontramos al investigar: el efecto marco, la falacia anecdótica y la falacia narrativa. También propuse algunas ideas para plantear una buena pregunta que dirija nuestras pesquisas y cómo dividirla en preguntas más concretas. Por último enumeré algunas fuentes primarias y secundarias que era recomendable utilizar para cada momento de la investigación: Wikipedia, Google Scholar, libros, etc.
Si prefieres escucharlo hazlo en Ivoox, Spotify, Apple o Google.
En el artículo de hoy hablaré sobre cuáles son las páginas más interesantes para encontrar datos, estadísticas y gráficas que enriquezcan y apoyen tu investigación; te ayudaré a separar el grano de la paja, seleccionando las ideas y datos más relevantes para construir tu tesis, y te daré algunas pautas para que toda esa información se transforme en conocimiento real y disponible para cuando lo necesites. ¡Empecemos!
¿Dónde encuentro los datos?
Como dije en el primer artículo, solemos caer fácilmente en la falacia anecdótica y usamos ejemplos sueltos para apoyar nuestros argumentos. El mejor antídoto para evitarlo es ser conscientes de la falacia anecdótica y tener en nuestra barra de favoritos buenas fuentes de datos.
Muchas charlas de bar se terminarían en segundos si la gente recurriera a Our World in Data. Conocía esta web porque Steven Pinker la usa a menudo como fuente de datos en En defensa de la Ilustración y Los ángeles que llevamos dentro. Esta página tiene abarca 300 temáticas diferentes a través de más de 3000 gráficas. Lo más valioso es que no se limita a ofrecerte gráficas claras y bonitas, sino que te las pone en contexto mediante artículos rigurosos que intercalan gráficas y textos explicativos. Aquí podrás responder a preguntas como:
- ¿Ha aumentado la depresión en los últimos 30 años?
- ¿Comemos más carne ahora que en los años 60?
- ¿Hay más mamíferos salvajes en Europa ahora que hace décadas?
Human Progress es otra magnífica fuente de datos si te interesa cómo ha progresado el mundo en los últimos siglos. Me encanta el apartado Life in Numbers porque te resumen el progreso humano de los últimos 70 años en seis puntos:
- En 1950, la esperanza media de vida al nacer era de sólo 48,5 años. En 2019, fue de 72,8 años. Eso es un aumento del 50 por ciento.
- De cada 1.000 nacidos vivos en 1950, 20,6 niños morían antes de cumplir cinco años. Ese número fue solo 2,7 en 2019. Esa es una reducción del 87 por ciento.
- Entre 1950 y 2018, el ingreso promedio por persona pasó de 3296$ a 15138$. Eso es un aumento ajustado a la inflación del 359 por ciento.
- Entre 1961 y 2013, el suministro promedio de alimentos por persona por día aumentó de 2191 calorías a 2885 calorías. Eso es un aumento del 31,7 por ciento.
- En 1950, la duración de la educación que una persona normalmente podía esperar recibir era de 2,59 años. En 2017, fueron 8 años. Eso es un aumento del 209 por ciento.
- El índice de democracia mundial aumentó de un promedio de 5,31 sobre 10 en 1950 a un promedio de 7,21 en 2017. Eso es un aumento del 35,8 por ciento.
Como ves, los números hablan por sí solos.
GapMinder es otra de esas páginas que recomiendo tener a mano. El fundador es Ola Rosling, estadístico sueco y escritor del superventas Factfulness. Además de morirte de la vergüenza haciendo su cuestionario sobre el estado del mundo, también puedes visualizar espectaculares gráficos a pantalla completa y descargarte datos de accidentes de tráfico, mortalidad infantil, energía nuclear producida por persona, etc.

Junto con las tres páginas que he mencionado, hay otras muy útiles: Visual Capitalist (con sus impresionantes infografías), Pew Research Center (resultados de encuestas), la página de datos de la OCDE o Statista.
Cuando buscas datos y estadísticas, la clave es la misma que al buscar estudios: la fuente. El Banco Mundial, la OMS, el INE o cualquiera de estas páginas que te he mencionado son fuentes primarias de calidad y te servirán para tus investigaciones. Huye de artículos de blogs o periódicos que omitan las fuentes, sean desconocidas o de dudosa reputación.
Separa el grano de la paja
Ya te has planteado las preguntas adecuadas, tienes una comprensión básica del tema y has buscado artículos, libros y datos para completar tu investigación. A continuación viene la que para mí es la parte más difícil: seleccionar el material y construir una síntesis. En cierto modo buscamos crear un relato, una explicación convincente y útil que responda a tu pregunta principal.
