Detrás de cada gran cambio social suele haber un gran filósofo. Un pensador que desafía el statu-quo, que piensa fuera del paradigma imperante y que crea los modelos mentales necesarios para repensar el mundo en que vivimos. Nigel Warburton escribió Una pequeña historia de la filosofía para que cualquiera pudiese acceder a esas ideas que han expandido nuestra mente. He seleccionado este libro para La Biblioteca Polymata porque rompe esas barreras que otros libros ponen a los lectores que se quieren iniciar a la filosofía. De los más de 40 filósofos que Warburton ha incluido en su obra, he decidido hablarte de 8 que para mí han tenido un gran impacto en nuestra visión del mundo en el siglo XXI.
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NICOLÁS MAQUIAVELO (ITALIA MODERNA) – EL ZORRO Y EL LEÓN
Nicolás Maquiavelo fue un astuto diplomático italiano del Renacimiento italiano. Es el padre de lo que hoy llamamos la “Realpolitik”, una forma de hacer política en la que todo vale para conseguir y retener el poder.
En su obra más conocida, El príncipe, Maquiavelo defiende que un gobernante a veces tendrá que engañar, traicionar y matar para mantenerse en el trono. Es más importante ser temido que amado, porque aquellos que te aman pueden traicionarte cuando las cosas se tuerzan, pero si te temen, nadie osará desafiarte.
Un buen líder además de temible debe ser rápido y valiente. Necesita estar preparado y actuar sin dudar cuando surjan las oportunidades. La suerte es importante en el devenir de la vida, pero favorece al hombre preparado.
Para Nicolás los resultados eran lo importante, haría gala del famoso dicho: “el fin justifica los medios”.
Aunque parezca mentira, Warburton no condena plenamente el pensamiento de Maquiavelo:
“Puede que el buen comportamiento no funcione para los líderes. Una cosa es ser amable en tu vida cotidiana y confiar en la gente que te hace promesas, pero si tienes que dirigir un estado o un país, confiar en que otros países se portarán bien contigo puede que sea una política peligrosa.”
Sin embargo a continuación aclara:
“Muchos creemos que debería haber límites estrictos en relación a lo que un líder puede hacer a sus peores enemigos, y que estos límites los debería establecer la ley. Si no, corremos el riesgo de terminar gobernados por tiranos despiadados.”
El italiano siempre esperaba lo peor de los demás, seguramente habría coincidido con Thomas Hobbes en su oscura impresión de la condición humana.
THOMAS HOBBES (INGLATERRA MODERNA) – DESAGRADABLE, BRUTAL Y BREVE
Hobbes fue un filósofo y polímata inglés alegre, amante del ejercicio y jugador de tenis. Vivió hasta los 91 años, todo un prodigio para la época. Creía que los humanos somos únicamente seres físicos (máquinas complejas hechas de huesos, músculos y vísceras) y que el alma no existía. Esta forma de pensar llamada monismo, muy aceptada hoy en día, era rompedora para el siglo XVII.
El británico, al igual que Maquiavelo, pensaba que el ser humano era egoísta y despiadado por naturaleza. Vamos, ¡justo lo contrario que decía Rousseau! Aún así, yo creo que era algo más optimista que el autor de El Príncipe, porque pensaba que un estado fuerte y mantenedor del orden compensaría nuestros oscuros instintos.
Su obra más célebre es Leviatán, que lleva el nombre de un monstruo bíblico. El leviatán es solo una metáfora del estado. Es un ser imponente y temible con el poder disuasorio suficiente para evitar que el pueblo se mate entre sí.
Sólo bajo el paraguas amenazante y fuerte del Estado las personas pueden confiar y cooperar entre sí para llevar a cabo cualquier empresa. Si el Estado castiga al que no cumple las normas, me aseguraré de cumplirlas, y también sabré que el que me la juegue pagará por ello.
Este acuerdo implícito en el que los ciudadanos renuncian a parte de sus libertades para que el Estado les proteja de sus iguales es el famoso Contrato Social. Y digo implícito porque es un contrato que nunca ha firmado nadie. Aunque según Hobbes, los hombres primitivos habían otorgado al Estado el monopolio de la violencia para evitar su destrucción mutua.
