Mi último artículo El Hoyo y la falacia del fin de los recursos fue como esperaba: polémico. Recibió más comentarios que ningún otro de los 59 artículos que he escrito hasta el momento. Algunos de temas controvertidos como la religión, el estatus y el odio a la máquina. Era de esperar que un asunto tan actual y politizado como el del uso y la escasez de los recursos diese lugar al debate.
Lo bueno de haber recibido tanto feedback es que tengo la excusa perfecta para hablar de uno de mis temas fetiche: el pensamiento crítico. Más en concreto, de algunas de sus derivadas: cómo mostrar desacuerdo, cómo argumentar y refutar. Son cuestiones importantes que abordaré en el futuro con más amplitud y quizás incluso haga un curso dedicado a ello, pero hoy quiero darte algunas pinceladas de cómo NO debatir. Y para ello, usaré ejemplos reales de los comentarios que hicieron a mi último artículo. ¡Empecemos!
Si prefieres escucharlo, puedes hacerlo en iVoox, Spotify, Apple o Google.
El origen de la polémica
Por si no leíste mi último artículo, te cuento muy brevemente de qué iba. En El Hoyo y la falacia del fin de los recursos planteo dos tesis:
- Las relaciones comerciales y laborales en el mundo occidental son en su mayoría juegos de suma positiva en los que ambas partes salen beneficiadas. Esto choca con los roles de opresor/oprimido que algunas ideologías le dan a este tipo de relaciones.
- Los recursos (materiales y energía explotables por el ser humano) son cada vez más abundantes y baratos ya que nuestro conocimiento y tecnología aumenta más deprisa de lo que aumenta la población. Esto choca con la idea bastante extendida de que estamos terminando con los recursos.
Sabía que sería un artículo polémico por tres motivos:
- Desde hace décadas crece la preocupación por la escasez del petróleo y otras materias primas en las que basamos gran parte del crecimiento económico y bienestar. Cientos de libros y decenas de miles de artículos se han escrito al respecto.
- Asociamos instintivamente la cuestión de los recursos a los problemas medioambientales: cambio climático, contaminación, extinción de especies, etc. Todos ellos asuntos que están continuamente en los medios y que tanto nos preocupan. Aunque digo explícitamente en el artículo que la explotación de los recursos no se debe hacer a cualquier precio, algunos lectores lo han sacado a la palestra en los comentarios como si yo lo hubiese olvidado.
- La tesis que defiendo en el artículo se la ha apropiado la ideología liberal y conservadora y, por lo tanto, es rechazada de plano por gran parte de la izquierda. No me extrañaría nada que haya recibido bastantes comentarios positivos de personas liberales y conservadores, y que la mayoría de los palos los haya recibido de personas cercanas a la izquierda. En teoría las ideas deberían juzgarse por su cercanía a la verdad, pero las cosas no funcionan así. Hay ideas cuya función principal es señalizar la pertenencia a un grupo, y ésta es una de ellas.
Ejemplos de cómo NO debatir
Ahora que dispones del contexto, vamos a analizar algunos comentarios del blog, Twitter y Youtube. Más que el contenido, analizaré la forma. Lo que busco en este artículo es mostrar cómo NO debe debatirse.
Empecemos por la más baja de las formas de desacuerdo.
El insulto y la difamación
Afortunadamente no recibí muchos insultos o descalificaciones, seguramente porque la mayor parte de los seguidores de Polymatas son capaces de tolerar diversidad de opiniones sin entrar en el terreno de la marrullería. En todo caso, es fácil entender por qué se dan este tipo de situaciones en el mundo virtual. La gente no tiene que decirte esas cosas a la cara y muchos de ellos ni siquiera usan sus nombres reales. No ponen en juego su integridad física ni su reputación.
Además, cuando te identificas tanto con una idea, ésta se convierte en parte de tu identidad. Entonces, es normal sentirse atacado cuando alguien como yo la pone en entredicho. A continuación viene la indignación, la ira y… si el aludido tiene poco autocontrol, internet se lo pone fácil para soltar lo primero que se le ocurra.