En este punto tal vez tengas un batiburrillo en la cabeza. Quizás has leído varios artículos que ponen sobre la mesa hipótesis contrapuestas. Unos estudios ponen el foco en unas causas y otros en otras; tienes datos de distintas fuentes que no cuadran… Salvo que te muevas en el territorio de la física, la química o las matemáticas; las leyes y las teorías a prueba de balas no son frecuentes, así que no te queda otra que convivir con cierta confusión. Pero no te preocupes, como dije antes, no buscamos respuestas absolutas y perfectas sino explicaciones razonables del mundo que nos rodea.
Si tienes suerte y en las fuentes que has consultado hay cierto consenso, no lo dudes; abraza la teoría mayoritaria. Por ejemplo, los biólogos llevan décadas de airados debates sobre si la unidad básica de selección natural es el gen o el grupo. El consenso actual es que es el gen, y ni tú ni yo tenemos el conocimiento para juzgarlo, así que quédate con esa respuesta.
Pero para tener una visión completa necesitas conocer también cuáles son las críticas a la teoría predominante. Es decir, aunque apuestes por la selección natural centrada en el gen, deberías saber que existe la selección de grupo, cuáles son sus fundamentos y por qué tiene menos aceptación.
Si tu pregunta es más filosófica: ¿cuál es el sentido de la vida? ¿cómo vivir bien? o ¿en qué consiste ejercer la libertad?, no hallarás consenso. Muchas cuestiones filosóficas no se pueden probar empíricamente y eso hace que sea muy difícil dilucidar cuál es la mejor respuesta. ¡Cuidado!, eso no quiere decir que no haya unas respuestas mejores que otras; un planteamiento filosófico riguroso, lógico, sistemático, acorde a lo que dice la ciencia y coherente será mejor que una paja mental que se haga cualquiera. Pero al final te tocará a ti estudiar las respuestas de diferentes pensadores y elegir la que mejor encaje en tu concepción de la realidad.
Para separar el grano de la paja has de dejar a un lado los detalles y centrarte en las teorías. Los estudios científicos tienen mucha información técnica sobre la metodología y análisis estadísticos que son necesarios para los investigadores profesionales pero no para nosotros. En muchos casos, será suficiente con que leas el resumen (abstract) de los artículos que hayan pasado tu filtro de relevancia. Si estás investigando un proceso histórico, verás que muchos historiadores y antropólogos son amantes de los detalles y es fácil perder mucho tiempo con ellos. Sin embargo, a nosotros nos interesan los patrones que se repiten, los modelos, idealmente aquello que podemos extrapolar a distintas situaciones de la historia y la geografía. Lo que nos importa son las teorías explicativas.
Por ejemplo, el biólogo Jared Diamond, en su libro Ármas, gérmenes y acero, desarrolla una teoría sobre el éxito de las antiguas civilizaciones. Su teoría del éxito se basa en tres tesis:
- que existan en la región grandes mamíferos domesticables
- que las plantas locales puedan ser utilizadas en la agricultura
- habitar en un entorno que favorezca los movimientos de este a oeste y faciliten la dispersión cultural y técnica (como es el caso de Eurasia)
La obra de Diamond tiene más de 700 páginas, pero si la destilamos nos quedan esas tres ideas.
Hipótesis, teorías y leyes
En tu investigación, seguro que te has topado con los términos leyes, teorías e hipótesis. Estas palabras te dan pistas para comprender la naturaleza de las ideas que vas recopilando. A continuación te voy a hablar brevemente del significado que tienen estos conceptos para los investigadores y que no siempre coincide con el uso que les damos en la calle y es fácil caer en el error de dar por cierta una hipótesis o subestimar la importancia de una teoría.
Hipótesis
Una hipótesis es una afirmación que puede ponerse a prueba (falsable). Los científicos manejan hipótesis constantemente para intentar avanzar hacia un mayor conocimiento. Cuantas más evidencias recogen sobre la validez de la hipótesis mayor fiabilidad tendrá y viceversa.
Un ejemplo de hipótesis científica es el mundo ARN, una explicación tentativa que ofrecen algunos investigadores sobre el origen de la vida. Lo que debe quedarnos claro es que una hipótesis no demuestra nada mientras no haya una gran cantidad de evidencias que la respalden.
Teoría
Una teoría es un modelo explicativo formado por un grupo de hipótesis y leyes para explicar un conjunto de fenómenos relacionados entre sí. Dos de las más conocidas e importantes son la teoría de la evolución y la teoría de la relatividad. Ambas intentan dar respuestas a muchas de las preguntas relacionadas con la vida y el universo. También permiten hacer predicciones y explicar muchos fenómenos de la biología y la física. A veces hay confusión con la palabra «teoría» porque en el lenguaje popular tiene un significado algo diferente al que tiene en ciencia. Es decir, tú puedes tener una teoría sobre por qué el COVID ha matado a millones de personas, pero eso no es una teoría científica. Se entiende, ¿no? 😉
Como he dicho, una teoría contiene múltiples hipótesis, algunas de ellas respaldadas por una gran número de evidencias y cuya fiabilidad es muy alta; y otras más especulativas.
