En los dos primeros artículos de la serie de sistemas complejos expliqué qué es un sistema complejo, sus características principales, por qué debemos aprender a pensar en sistemas, cómo diferenciar un sistema complejo de un complicado y por qué es tan difícil encontrar gente que piense en sistemas. Si no los has leído, te recomiendo reservarte un rato tranquilo y ponerte al día 🙂
Si no te apetece, puedes disfrutar del artículo de hoy aunque no le sacarás el mismo partido y es posible que algunos conceptos te suenen a chino.
Veamos cuáles son los hábitos del pensador sistémico y mis recomendaciones para incorporarlos en tu día a día.
1. Se pregunta a qué tipo de situación se enfrenta
¿Es un problema simple con solución obvia? ¿Es complicado y necesitaré a un experto? ¿No sé a lo que me enfrento y tengo que dedicar tiempo y experimentos a ir descubriendo los patrones del sistema?
El pensador sistémico ha interiorizado estas preguntas. Antes de enfrentarse a una situación identifica si es compleja, complicada o simple y adapta sus estrategias en función de ello. Es decir, no usa el mismo enfoque cuando está ante un problema complejo que cuando es complicado sin más.
Cómo entrenarlo:
Te recomiendo que introduzcas el marco conceptual Cynefin cuando te enfrentes a un nuevo proyecto o problema importante en tu vida. Si usas alguna herramienta de gestión de proyectos o check-lists, incorpora un nuevo paso al inicio que sea identificar el contexto con Cynefin.
2. Amplía su visión antes de actuar sobre un sistema complejo
No se precipita, no tiene prisa. Sabe que las prisas solo llevan al desastre y a perder el tiempo. Dedica tiempo a descubrir lo más relevante sobre el sistema. Pregunta a personas con puntos de vista diferentes. Lo hace con curiosidad y con la intención de ampliar su visión, no de confirmar sus creencias. Estudia el pasado del sistema para entender por qué es cómo es.
Cómo entrenarlo:
Lo más importante para adquirir este hábito es entender que los problemas complejos no se solucionan en dos patadas. Hay que resistir el impulso inicial de resolverlo cuanto antes. Para ello, necesitas interiorizar que no hay soluciones obvias para problemas complejos. Te recomiendo planificar bastante tiempo para la comprensión del sistema, hablar con la gente adecuada, obtener datos y evidencias e intentar entender la historia del sistema. Presta especial atención al propósito del sistema, sus incentivos, los bucles de retroalimentación y las demoras. Incluye en tu metodología de trabajo bastante tiempo para ampliar la comprensión de la situación. Seguramente tu primer impulso será ir por la vía rápida, por eso es tan importante tener un método y seguirlo.
3. Desconfía de las historias de Hollywood
Es consciente de lo atractivas que pueden resultar las historias sencillas con buenos, malos, culpables, causas y efectos. Sabe que son incompletas e incluso erróneas por lo que las coge con pinzas y hace muchas preguntas para enriquecer la historia con detalles y matices.
Cómo entrenarlo:
Usa los medios de comunicación como campo de entrenamiento. Escucha y lee las noticias y fíjate en el enfoque de las historias. ¿Son lineales? ¿Plantean una consecuencia como efecto inevitable de una situación? ¿Se señala a un único culpable? ¿La persona que cuenta la noticia proporciona matices o utiliza la brocha gorda? Acostúmbrate a ser muy escéptico con las narrativas simplonas. Si estás en una reunión, haz preguntas abiertas que ayuden a enriquecer la historia y a validar sus premisas. Por ejemplo: ¿Qué otros motivos han contribuido a la situación actual? ¿Podría haber evitado Fulanito que sucediese ese error? ¿Cómo? ¿Y si el contexto hubiese sido distinto, también habría ocurrido? Practica con distintas preguntas, observarás que hacer preguntas bien formuladas en el momento adecuado abre mucho la conversación y hace que los participantes estén más abiertos a las distintas y variantes de la historia.
4. Desconfía de sí mismo
Sabe que tiene preferencias, sesgos y prejuicios y que, como la mayoría, tiene tendencia a creerse en poder de la razón. También es consciente de sus limitaciones cognitivas y de información. Para contrarrestarlo, usa metodologías que le obliguen a enfrentarse a sus sesgos, busca datos y argumentos que contradigan sus hipótesis y se rodea de personas que no tengan problemas en decirle lo que piensan.