JEAN-JACQUES ROUSSEAU (SUIZA MODERNA) – NACIDO LIBRE
“El hombre nace libre pero en todas partes se encuentra encadenado”
J Rousseau
Al contrario que Hobbes, el popular pensador suizo, creía que el hombre era bondadoso por naturaleza. Pero cuando se le encerraba en ciudades, mostraba su peor cara. Esta idea de que el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe se ha bautizado como “El buen salvaje” y es central en la filosofía política de Rousseau y sus seguidores.
Dado que volver al bosque no era una opción viable, el filósofo suizo propuso una solución al problema: todos debemos trabajar por un bien común. Cuando los seres humanos se unen para formar una sociedad, se supone que deben renunciar a gran parte de sus libertades, al menos eso era lo que pensaba Hobbes. Sin embargo, Rousseau no opinaba lo mismo; la libertad y cumplir las leyes son aspectos compatibles siempre y cuando se persiga la Voluntad General.
La Voluntad General no es lo que la gente dice que quiere, al fin y al cabo, ¿quién quiere pagar impuestos? La Voluntad General es lo que es mejor para la mayoría (aunque ésta no lo sepa). Claro, que si los ciudadanos no saben lo que es mejor para la sociedad, ¿quién lo sabe? Según Rousseau los legisladores mejor capacitados. Su función es crear leyes para evitar conductas egoístas que vayan en contra de la sociedad y de La Voluntad General.
Hasta aquí todo suena bastante bien, pero en el siguiente párrafo Nigel Warburton desvela el lado oscuro de la filosofía de Rousseau:
“La verdadera libertad, para Rousseau, es formar parte de un grupo y hacer cosas en aras de esa comunidad. Tus deseos deberían coincidir con aquello que es mejor para todos, y las leyes deberían ayudarte a no actuar de forma egoísta. Pero, ¿qué sucede si te opones a lo que sería mejor para tu ciudad-estado? Puede que tú, como individuo, no quieras avenirte a la Voluntad General. Rousseau tenía una respuesta, aunque no es la que le gustaría oír a la mayoría de las personas. Es bien conocida —y algo preocupante— su declaración de que si alguien se negara a reconocer que obedecer una ley es en beneficio de la comunidad, a esa persona se la debería «obligar a ser libre»”
JEREMY BENTHAM (INGLATERRA CONTEMPORÁNEA) – DICHA PRÁCTICA
Mientras Immanuel Kant opinaba que algunos actos son correctos independientemente de sus consecuencias, Jeremy Bentham afirmaba que eran precisamente las consecuencias, y únicamente las consecuencias, las que importaban. Más concretamente, lo que le interesaba a Bentham era la cantidad de felicidad resultante de un acto. ¿Quién no quiere maximizar la felicidad?
El filósofo inglés llegó incluso a crear una fórmula matemática, el “felicific calculus”, para calcular la felicidad, o como él la llamó, utilidad.
Utilidad = Placer total provocado – Dolor total provocado
“Para su época, finales del siglo XVIII, el utilitarismo fue una teoría realmente radical. Una de las razones es que, si se calcula numéricamente, la felicidad de cualquiera es igual de importante; en palabras de Bentham: «Cada uno cuenta por uno, nadie por más de uno». Nadie obtiene un trato especial. El placer de un aristócrata no cuenta más que el de un pobre trabajador. No era así como estaba organizada la sociedad por aquel entonces.”
De la palabra “utilidad” viene el nombre de la teoría moral de Bentham: “utilitarismo”. Una de las teorías más importantes de nuestro tiempo, con fieles seguidores como el filósofo contemporáneo Peter Singer.
Al centrarse en el placer y el dolor, Bentham introdujo otra idea rompedora para su tiempo. Dado que los animales también pueden sentir placer y dolor, también ellos debían ser incluidos en el cálculo moral.
Como hemos visto, para el filósofo londinense la moralidad de un acto no dependía de la intención, ni de lo que decían las normas, ni tampoco de la especie a la que pertenecieras; dependía de las sensaciones que provocaba en todos los seres sintientes.
Como era de esperar Bentham recibió fuertes críticas de otros filósofos que no le compraban eso de que el placer, viniese de donde viniese, era lo único a tener en cuenta. Tal y como le hizo ver su discípulo John Stuart Mill, hay personas que podrían poner otros valores por delante, como la libertad.
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JOHN STUART MILL (INGLATERRA CONTEMPORÁNEA) – ESPACIO PARA CRECER
John Stuart Mill fue un experimento de su padre, quien decidió privarle de su infancia para convertirlo en un genio; y la verdad es que lo consiguió.