No hace falta decir que estas personas no buscan refutar tu tesis ni generar debate. Quieren ridiculizarte, hacerte sentir mal para que no lo vuelvas a hacer y alertar a los otros de que eres el enemigo. Si quieres profundizar sobre este tipo de conductas, te recomiendo leer Los peligros de la moralidad de Pablo Malo, que por cierto, hemos leído y debatido hace poco en La Biblioteca Polymata.
Aunque no comparto esta forma de actuar, puedo llegar a comprenderla. Algunas personas creen de verdad que mi artículo es peligroso. Están convencidos de que fomenta la despreocupación total por el futuro de la humanidad y del planeta. Aunque no es ese el mensaje que pretendo transmitir, como subrayé en la nota final del texto, la interpretación de cada uno está muy influida por sus creencias previas.
Quien no me conozca podría empezar a leer el artículo y ver señales de que “este tipo es un cerdo capitalista neoliberal”. Si además me busca en Google y ve que he tenido varias empresas, sus prejuicios quedarían confirmados. “Ya está el emprendedorcillo diciendo que el mercado es maravilloso y que todo se solucionará con tecnología y ciencia.” Al etiquetarme con premura es lógico que deje de leer con atención lo que realmente estoy contando y se quede con lo que él piensa que diría una persona como yo.
Gotchas
Esta es una respuesta que recibí por Twitter al artículo:
En un artículo de su antiguo blog, el racionalista Scott Alexander usa el término gotcha («te pillé») para señalar aquellas frases lapidarias, resultonas e incluso intuitivamente válidas pero que en realidad no argumentan nada. El que lea el artículo atentamente, verá que en ningún momento digo que los recursos son ilimitados desde un punto de vista literal.
Lo que intento hacer ver es que los recursos son un medio y no un fin en sí mismos. Lo importante, no son los materiales sino lo que hacemos con ellos. Y a lo largo de la historia hemos ido descubriendo nuevos materiales y formas de energía para desplazarnos, calentarnos, fabricar herramientas y construir puentes. También hemos aprendido a usar los recursos que ya conocíamos con mayor eficiencia y reutilizarlos y reciclarlos de mil formas diferentes.
Hay que estar muy alerta con estas “frases trampa” porque pueden sonar muy convincentes. Al fin y al cabo, es obvio que un recurso si no es renovable o reutilizable es finito, ¿no? El crítico está planteando una tautología: si los recursos no se pueden reciclar y no son renovables, entonces son limitados. Pero lo que yo estoy explicando es que la trayectoria humana está llena de ejemplos de recursos limitados que se sustituyen por otros. Aprendemos a reciclarlos, descubrimos nuevas formas de usarlos con más eficiencia, etc, etc, etc.
Con un poco más de desarrollo un buen gotcha podría llegar a convertirse en un argumento válido, pero hace falta más esfuerzo, claro.
Contradecir
Paul Graham, en su famosa pirámide de cómo estar en desacuerdo, sitúa a la contradicción como la más baja de las formas de desacuerdo que considera aceptable. El que contradice se limita a llevar la contraria de forma vaga sin proporcionar muchas evidencias. Dado que no cita al autor, es habitual que acabe rebatiendo a un hombre de paja. Usar un hombre de paja consiste en coger una versión estereotipada (incluso falsa) de lo que ha dicho una persona para atacarla fácilmente.
En este ejemplo, el usuario dice “considero que ignorar estos límites es una apuesta muy arriesgada e irracional”. Sin embargo, en mi artículo digo explícitamente que “Este artículo no es una llamada a la despreocupación total. A corto y medio plazo existen riesgos y sufrimiento evitables mediante regulaciones bien diseñadas de la extracción de recursos”.
Entiendo que el título del artículo es lo que ha podido llevar a interpretaciones incorrectas a aquellos que no hayan leído todo el artículo con atención y usando el principio de caridad. El principio de caridad consiste en interpretar el mensaje de nuestro compañero de debate dando por hecho sus buenas intenciones y su racionalidad. Es decir, que cuando el mensaje es ambiguo voy a pensar bien en vez de mal.
Sin ser muy sofisticada, la contradicción al menos respeta al interlocutor. Seguramente sea la forma de desacuerdo más habitual porque no nos han enseñado a argumentar y mostrar desacuerdo.
