En este último artículo sobre David Deustch, maestro de maestros, Joseba Legarreta ha optado por un formato más personal y ligero; nos habla sobre cómo ha afectado a su visión de la realidad algunas de las ideas del maestro. Te dejo con él.
¡Hola! Aquí Legarreta al habla.
Para profundizar en los temas de los que hablaré aquí es preferible que leáis o escuchéis los dos capítulos previos (1 y 2). Hoy introduciré tres conceptos fundamentales: información, conocimiento y universalidad e iré explicando cómo han influido en mi forma de pensar y tomar decisiones.
La base fundamental del trabajo filosófico de Deutsch es el conocimiento; el conocimiento lo permea todo. Afecta a toda la realidad que nos rodea haciendo que cambie en una dirección o en otra.
Pero para comprender qué es el conocimiento, primero hay que empezar con qué es la información.
La siguiente es la charla que tuve con Val sobre los temas de los que trata este artículo. Es un complemento perfecto. Te recomiendo ver la charla ahora o después de leerlo.
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Información
Toda materia o energía que forma la realidad puede ser información. Podemos pensar que cada instante que vivimos es como un fotograma de información que muta en el siguiente instante. La realidad es un flujo constante de información.
Cualquier elemento que forme parte de ti o tu entorno es cuantificable; puedes contarlo, medirlo y ver sus interacciones.
La información es la descripción de la realidad, una abstracción o idea que podemos instanciar en nuestras mentes, ordenadores, libros… y no tiene por qué tener una utilidad.
Con esta idea clara podemos saltar al nivel superior, el conocimiento, la base de toda la filosofía de Deutsch. La clave de una buena vida y de la supervivencia de la humanidad hasta el fin de los tiempos.
Conocimiento
El conocimiento es un tipo de información. Es información útil. Si la información describe lo que hay, el conocimiento describe cómo cambiar una situación. El conocimiento adecuado coge el estado de información actual y tiene el potencial de transformarlo en otro. Modifica la realidad con un objetivo.
El significado de conocimiento que propone Deutsch es amplio. Bajo su definición los genes contienen conocimiento porque generan causalidad, tienen un objetivo (replicarse) y modifican la realidad para lograr su objetivo.
El conocimiento resuelve problemas. Un problema es un estado de información indeseado. Solucionar un problema es lograr cambiar la realidad física de una manera concreta. Si tienes sed necesitas modificar la realidad a una en la que ya no la tienes. El conocimiento de cómo y dónde beber agua modifica la realidad, te pone en marcha.
Párate a pensar cuánto conocimiento has generado a lo largo de tu vida para solventar un problema tan básico como dejar de tener sed: Tienes que entender la sensación de sed, tienes que saber lo que es el agua, saber mover tu cuerpo entero, saber donde localizar agua, cómo beberla…
Universalidad
Un sistema universal es aquel que puede resolver cualquier problema de su ámbito o dominio. Por ejemplo, el alfabeto latino es universal porque te habilita a escribir sobre cualquier idea o hecho que haya sucedido en el pasado o pueda suceder en el futuro.
En los sistemas de escritura basados en pictogramas, si querías escribir nuevas ideas o hechos sobre los que nunca se habían escrito, primero tenías que inventar nuevos símbolos. No eran sistemas universales de escritura porque lo que se podía expresar con ellos estaba limitado. Buena suerte intentando describir los sentimientos con ojo, ojo, árbol, persona, pez.
Cuando descubrimos una solución universal ésta iguala a todos los dueños del sistema. Por ejemplo, todos los dueños de una impresora pueden imprimir exactamente los mismos textos (todos los textos que han existido y existirán).
Los ordenadores son máquinas universales de Turing, eso implica que pueden hacer cualquier cálculo o simulación de cualquier elemento de la realidad. Pueden simular el mar, una galaxia, un árbol… Cualquier combinación posible de la información que forma el universo es replicable en un ordenador. Son universales para cualquier dominio o problema.
¿Por qué es tan importante esto? Porque los humanos también somos máquinas universales de Turing. Podemos computar cualquier elemento de la realidad. No hay información incomprensible para nosotros.
Juntando las piezas
En toda la historia del universo lo grande energéticamente hablando siempre afectaba a lo pequeño y nunca al revés, el sol se come un asteroide y ni se inmuta, un agujero negro se come al sol etc… Lo grande domina a lo pequeño.
Pero el conocimiento llegó para cambiarlo todo. Éste puede afectar a la realidad de forma drástica, independientemente del tamaño del que lo posea.
En algún momento en nuestro planeta, hace más de 4000 millones de años, se crearon en la Tierra las primeras moléculas orgánicas capaces de replicarse. Es decir, contenían el conocimiento sobre cómo duplicarse una y otra vez. Ese conocimiento fue mejorando hasta que surgieron las primeras bacterias que producían oxígeno y estas minúsculas bacterias cambiaron por completo la atmósfera de nuestro planeta.
El conocimiento que desarrollaron unos seres microscópicos cambiaron el destino de un cuerpo inmensamente más grande (la Tierra). El conocimiento permite utilizar la energía con un foco concreto, con una intención.
Si unas bacterias lograron eso, ¿qué podrá lograr la mente humana? Literalmente todo aquello que no rompa las leyes de la física.
Si los humanos somos universales en el dominio del conocimiento, eso implica que no hay conocimiento que no podamos desarrollar. Si el conocimiento resuelve problemas, modificando el estado de información actual por uno deseado, podemos resolver cualquier problema. Cualquier problema.
