“Si me preguntas qué efectos tiene el MDMA te diré que lo tomes para experimentarlos. Una experiencia, por definición, es privada e intransferible, pero haré un esfuerzo por explicarme:
Sólo estás tú. El resto es un decorado móvil. Sólo estás tú y la música. En realidad la música y tú sois lo mismo. Los graves resuenan en tu caja torácica. Todo es perfecto, cada golpe de ritmo activa tus extremidades como si el dj tirase de los hilos. Todos lo hacéis al unísono, pero eso tú no lo sabes. Tus ojos llevan un tiempo indeterminado cerrados mientras tus pupilas se dilatan. A través de los párpados percibes relámpagos de luz acompasados de la música.
Estás en paz, el lío de ahí fuera se ha quedado al margen, por ahora. Apenas piensas. No abres los ojos porque te preocupa que termine. Sabes que no estás soñando, pero no sabes si todo acabará cuando los abras, así que no te la juegas. Es demasiado bueno. ¿Mejor que el sexo? Sí. Al menos mejor que el 99% del sexo que has tenido. Y desde luego, mucho más sencillo que el 100% del sexo que has tenido.
Llevas horas bailando pero no te cansas. Una y otra vez te contoneas. Usas poco espacio, no quieres golpear a nadie, así que no te mueves demasiado (lo suficiente para mantener el trance). Ismael se acerca un par de veces para decirte algo, pero no te corta el rollo. Abres los ojos y sigues disfrutando, pero ahora le añades una dimensión a la experiencia: la visual. Todo está empañado en una sensación: todo es perfecto así, todo es perfecto ahora.
Cuando han pasado unas dos horas desde el comienzo de tu trance te vienen a buscar. No te importa, eres feliz. Les sigues hasta un taxi y de ahí a la playa. Te bañas con tus amigos mientras sonríes. Tu sonrisa se refleja también en sus caras; ha sido una gran noche.
La claridad del cielo resalta las aristas de las olas. No de las olas grandes, sino de las pequeñas, las que se forman encima de las olas, que se forman encima de esas otras olas. Mis ojos ahora ven en 8k. Mis amigos se van pero yo me quedo. Quiero alargar este sentimiento. La felicidad no llama a mi puerta habitualmente; y esto, sin duda, es felicidad.
No sé cuánto tiempo estuve en la playa, paseando, observando, pero fue intenso y tranquilo. Es difícil de explicar, como te he dicho, la experiencia es algo intransferible.”
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Este es un fragmento de mi diario que escribí el 1 de julio de 2023 tras una noche en una discoteca valenciana que recordaré el resto de mi vida. Normalmente mi diario es una retahíla de frases asépticas desprovistas de toda lírica y emoción, pero ese día me marcó profundamente y quise dejarlo reflejado como se merecía, narrando una buena historia. Ese día tuve la primera experiencia de mi vida en la que mi estado de consciencia se vió alterado profundamente hasta un punto que nunca habría imaginado. Lo que ocurrió esa madrugada de primeros de julio en la discoteca Spook y los días posteriores tuvo un fuerte impacto en mí. ¿A qué me refiero exactamente? Pues que ese día mi concepción sobre la capacidad que tenemos los humanos para experimentar el mundo cambió completamente.
El MDMA, conocido popularmente como éxtasis o la droga del amor, tiene una reputación bien merecida. En las condiciones adecuadas, puede inducir sensaciones intensas de felicidad y una profunda conexión emocional con los demás. Otros psicodélicos como el LSD o la psilocibina provocan distorsiones de la realidad y, en ocasiones, alucinaciones. El MDMA no lo hace, pero aumenta tu capacidad para percibir el sonido, la luz y los estímulos táctiles. De ahí la increíble mezcla que resulta cuando la combinas con música electrónica, sobre todo el techno.
Todos hemos experimentado alguna vez estados alterados de consciencia. No hace falta tomar ninguna sustancia para llegar a ellos. Si eres meditador habitual, quizás hayas experimentado profundos estados de conexión y fusión con el mundo que te rodea y un nivel de percepción sensorial superior al habitual. Es posible que alguna vez te hayas sometido a una sesión de hipnosis, hayas vivido una experiencia sexual transcendental o te hayan anestesiado para una operación.
Los estados alterados de consciencia son todos aquellos estados mentales que se salen de lo cotidiano, del estado de vigilia. El sueño REM mismamente es un estado de consciencia alterado. También podríamos decir que el estado de flujo, ese en el que entras cuando te encuentras inmerso jugando a un videojuego retador pero asequible, también es un estado alterado de consciencia.