Cómo entrenarlo:
Cuando tomes decisiones importantes baraja al menos dos opciones. Antes de decidirte por una, contrasta siempre tus opciones con una o dos personas más. No les vendas tu idea favorita. Escucha su punto de vista, y sobre todo, pide argumentos. Este proceso te obligará a contrastar tus ideas y a no ir como un loco a por tu preferida.
Usa una check-list con los sesgos cognitivos más habituales y repásalos antes de tomar una decisión, seguro que has caído en varios y hacer este repaso te puede ayudar a darte cuenta.
5. Experimenta
Cuando tiene una razonable comprensión del sistema y ve oportunidades para mejorarlo, lanza experimentos sencillos y seguros que le ayuden a entender si va bien encaminado. Sabe que muchos de ellos fallarán, pero no le importa porque aprende de todos ellos. Cada nuevo experimento le da información valiosa sobre el sistema. Es decir, plantea la estrategia como una dirección a seguir, no como un lugar concreto y fijo al que llegar. Usa la información empírica para ir adaptando la estrategia a la realidad.
Cómo entrenarlo:
Cuando te enfrentes a situaciones complejas estudia y pon en práctica metodologías basadas en prueba y error como Lean Startup, Scrum o similares. Lo importante no es la metodología concreta, sino los principios que la rigen. Puedes adaptar estas metodologías a tu situación concreta.
6. No da nada por supuesto
Sabe que el pasado no predice el futuro y que lo que ayer funcionó ahora podría fallar. Está abierto a nueva información. Entiende que algo que tuvo éxito dejará de tenerlo en algún momento, por eso siempre está atento y no se frustra cuando las cosas cambian. No le gusta la incertidumbre (a quién le gusta), pero ha aprendido a convivir con ella.
Cómo entrenarlo:
Cada cierto tiempo puedes replantearte las premisas básicas. Por ejemplo, un producto que hace un año podría ser la bomba ha podido quedarse anticuado. La estrategia de marketing que hace 6 meses era muy efectiva, ya no es efectiva. Normalmente las señales están ahí: quejas constantes de los clientes, cambios de tendencias en las métricas principales, cambio de humor en los compañeros. Establece rituales periódicos para revisar los básicos y deja a un lado el ego mientras lo hagas.
7. Entiende la importancia de la resiliencia
Sabe que un sistema es capaz de sobrevivir gracias a su resiliencia, a su capacidad de superar las crisis. Por eso promueve la resiliencia y la redundancia y no las sacrifica a cambio de más y más eficiencia o crecimiento. Dicho de otra manera, es un amante de los seguros, los colchones y los sistemas de seguridad 🙂
Cómo entrenarlo:
Introduce en tu metodología de trabajo la gestión de riesgos. Invierte en seguros y ten siempre un margen importante de error. En una empresa esto significa introducir una cultura del ahorro para tener suficiente dinero en caja para pasar una crisis. En un equipo, significa que el equipo tenga capacidad de aumentar su carga de trabajo puntualmente sin sufrir problemas de estrés y que no haya ningún miembro imprescindible que no podamos cubrir en caso de baja o salida de la empresa. En el diseño de políticas, la resiliencia se consigue poniéndose en los peores escenarios y diseñando políticas que en esos casos no provoquen fallas en el sistema. Lo más importante es que se hable de resiliencia. Ponerla al nivel del crecimiento, de la eficiencia y de la productividad, algo que no suele ocurrir de manera natural en las personas ni en las organizaciones.
8. Dirige su atención a los patrones
No se distrae con los detalles o los eventos del día a día. Le interesan los patrones que emergen del sistema. Aquello que se repite y que determina el comportamiento general del sistema. No se centra tanto en lo que se dice sino en lo que ocurre de forma repetida, en los hechos reiterados. Es consciente de la tendencia humana a ver patrones donde no los hay por lo que permanece alerta y es paciente antes de identificar patrones.
Cómo entrenarlo:
Estudia la dinámica de sistemas y usa sus diagramas en las fases de análisis para extraer los comportamientos más relevantes y reiterativos del sistema. Estos diagramas se centran en flujos, stocks, bucles de retroalimentación y otros conceptos propios de los sistemas complejos. Familiarízate con los arquetipos de sistemas más habituales: la tragedia de los comunes, escalada, adicciones, etc. El uso de este tipo de diagramas es un complemento perfecto para el momento en el que estás ampliando tu visión sobre el sistema.