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El meta-debate
En un debate no toda la atención va dirigida al contenido: argumentos, ideas y hechos. Con frecuencia el foco se pone en el contexto del debate. En quién es la persona, sus fuentes, su ideología, etc.. Scott Alexander bautizó a esta parte meta-debate. Lo entenderemos mejor con un ejemplo.
Este comentarista de YouTube no alude a ningún error lógico, mal argumento o falta de evidencias de mi ensayo. Incurre en una doble falacia. Por un lado la falacia de autoridad que consiste en dar validez a una afirmación porque procede de una autoridad. En este caso menciona a Antonio Turiel, doctor en física y experto en energía. Antonio lleva años alertando del fin de los combustibles fósiles y es un gran defensor del decrecimiento económico como única alternativa a la catástrofe energética.
Por otro lado, usa la falacia Ad Hominem. Aquí mete la pata porque pretende desprestigiarme diciendo que soy periodista y no científico cuando no soy ninguna de las dos cosas 🙂. La falacia Ad Hominem intenta atacar un argumento no por el contenido sino por quién lo dice. En un comentario del blog me pusieron lo siguiente:
Es cierto que el origen de una fuente puede ponernos alerta. Por ejemplo, si esa fuente tiene intereses en la cuestión o está muy ideologizada. Pero igualmente debemos hacer el esfuerzo de criticar las ideas por su contenido, no por su origen. En caso contrario, muchos de los debates importantes se limitarían a decir: “tú eres un neoliberal, ¿qué vas a decir” y en el otro lado “y tú un rojo comunista, ¿acaso me puedo fiar de tus datos?”.
Otro ejemplo de meta-debate es este comentario:
Esta no fue la única crítica que recibí de hacer cherry picking, así que me la tomo muy en serio.
El cherry picking o falacia de la evidencia incompleta es la selección deliberada de pruebas, ejemplos y datos que apoyan tu tesis sin tener en cuenta los que no la apoyan. Me encantaría que las personas que me han llamado la atención hubiesen indicado dónde lo estaba haciendo exactamente. Me habría gustado que compartieran información sobre recursos que se han agotado provocando una crisis catastrófica o ejemplos en los que el comercio es un juego de suma cero. Pero la mayoría no lo hicieron.
Siendo justos, un usuario de Twitter me reclamó no haber incluido información sobre el impacto medioambiental de la extracción de esos recursos.
Y es verdad, no incluí esos indicadores. No porque quisiera ocultarlo ni porque considere que la extracción de recursos no tiene impacto en el planeta. De hecho, en la nota final digo lo siguiente:
“Este artículo no es una llamada a la despreocupación total. A corto y medio plazo existen riesgos y sufrimiento evitables mediante regulaciones bien diseñadas de la extracción de recursos. Hay ecosistemas como las selvas tropicales, o ciertos caladeros de peces que por su valor estético para los humanos y porque son el hogar de miles de millones de seres sintientes, deben ser gestionados adecuadamente.
También sabemos que un uso excesivo de combustibles fósiles está agravando el cambio climático y que la extracción de ciertas materias primas tiene repercusiones negativas en los ecosistemas que nadie está asumiendo. Es necesario conocer y combatir la explotación excesiva y negligente de materias primas y el uso de formas de energía contaminantes y dañinas.”
Si no incluyo gráficas o datos sobre la repercusión negativa de la extracción de recursos es porque el ensayo no va de eso. No voy a negar haber hecho un cherry picking soft; pero es que no conozco otra forma de escribir un ensayo en el que busco defender una tesis. Si me hubiese dedicado a listar sistemáticamente todas las posturas e incluir todos los datos sobre crecimiento, progreso, medioambiente, recursos, etc. probablemente habría sido un artículo farragoso, largo (más todavía) y en el que mi tesis se habría difuminado. Cuando no tengo una opinión firme y quiero escribir sobre algo me gusta señalar diferentes tesis y ser más neutro, pero éste no era el caso.
En cualquier caso, por si algún lector está interesado, al final del artículo incluyo cuatro gráficas de Our World in Data que he seleccionado sobre el calentamiento del planeta y la extinción de especies que, bajo mi punto de vista, son dos de los problemas más graves ante los que nos enfrentamos.