Lo que caracteriza a los estados alterados de consciencia es su relativa escasez y la sensación de estar experimentando algo diferente. Si excluimos el sueño, el resto del tiempo solemos estar en un estado de vigilia; el que tengo en el momento de escribir estas líneas.
Obviamente, lo que viví en Spook va más allá del estado de conciencia que puedes conseguir mediante la meditación o jugando a un videojuego. Seguramente se encuentre más cerca de estados de consciencia alterados que han reportado místicos y chamanes en rituales religiosos y mágicos. Hay estados muy alejados de la vigilia que históricamente han sido asociados a iluminaciones y visiones espirituales. El peyote, o la ayahuasca, por ejemplo, proceden de plantas y han sido utilizadas desde hace miles de años por poblaciones indígenas en sus rituales chamánicos para facilitar el trance y el éxtasis.
Lo primero que me pregunté cuando empecé a investigar sobre los estados alterados de consciencia fue: ¿qué está pasando en mi cerebro para que, de repente, mi realidad se vea modificada hasta tal punto?
Las drogas psicodélicas fueron prohibidas en USA y Europa durante los años 60 y 70, lo que retrasó su investigación. Por suerte, en los años 90 se retomaron los estudios y gracias a ello se están descubriendo usos terapéuticos de algunos psicodélicos. Por ejemplo, el MDMA se está usando en estudios para el tratamiento del Trastorno de Estrés Postraumático y la psilocibina en el tratamiento de la ansiedad en enfermos terminales de cáncer.
Hay muchos psicodélicos, y cada uno tiene sus particularidades pero en términos generales estos son los efectos neurológicos que provocan en el cerebro:
Activación de receptores 5-HT2A: Los psicodélicos funcionan como agonistas de estos receptores de serotonina, esenciales en la regulación de la percepción, el estado de ánimo y el pensamiento. Para que lo entiendas, los psicodélicos activan los mismos receptores que la serotonina, un neurotransmisor asociado con la sensación de bienestar y apertura. Sin embargo, la activación por psicodélicos es más intensa y prolongada, lo que puede llevar a alteraciones significativas en la percepción y la cognición. Esa sensación de felicidad plena que tenía en la playa, después de toda la noche estaba exacerbada por el potente efecto del MDMA sobre estos receptores.
Alteración de la señalización neuronal y aumento de la plasticidad del cerebro: Los psicodélicos inducen cambios en la señalización neuronal al afectar a los segundos mensajeros y los niveles de calcio dentro de las neuronas. Estos cambios pueden activar genes que promueven la plasticidad neuronal, lo que facilita la formación de nuevas conexiones sinápticas y potencialmente mejora el aprendizaje, la memoria y la recuperación de daños neuronales. Por esta razón, se cree que algunos psicodélicos pueden ayudar en terapias psicológicas, ya que promueven la apertura al cambio.
Modificación de la función tálamo-cortical: Los psicodélicos interfieren con el tálamo, una región del cerebro que, entre otras cosas, es la encargada de filtrar los estímulos que nos llegan del exterior a la corteza cerebral (consciencia). Por ejemplo, cuando estás trabajando, el tálamo no deja pasar el ruido del aire acondicionado y de las voces de la calle a tu consciencia, pero dejará pasar un ruido fuerte que pueda representar un peligro, como el accidente de un coche en el cruce de al lado. Los psicodélicos reducen la función de filtrado del tálamo haciendo que percibamos más estímulos y con mayor intensidad. Esa sensación que tuve en Spook de sentir la música como nunca la había sentido procede de esa alteración en la función tálamo-cortical.
Impacto en la red neuronal por defecto: Afectan esta red neuronal que está activa durante la introspección y la rumiación, reduciendo su actividad y contribuyendo a la disolución del ego, lo que puede llevar a experiencias de conexión profunda y significativa con el mundo que nos rodea.
Me voy a detener un poco más en este último punto porque me parece especialmente relevante.
La red neuronal por defecto es un grupo de regiones cerebrales que están activas cuando la mente no está realizando ninguna tarea específica. Esta red está implicada en procesos como la autorreflexión, la introspección y la construcción del sentido del yo. Aunque esta red es fundamental para la creatividad y para la construcción de una identidad, todo apunta a que los momentos en los que somos más infelices es cuando estamos ensimismados. Por el contrario, cuando estamos centrados en algo, nos sentimos mejor. Y aquí una de las cuestiones clave de los estados alterados de consciencia: la mayoría de ellos nos sacan por un rato de la rumiación constante y de la identificación con el yo. Cuando entramos en éxtasis, en estado de flujo o en una meditación profunda, no hay introspección, sino todo lo contrario. Dejamos de pensar en el pasado. Dejamos de pensar en el futuro. Dejamos de juzgarnos y de juzgar a los demás. Estamos viviendo en el sentido más esencial de la palabra.