Ley
Las leyes científicas describen relaciones inmutables entre distintas variables. Es decir, describen patrones que se repiten una y otra vez en la naturaleza. Habitualmente pueden expresarse como ecuaciones matemáticas y nos sirven para hacer predicciones precisas. Una ley no explica nada, para eso están las teorías, una ley describe: cuando ocurre esto en estas condiciones, entonces ocurrirá esto otro. Dos de las leyes científicas más conocidas son las leyes de Newton en física y las de Mendel en genética.
Aunque las leyes son más habituales en física y en química, también se ha utilizado la palabra ley en las ciencias sociales con cierta controversia. Dos ejemplos son la Ley de la oferta y la demanda y la Ley de Say. El motivo por el que las leyes en las ciencias sociales son menos habituales es porque los sistemas complejos y caóticos son difícilmente predecibles.

50 LIBROS PARA COMPRENDER EL MUNDO
¿Quieres que te guíe en el camino hacia la polimatía? Si no quieres comprar ni un libro mediocre más, si quieres leer solo los grandes libros y aprovechar al máximo tus lecturas y además deseas compartir este viaje con otros aprendices de polímata, la Biblioteca Polymata fue creada para ti.
Usa la información relevante para crear conocimiento
Nos vamos acercando a la comprensión; poco a poco somos menos ignorantes. Todo el proceso de investigación habrá generado conexiones neuronales en tu cabeza y habrás adquirido cierto conocimiento. En este punto deberíamos haber descartado buena parte de la información que recopilamos de inicio y haber elegido las mejores teorías explicativas junto con las evidencias que las apoyen. Ahora toca trabajar con esas teorías para ir consolidándolas en tu cabeza, resolviendo las dudas, rellenando huecos, etc. Para ello necesitas trabajar con tus ideas e ir conectándolas con tus conocimientos previos. ¿Cómo lo hacemos? Ahí van algunas propuestas:
Analizar
Analizar es diferenciar unas cosas de otras. El análisis inconsciente está presente durante todo el proceso de investigación, cada vez que te hagas una pregunta concreta y te pongas a indagar, estás analizando. Has separado una parte de todas las demás y has puesto el foco en ella. Para hacer una buena síntesis (un buen resumen), primero necesitarás analizar las partes y entender cómo se relacionan.
Buscar ejemplos
Los ejemplos te ayudan a aterrizar conceptos que pueden ser abstractos y complejos. Por ejemplo, para entender la selección por gen, es interesante que busques ejemplos sobre genes que han sido seleccionados por la evolución y han prosperado con éxito en regiones del planeta por ser más adaptativos. Ese es el caso del gen que sintetiza la enzima que ayuda a digerir la lactosa de la leche y que ha prosperado en culturas pastoriles (principalmente en el norte de Europa).
Comparar
Cuando comparamos la nueva información con ideas que ya teníamos estamos creando nuevas conexiones neuronales que favorecen que recordemos las nuevas ideas más fácilmente. Por ejemplo, podríamos comparar la teoría del éxito de la civilizaciones de Jared Diamond con la teoría que Acemoglu y Robinson exponen en su libro Por qué fracasan los países. Esta última da más importancia al desarrollo temprano de buenas instituciones económicas y políticas que a la geografía.
Resumir
Hacer un resumen te empuja a identificar las ideas más importantes de tu investigación. Te obliga a priorizar y a hacer una segunda ronda de descartes quedándote solo con la esencia de tu investigación. Es más difícil de lo que parece y durante el proceso puede que te replantees hasta que punto comprendes el tema. Resumir te llevará a rescatar de tu mente aquello que haya arraigado y a repasar las notas para recuperar ideas importantes que se te hayan pasado. Todo ello promueve la comprensión profunda.
Interpretar
Otro modo de hacer tuyas las ideas que has estado recopilando es interpretarlas desde tu punto de vista. Cada persona tiene una experiencia previa e interpreta lo nuevo a través de su mirada. Por ejemplo, si estás investigando sobre cómo argumentar mejor y eres consultor, puedes llevar las ideas de la retórica y la lógica a tu entorno laboral y adaptarlas para que tengan sentido en tu trabajo diario en reuniones con clientes.