Para mí el cherry picking es denunciable cuando alguien oculta datos o argumentos fuertes de forma deliberada que socavarían sus ideas. Y este no ha sido el caso.
El meta-debate no es necesariamente malo. En ocasiones señalar una falacia, falta de rigor, sesgo o mala praxis de nuestro interlocutor puede dar claridad al debate. Eso sí, para no enturbiar la conversación y que el otro no se sienta humillado en público, se debería hacer siempre con el máximo respeto posible.
El meta-debate es un problema cuando alguien desvía la atención constantemente del contenido para ponerlo en la forma haciendo inviable la conversación. Por ejemplo, cuando alguien pide unos estándares de rigor que no están acordes a la situación. Mi amiga Cuca Casado lo expresaba muy bien en Twitter cuando declaraba estar cansada de que en conversaciones informales le pidieran los artículos científicos que apoyaban sus afirmaciones.
La importancia de aprender a debatir
Creo firmemente que el buen debate y la conversación ilustrada son necesarios para el progreso. Cuando dos personas no pueden entenderse se encierran en sus ideas y se vuelven más intolerantes con las de los demás. Cuando alguien te ataca sin ningún tipo de tacto por Twitter por expresar tus ideas sólo consigue distanciarte más de las suyas (sean cuales sean éstas). Todos sabemos en lo más profundo de nuestro ser que para tener alguna posibilidad de persuadir al otro necesitamos empatizar con él, escucharle, ser amable, darle crédito, valorar su punto de vista… Sólo entonces, podremos plantar una duda en sus creencias más profundas.
El artículo de hoy va sobre cómo NO debatir, y por eso he mostrado todos estos ejemplos, pero no quiero ser negativo, muchos de los que me escribieron para discutir las tesis del ensayo lo hicieron con respeto y con argumentos. Aún así, la mayoría de ellos se quedaron en la superficie. Probablemente porque Twitter y los comentarios de Youtube no son el medio más apropiado y todos vamos con demasiadas prisas como para hacer comentarios profundos y trabajados.
***
¿Y cuál es el enfoque adecuado para expresar desacuerdo? Bien, estoy pensando en hacer un completo curso online de pensamiento crítico para mejorar esta habilidad tan necesaria y escasa (este sí que es un recurso escaso de verdad😁). El World Economic Forum sitúa el Pensamiento Crítico en el top 5 de habilidades necesarias en las empresas para 2025.
Si quieres estar informado sobre el curso, pincha en el botón y responde a las preguntas (te llevará 2 minutos).
Jose Joaquin Caceres Rodriguez dice
Hola, gracias por lo que aportas en Polymatas.
Cuando escuché el episodio «El Hoyo y la falacia del fin de los recursos» no estuve de acuerdo con su tesis y elaboré unos comentarios que no llegué a enviar. Con tu siguiente episodio me he decidido a enviarlo, al ver que mi comentario no cae en las formas de debatir que consideras equivocadas. No tengo inconveniente en picar en el cebo del estímulo para debatir que crea este segundo episodio, porque al fin y al cabo valoro los contenidos de Polymatas y estoy encantado de participar en la discusión.
Me pareció un episodio fallido, tu tesis de que las mejoras técnicas permitirán mantener el crecimiento durante mucho tiempo no me parece convincente ni tampoco bien argumentada.
Es paradójico que al final del episodio indiques que entre los que mantienen la tesis contraria hay «miedo irracional», ya que el argumento principal de tu tesis viene a decir que «en el pasado todo ha ido bien», y ese argumento no solo es irracional, sino que es una típica frase denostada en muchos ambitos, porque representa al inmovilismo y al pensamiento reaccionario ante el progreso; yo lo veo como el habitual «si funciona no lo toques».
Lo racional es tener en cuenta lo que indican los informes científicos, sobretodo los asociados al cambio climático y otros que utilizan metodologías similares. Son informes realizados por multitud de personas, cuyas conclusiones no suelen ser especulativas sino basadas en el consenso de los participantes, y que además son revisados periódicamente. E indican que el planeta está sobreexplotado, que la biodiversidad está en grave peligro, y que estamos destruyendo ecosistemas y paisajes que no tienen repuesto. Nuestros nietos habitarán un planeta degradado, y eso puede evitarse, porque nosotros somos la causa.