El filósofo inglés fue un utilitarista como Bentham, su maestro, pero no compartía su teoría de que todos los placeres son iguales. Para explicarlo Mill proponía el siguiente experimento mental. Si pudieras elegir, ¿preferirías ser un cerdo feliz revolcándose en su pocilga y comiendo en un comedero o ser un humano triste? A Mill le parecía obvio que todo el mundo preferiría ser un ser humano triste en vez de un cerdo feliz. Mill creía que los placeres intelectuales tenían mayor valor que aquellos que compartimos con los animales.
El filósofo londinense postuló que, en las circunstancias adecuadas, los seres humanos florecerán. En 1859, Mill publicó una breve obra llamada Sobre la libertad en la que defendía que proporcionar a cada individuo el espacio para desarrollarse era el mejor modo de organizar la sociedad y maximizar la felicidad. Esto, recordarás, va en contra de lo que decía Rousseau: que el pueblo es libre cuando sigue la Voluntad General.
En consecuencia, Mill detestaba el paternalismo del Estado; estaba en contra de que se obligase a las personas a hacer cosas en contra de su voluntad, aunque fuese por su propio bien. El pensador inglés abogaba por dar a los adultos la mayor libertad posible (incluida la libertad de pensar y hablar sobre cualquier asunto) mientras no hiciesen daño a los demás. Esto se conoce como el Principio del Daño
Ésta era una idea revolucionaria en la Inglaterra victoriana. Por aquel entonces, mucha gente consideraba que parte del papel del gobierno era imponer unos valores morales a la población (esto no ha cambiado mucho). Pero a Mill no sólo le preocupaba el paternalismo estatal. Odiaba lo que llamaba la tiranía de la mayoría, el modo en que la presión social inhibe a las personas de ser ellas mismas.
Algunos critican esta visión antipaternalista de Mill porque permitiría, por ejemplo, que una persona sin familia se meta dos botellas de Whisky cada noche con el riesgo de morir prematuramente. ¿Eso estaría bien?
KARL MARX (ALEMANIA CONTEMPORÁNEA) – TRABAJADORES DEL MUNDO UNÍOS
Karl Marx vivió la mayor parte de su vida en la pobreza. Eran los inicios de la Revolución Industrial en la Inglaterra Victoriana. En las fábricas los trabajadores hacían trabajos peligrosos, alienantes y mal pagados; el filósofo londinense estaba enojado por lo que veía a su alrededor. Los trabajadores pasaban jornadas maratonianas en ruidosas fábricas para ganar lo justo para comer, mientras que los empresarios se llevaban la mejor parte. No le parecía justo. Él creía en la igualdad de los hombres y no veía cómo los obreros podían alcanzar su potencial humano bajo semejante explotación.
El Marxismo interpreta el mundo como una lucha de clases en la que los trabajadores oprimidos sólo podrán salir de su lóbrega situación uniéndose y derrocando la tiranía del capitalismo mediante la revolución; es inevitable. Su fin último es el comunismo. Que los trabajadores sean los propietarios de las empresas y las tierras. Que cada uno produzca de acuerdo a sus capacidades y que reciba en base a sus necesidades. Un objetivo loable, sin duda, aunque cuando se han llevado a la práctica, las ideas de Marx han traído ruina y totalitarismo.
“En el nuevo mundo tras la revolución, los seres humanos podrían alcanzar su humanidad. Su trabajo tendría sentido y cooperarían en formas que beneficiaran a todos. La revolución era el modo de lograr todo esto; y esto implicaba violencia, pues era improbable que los ricos renunciaran a su riqueza sin oponer resistencia.”
Marx y su colega Engels, plasmaron sus ideas en el archiconocido Manifiesto Comunista que inspiró la revolución Rusa de 1917, dando lugar a la gigantesca Unión Soviética. Sin embargo, los sueños de Marx nunca se cumplieron, tanto la URSS como otras docenas de países que abrazaron sus ideas se convirtieron en estados corruptos, ineficientes y dictatoriales. Según muchos de sus seguidores, sus ideas eran correctas, pero hasta el momento nadie las ha llevado a la práctica de la manera adecuada. Los más críticos señalan que el futuro con el que Marx y sus seguidores soñaban es incompatible con la naturaleza humana.