Criticar
La crítica solo puede ejercerse cuando hay un conocimiento previo. Pero durante la investigación, descubriremos teorías contrapuestas, refutaciones y contraargumentaciones a las que debemos estar atentos. Podemos hacer nuestras algunas de las críticas que veamos más sólidas. Incluso cuando nuestro conocimiento sea insuficiente para hacer una buena crítica, siempre es positivo hacernos preguntas críticas durante la búsqueda. Por ejemplo, leyendo a Diamond podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿no podría confundir su teoría la correlación con la causalidad? ¿No podría ser que las civilizaciones más exitosas hubiesen nacido en una geografía que cumplía las tres premisas pero que fuesen otras las causas principales de su éxito?
Estructura el relato
Ya has trabajado con la información: has buscado ejemplos, criticado algunas de las ideas, has comparado unas teorías con sus competidoras, has analizado algunas partes que permanecían opacas… Ahora necesitas construir tu teoría, tu relato, tu historia, tu modelo. Hay mil formas de llamarlo, pero el objetivo es moldear toda esa información para que sea coherente, consistente, lógica, comprensiva e interesante. Casi nada, ¡eh! 🙂
Lo más fácil es que lo hagas por escrito, pero nada impide que puedas construirlo en tu cabeza mientras das paseos con tu perro o tomas un baño. Hay mil formas de enfrentarse a la construcción del relato; la que a mí me funciona mejor es imaginarme una conversación entre profesor y alumno. Yo soy el profesor y en frente tengo a un alumno, pero es uno de esos alumnos insidiosos y perspicaces que te dejan en evidencia a la primera de cambio.

Empiezo contándole mi historia (teoría). Al principio estará deslavazada, pero según voy narrándola, voy probando rutas hasta dar con el mejor camino; es un proceso de prueba y error. Mi alumno me interrumpe una y otra vez haciéndome preguntas del tipo: ¿Cómo sabes eso? ¿Qué teoría sustenta tus afirmaciones? ¿Por qué pasa eso? ¿No es esta otra una mejor explicación?, ¿Hay alguna evidencia? ¿Y si…? Una y otra vez le respondo, esforzándome porque lo entienda. Él no tiene ni idea del asunto así que se lo explico fácil, sin jerga innecesaria.
Le pongo ejemplos para que pueda relacionar los nuevos conceptos que le voy introduciendo con cosas de su mundo. Le doy referencias: libros, artículos y datos para que siga profundizando y para hacerle ver que no me saco todo eso de la manga. También le hablo de los puntos débiles de mi explicación, de las hipótesis prometedoras pero que todavía son débiles y tienen pocas evidencias. Hago que sea una historia interesante, la cuento con pasión, e insisto en la importancia que tiene para interpretar el mundo que le rodea. Insisto con los ejemplos para que comprenda el impacto de mis ideas. Refuto sus críticas con paciencia y rigor; y cuando no puedo hacerlo, admito mi ignorancia y tomo nota para investigarlo más adelante.
***
Siento no haberte dado una receta para dirigir tus investigaciones. Investigar y aprender se parece más a desenmarañar un ovillo con el que ha estado jugando tu gata que al proceso de puesta en marcha de un avión de pasajeros. Requiere paciencia, pasión por conocer y rigor. Me atrevería a decir que para llegar al fondo de la cuestión hay que estar algo obsesionado por el tema. La obsesión te hace levantarte del sofá en mitad de la noche para buscar en Google algo que se te acaba de ocurrir. La obsesión te obliga a no dejar un cabo suelto sin atar por miedo a que tu teoría esté rota y la hagan pedazos en medio de una conversación.

Resumen
Pasar de la ignorancia al conocimiento profundo no es un camino recto sino uno con muchas curvas y desvíos que varía enormemente dependiendo de las preguntas que te hagas, tus conocimientos previos y el tiempo que le puedas dedicar. En estos dos artículos te he dado algunas pautas que espero que te sirvan:
- Evita las trampas del investigador
- Plantea una gran pregunta
- Divide esa pregunta en varias que puedas abarcar
- Busca las respuestas en las fuentes científicas y filosóficas adecuadas
- Busca datos que soporten tus teorías en fuentes fiables
- Separa el grano de la paja (selecciona y prioriza)
- Convierte la información en conocimiento trabajando con ella
- Crea un relato
Ponlo en práctica
¡Te toca! Si crees que vas a aprender algo solo leyendo este artículo… lo siento pero no. Resérvate unas horas libres esta semana, piensa en una pregunta que te quite el sueño y ponte manos a la obra. Recuerda que lo mejore es enemigo de lo bueno. Es preferible llegar a una teoría débil que no tener ninguna. Eso sí, debes ser consciente de cuán débil o fuerte es tu teoría explicativa.
Deja una respuesta