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Después de todo lo que te he contado, seguramente estés deseando alcanzar esos estados alterados de consciencia que tantas vidas han cambiado. Pero no debemos olvidar que los psicodélicos son sustancias prohibidas en la mayoría de los países. Además, debido a décadas de parón en la investigación científica, todavía hacen falta muchos estudios para entender los efectos secundarios que estas drogas pueden acarrear a largo plazo. Si bien no parecen adictivas y no se tiene conocimiento de muertes por sobredosis, eso no significa que sean inocuas. Algunos estudios sobre consumidores habituales de drogas como el MDMA sugieren que podrían tener efectos nocivos a medio y largo plazo en la memoria, la cognición, el estado de ánimo. Esto sin contar, que a falta de regulación, todo aquella sustancia que se consigue en el mercado negro es susceptible de ser adulterada. Es decir, no tienes ni idea de lo que te estás metiendo en el cuerpo.
Afortunadamente contamos con vías alternativas que nos pueden llevar a estados alterados de consciencia que merece la pena explorar. Voy a resumir algunas de ellas brevemente y, si hay interés, profundizaré en próximos capítulos.
La meditación
La meditación es una de las más asequibles. Cualquier persona puede practicarla sin ayudarse de ningún tipo de sustancia o accesorio mediante técnicas sencillas como poner la atención en la respiración. No obstante, alcanzar estados de consciencia sustancialmente diferentes no está al alcance de los meditadores noveles. Si te interesa la meditación, te recomiendo el capítulo que grabé sobre el tema con Santi Caufapé.
El baile y la música
Si has estado en una rave de electrónica (una fiesta de música electrónica) y lo has dado todo, incluso sin consumir ningún tipo de sustancia, es probable que hayas alcanzado un estado de consciencia muy diferente del habitual. La combinación de baile y música se ha utilizado desde tiempos ancestrales para rituales donde los participantes entraban en trance. La esencia de la música y la danza ritual radica en los ritmos repetitivos que las caracterizan. Estos ritmos pueden sincronizar las ondas cerebrales, especialmente en las frecuencias alfa y theta, asociadas con la relajación, lo que facilita entrar en un estado de trance. La sincronización de las ondas cerebrales es un proceso fisiológico en el que grupos de neuronas se activan en patrones rítmicos y coordinados.
La inmersión en la música y el baile libera neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, que provocan sensaciones de euforia y conexión emocional. Los movimientos repetitivos también liberan endorfinas, contribuyendo a una sensación de bienestar.
Por último, la concentración en los ritmos y movimientos desvía la atención de los pensamientos, permitiendo que la mente se enfoque y facilitando la entrada en estados de trance, donde la percepción del tiempo y el espacio puede alterarse significativamente.
Como ves, la clave reside en la repetición. A nuestro cerebro le gusta la repetición de movimientos, sonidos e imágenes empujándolo a estados alterados de consciencia.
La respiración holotrópica
La respiración holotrópica es una técnica que desarrolló el psicólogo Stanislav Grof mediante la que se supone que pueden alcanzarse estados de consciencia similares a los inducidos por la ingesta de psicodélicos. Esta técnica consiste en realizar respiraciones cortas y rápidas durante un largo tiempo en un entorno controlado. En todos los lugares donde me he informado, avisan de que no debe llevarse a cabo sin ayuda de un guía ya que entraña diversos riesgos para la salud para algunos grupos de población o si se realiza de forma inadecuada.
Además de los estados mencionados, también hay otros interesantes como el estado de flujo, la hipnosis y el sueño lúcido. Si hay interés, hablaré sobre ellos más adelante.
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El 1 de julio del año pasado tuve una experiencia radicalmente distinta a las que había tenido hasta el momento. Entonces apenas había oído hablar sobre los estados alterados de consciencia. Después de investigar el tema, me di cuenta del potencial que tienen estos estados para vivir una vida más rica y diversa y decidí que iba a explorarlos y a contar mi experiencia. Espero que esta breve introducción haya despertado tu curiosidad, si ha sido así, dímelo y profundizaré más en el tema.
F. Moreno (el Trina) dice
Val, me encanta esta entrada y me gustaria que avances mas. Es un tema que me llena de curiosidad. He mirado algunas opciones para hacerlo guiado pero todas las que miro acaban en temas espirituales que no me llaman en exceso.
cuenta cuenta
Val Muñoz de Bustillo dice
Gracias Fernando, sigo explorando. Yo estoy contigo, mucha espiritualidad y poca ciencia en este «mundillo», por eso creo que es interesante seguir investigando.
Saludos!