KARL POPPER (USA) – APRENDIENDO DE LOS ERRORES
La ciencia avanza cuando nos damos cuenta de que un determinado modo de pensar sobre la realidad es falso. Según Popper lo que los científicos pretenden cuando hacen ciencia es encontrar pruebas que indiquen que sus hipótesis son falsas. Imagina a un zoólogo canadiense cuya hipótesis es que todos los cisnes son blancos. Hasta ese momento todos los que ha visto en su vida lo son. Sin embargo, en un viaje a Australia ve un cisne negro. Esa sola observación refuta su hipótesis de que todos los cisnes son blancos.
Según Popper, para que una hipótesis sea científicamente válida (que no verdadera) debe ser falsable o refutable. O sea, que debe existir algún modo de probar que es falsa. En caso contrario no estaríamos en el terreno de la ciencia, sino en el de la pseudociencia.
La esencia de este planteamiento es que un ejemplo que refute una teoría nos proporciona conocimiento, pero uno que la apoye no lo hace. Y aquí nos topamos con el llamado Problema de la inducción. El problema estriba en que los científicos no pueden estudiar todos los cisnes que existen, por lo que tienen que basarse en un conjunto finito de observaciones para obtener conocimiento. Ese tipo de conocimiento, como es lógico, no es definitivo, sino que es lo mejor que tienen hasta encontrar pruebas que lo refuten.
JOHN RAWLS (S. XX USA) – JUSTICIA POR MEDIO DE LA IGNORANCIA
Puede que seas rico, o que la vida te haya tratado bien, pero hay mucha gente hambrienta y pobre. Personas que no llegan a fin de mes con poco poder para decidir cómo vivir. Y eso, para el filósofo estadounidense, no era justo. Él pensaba que necesitamos reflexionar sobre cómo organizar la sociedad para que sea más justa y ofrezca las mismas oportunidades para todos.
¿Cómo hacerlo? Esa es la gran pregunta.
Rawls estaba convencido de que si le preguntas a la gente, cada uno intentará llevar el ascua a su sardina. Para evitarlo, propuso un brillante experimento mental: La posición original. Warburton lo explica así:
“Diseña una sociedad mejor, pero hazlo sin saber qué posición ocuparás en ella. No sabes si serás rico, pobre, tendrás una discapacidad, serás guapo, hombre, mujer, feo, inteligente o idiota, talentoso o no cualificado, homosexual, bisexual o heterosexual. Rawls opinaba que, detrás de este «velo de ignorancia», escogerías unos principios más justos ya que no podrías saber qué tipo de persona te tocaría ser ni dónde podrías terminar.”
Partiendo de esta base Rawls creó su Teoría de la Justicia. Los dos principios de su teoría son:
Principio de libertad. Todo el mundo debería tener derecho a una serie de libertades como la libertad de voto, credo y expresión. Y aunque su restricción supusiese mejorar la vida de la mayoría de la gente, el filósofo pensaba que son tan importantes que deben protegerse por encima de todo lo demás.
Principio de la diferencia. La sociedad es injusta porque no todos tienen las mismas oportunidades. Por lo tanto, debemos reducir esas desigualdades. Es decir, la riqueza debe repartirse con más equidad. Nigel Warburton lo explica así:
“Un banquero sólo podría ganar diez mil veces más que el trabajador peor pagado si este último se beneficiara directamente de ello y recibiera a su vez una cantidad mayor de dinero de la que obtendría si el banquero cobrara menos.”
Rober Nozick, otro filósofo político norteamericano, criticó esta idea de Rawls con un ejemplo: Si voy a un partido de baloncesto y parte del dinero de mi entrada lo recibe una de las estrellas del equipo, no veo nada de malo en que eso le haga a él más rico y a mí más pobre. Le doy mi dinero libremente porque quiero disfrutar de su juego. Sin embargo, para Rawls este incremento de la desigualdad era injusto porque las habilidades del jugador no es algo que él mereciera y por lo tanto, no debería ganar tanto dinero.
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Recordatorio
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amancio dice
Dices: «aunque cuando se han llevado a la práctica, las ideas de Marx han traído ruina y totalitarismo.» Y no veo claro que sea un razonamiendo adecuado. Se me ocurre que sería como rebatir la teoría de la relatividad porque ésta abrió las puertas a la construcción de la bomba atómica. ¿No te parece?