9. No cree en sus modelos
Usa modelos, diagramas y gráficas para entender mejor los sistemas, pero no se los cree a pies juntillas. El mapa no es el territorio. La realidad no puede ser empaquetada en un sistema con límites definidos. Hay que ponerle límites para trabajar sobre él, pero sin perder de vista la realidad. Por lo tanto, está abierto en todo momento a incorporar nuevos elementos “más allá” del sistema.
Cómo entrenarlo:
Si empiezas a usar diagramas de dinámica de sistemas o cualquier otra forma de modelado usando Excel, Vensim u otras herramientas, necesitas ser consciente en todo momento que solo son herramientas de ayuda. Lo mismo pasa con los KPIs o cualquier otra herramienta de análisis. Estar abierto a que el modelo que tanto tiempo te ha costado crear puede ser erróneo o tener importantes carencias es básico para no caer en la creencia de que el mapa es el territorio. Un hábito muy positivo es mantener vivos tus modelos, teniéndolos a la vista y adaptándolos constantemente a la nueva información.
10. Presta especial atención al largo plazo
Lucha contra su naturaleza cortoplacista y se pregunta por las demoras que hay en el sistema. Entiende que muchos de los resultados positivos de hoy son consecuencia de las inversiones de largo plazo de hace meses o años, por lo que se obliga a tener paciencia y a hacer inversiones en el sistema que le darán réditos en el futuro.
Cómo entrenarlo:
Una manera de acostumbrarse a pensar en demoras es usar diagramas de dinámica de sistemas, ya que los delays son un elemento clave en esta forma de modelización. Algunas preguntas que nos pueden ayudar a elevar el nivel de conciencia sobre las demoras son del tipo: después de implementar este proyecto, ¿cuánto tiempo tardará en tener efecto? Una vez lancemos el producto, ¿cuánto tardarán los clientes en aprender a usarlo? ¿Cuánto tiempo tardará la nueva persona del equipo en ser productiva?
Para habituarte al pensamiento largoplazista, asegúrate siempre de dedicar algo de tu tiempo y dinero a invertir en el futuro. Por ejemplo, dedica un porcentaje de tus ingresos a formación, invertir en tu jubilación, crear un proyecto o producto sin retorno inmediato pero que a futuro pueda abrirte puertas, etc.
11. No busca culpables sino fallas en el sistema
Sabe que, salvo raras excepciones, no hay un solo culpable cuando un sistema complejo falla o hay comportamientos emergentes indeseados. Los problemas suelen ser multifactoriales y dependen más de las relaciones entre los agentes que de agentes aislados. Como es consciente de su tendencia a buscar cabezas de turco, hace un esfuerzo deliberado por pararse y ver el sistema en su conjunto.
Cómo entrenarlo:
Quizás este sea uno de los hábitos más difíciles de aprender. Personalmente creo que cultivando otros hábitos como dirigir tu atención a los patrones, desconfiar de ti mismo y de las historias simples así como ampliar tu visión, hará que de forma natural empieces a ver la complejidad en las cosas y no tengas la tentación de señalar con el dedo.
12. No controla el sistema sino que influye en él
Conoce sus limitaciones y sabe que, cuanto más complejo es el sistema, mayor será su desconocimiento sobre él. Entiende que el sistema tiene sus mecanismos de autorregulación y que su función es influir en él marcando una dirección clara y no intentar controlar cada uno de los agentes y procesos.
Cómo entrenarlo:
Este tema da para un artículo completo sobre cómo influir en un sistema complejo sin meter la pata, por lo que lo emplazo para más adelante.
Llévalo a la práctica
Convertirte en un pensador sistémico puede llevarte años. Todo dependerá de tu punto de partida y tu motivación. Haz una evaluación realista de tus hábitos actuales y confróntala con los hábitos del pensador sistémico. Identifica uno que te parezca importante, que no estés poniendo en práctica y dedícate a él durante unos meses. Si tienes dudas de por cuál empezar, hazlo por los primeros, ya que son las bases sobre las que se asientan los demás. Necesitas saber diferenciar un problema complejo de uno complicado y tener una visión amplia de una situación antes de enfrentarla.
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