En mi opinión, lo único que salva tu posición es la cláusula final, que viene a decir: «toda esta explotación de recursos es correcta salvo que algo vaya mal, en cuyo caso hay que detenerla». Bueno, con esta afirmación final el artículo en su conjunto no se equivoca, ya que en resumen mantiene una tesis y la contraria. Pero entonces no aporta nada.
Solo eso, gracias por tu podcast, y lo siento si finalmente he caído en la mala práctica de debatir con un tono demasiado agrio. Un saludo
Val Muñoz de Bustillo dice
Hola José Joaquín:
Gracias por tu comentario. Te respondo punto por punto.
«Me pareció un episodio fallido, tu tesis de que las mejoras técnicas permitirán mantener el crecimiento durante mucho tiempo no me parece convincente ni tampoco bien argumentada.»
La que tú consideras mi tesis no es exactamente esa. En este capítulo resumo mis dos tesis y para ser más exactos la segunda es:
Los recursos (materiales y energía explotables por el ser humano) son cada vez más abundantes y baratos ya que nuestro conocimiento y tecnología aumenta más deprisa de lo que aumenta la población. Esto choca con la idea bastante extendida de que estamos terminando con los recursos.
«el argumento principal de tu tesis viene a decir que «en el pasado todo ha ido bien», y ese argumento no solo es irracional, sino que es una típica frase denostada en muchos ambitos, porque representa al inmovilismo y al pensamiento reaccionario ante el progreso; yo lo veo como el habitual «si funciona no lo toques».»
Yo no digo en ningún momento que en el pasado todo ha ido bien. Lo que hago es presentar datos sobre cómo hemos ido progresando en muchos aspectos relacionados con los recursos. Concretamente pongo el ejemplo de cómo ahora tenemos muchas más calorías disponibles que hace unas pocas décadas. También presento pruebas de cómo las materias primas son ahora mucho más asequibles que hace 40 años. Tampoco digo que si algo funciona no lo toques. De hecho, soy un gran defensor del progreso y mi anterior artículo en todo caso es una defensa del progreso científico y tecnológico que nos ha traído hasta aquí.
«Lo racional es tener en cuenta lo que indican los informes científicos, sobretodo los asociados al cambio climático y otros que utilizan metodologías similares. Son informes realizados por multitud de personas, cuyas conclusiones no suelen ser especulativas sino basadas en el consenso de los participantes, y que además son revisados periódicamente. E indican que el planeta está sobreexplotado, que la biodiversidad está en grave peligro, y que estamos destruyendo ecosistemas y paisajes que no tienen repuesto.»
Una vez más, creo que no has interpretado bien mis palabras (o yo me explico mal). En este mismo capítulo comparto gráficas preocupantes sobre el calentamiento global y la extinción de especies. En el anterior no decía que no haya que preocuparse por el medioambiente.
«En mi opinión, lo único que salva tu posición es la cláusula final, que viene a decir: «toda esta explotación de recursos es correcta salvo que algo vaya mal, en cuyo caso hay que detenerla». Bueno, con esta afirmación final el artículo en su conjunto no se equivoca, ya que en resumen mantiene una tesis y la contraria. Pero entonces no aporta nada.»
De nuevo interpretas mis palabras erróneamente. Yo no digo «toda esta explotación de recursos es correcta salvo que algo vaya mal, en cuyo caso hay que detenerla». Digo que no quiero que mis artículo sea interpretado como que «todo vale». Y me reafirmo. No creo que haya que estar siempre mandando mensajes apocalípticos que fallan una y otra vez en sus predicciones para que seamos responsables y regulemos ciertas prácticas de extracción de recursos que quitan más de lo que dan. En la nota final no me extiendo y por eso quizás queda abierta a diferentes interpretaciones, pero pensaba que el espíritu quedaba claro.
En definitiva, José Joaquín, por los comentarios que me haces, creo que has malinterpretado muchos de mis mensajes. Lo cual explica tu frase final de que mantengo una tesis y la contraria.
Espero que le des una segunda lectura más caritativa para que veas que no estamos tan lejos en las posturas, o al menos eso creo 🙂
¡Gracias por todo y hasta pronto!