La raíz del optimismo racional nace de esta semilla. El conocimiento, generarlo, nos lleva a la vida que queremos, teóricamente no hay problema irresoluble.
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Generando conocimiento
Los genes que dan forma a un organismo tienen un objetivo, replicarse. Cada vez que los genes se replican puede ocurrir un error de copiado. Ese error podría ser una ventaja evolutiva (una mejora del conocimiento), una mutación neutral o una traba para que el organismo se replique.
Solo aquellas mutaciones genéticas que ayuden a solventar mejor el problema de poder replicarse se irán extendiendo por toda la población. El conocimiento genético dependerá siempre del contexto. Una mutación puede ser favorable en un contexto pero letal en otro.
El conocimiento emerge de la corrección constante de errores.
Karl Popper pensaba que el conocimiento que los humanos crean en sus mentes funciona de manera similar. Nos enfrentamos a un problema y conjeturamos posibles soluciones. Muchas las descartamos antes de probarlas simulando la situación en nuestras mentes. Aquellas ideas que son prometedoras, las ponemos a prueba. Si funcionan las adoptamos, si no funcionan las rechazamos y seguimos realizando conjeturas (posible conocimiento) hasta dar con la tecla.
Los humanos dejamos morir nuestras ideas erróneas en lugar de a nosotros mismos.
El conocimiento tiende a ser replicable. Si una solución funciona la repetiremos y otros la copiarán para usarla en su beneficio. Las soluciones que no funcionen o provoquen más problemas que beneficios tenderán a morir. Sin embargo, el falibilismo nos recuerda que una solución pasada no tiene porqué volver funcionar; el pasado siempre predice el futuro.
Conocimiento Explícito / Inexplícito
Podemos clasificar el conocimiento en dos tipos: explícito e inexplícito.
El conocimiento explícito es el que podemos verbalizar, explicar y somos conscientes de cómo funciona. Por ejemplo, puedes explicar cómo programas o cómo haces para vestirte.
El conocimiento inexplicito es el grueso del conocimiento que tu cerebro contiene pero del que no eres consciente. O quizás eres consciente, pero no puedes explicarlo en detalle.
Las emociones son el ejemplo más obvio. Algo ocurre que desata unas emociones que te hacen reaccionar de cierta manera. Son útiles aunque no las controles porque contienen conocimiento evolutivo o aprendido. Por ejemplo, alguien pega a tu perro y tu ira te empuja a defenderlo.
Otro ejemplo de conocimiento inexplicito es la gramática de tu lenguaje materno. Sabes hablar y escribir bien, conoces las normas del idioma, pero no sabes explicarlas. Puedes detectar si algo está bien o mal pero no necesitas conocer explícitamente el porqué.
El conocimiento inexplicito podría llegar a pasar a ser explícito. No es fácil pero no es imposible. Recuerda la norma de la universalidad, podemos comprender cualquier conocimiento.
Aquí hay algo a tener muy en cuenta: ambos tipos de conocimientos son potencialmente igual de importantes. Hay que medir la calidad del conocimiento por cuan bien resuelve el problema no por el origen de dicho conocimiento. Si tus emociones te empujan a terminar una relación es probable que sea porque has interiorizado conocimiento por experiencias vividas con tu pareja que, de manera inconsciente, sabes que son negativas.
Política desde el prisma de la epistemología
Una sociedad extremadamente proteccionista, conservadora, o directamente una dictadura, es una sociedad pesimista porque cree que cualquier cambio implica ir a peor. Una sociedad estática, pesimista, cree haber llegado a la mejor versión posible.
El futuro trae, inevitablemente, problemas nuevos. Si no se crea conocimiento constantemente, cuando lleguen los problemas se llevará por delante a la sociedad pesimista (como ha pasado tantas veces a lo largo de la historia). Los contextos cambian, y el conocimiento ha de crecer y adaptarse o los nuevos problemas acabarán con los organismos que no estén preparados.
La democracia por el otro lado tiene una base optimista, su naturaleza es el cambio y la evolución constante. Esto permite seguir generando nuevo conocimiento que aborden mejor los problemas actuales y venideros y eliminar aquel conocimiento que ha demostrado ser erróneo.
Una democracia sana es aquella que elimina los errores de manera sistemática, propone nuevas soluciones y vuelve a corregir aquello que demuestra fallar.
Ponemos el foco en acertar pero casi siempre fallamos. Lo importante es no dejar que los errores nos maten.
El conocimiento de cómo hacer que un país prospere, como todo conocimiento, es falible y conjetural. Nunca podremos estar seguros de cuál es la solución correcta. Por eso la salud de una democracia no está tanto en los individuos que ponemos al mando, sino en cuán fácil es sustituir a los individuos o ideas inadecuadas.
El sistema político ideal debería sostenerse aunque nombráramos aleatoriamente a cualquier ciudadano en los puestos de responsabilidad. Debería ser suficientemente antifragil como para corregirse y adaptarse a sí mismo.
Por último, las buenas políticas, aquellas que solucionan problemas, han de ser buenas explicaciones de la realidad, difíciles de modificar. Sobre esto hablé extensamente en el primer artículo de la serie.
Las coaliciones tienen peligro porque una buena explicación no es fácilmente modificable por lo que adaptarla para que dos partidos estén de acuerdo posiblemente erosione la calidad de la solución. Esto apunta a que las democracias de mayoría relativa podrían funcionar mejor.
Y hasta aquí hemos llegado con las ideas del maestro David Deustch. Espero que hayas aprendido tanto como lo hice yo. Si quieres ampliar tus conocimientos, mira la charla que he grabado con Val y compra El Comienzo del Infinito.
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