Estoy muy emocionado con este momento de la historia que estamos viviendo, en el que la inteligencia (tal y como la solemos definir) está dejando de ser una habilidad de gran valor y se está convirtiendo en algo a lo que todos tenemos acceso. En el último capítulo hablaba sobre cómo los polímatas estábamos ante la oportunidad de nuestras vidas. Con una herramienta como la IA, podíamos tocar la Luna… Sin embargo, existe la sospecha de que la IA también pueda convertir nuestros cerebros en serrín si no tomamos las precauciones adecuadas. ¡Veámoslo!
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Úsalo o piérdelo; la atrofia cognitiva
La idea de este capítulo se empezó a fraguar hace unas semanas, cuando quedé a comer con mi familia. Estábamos buscando el restaurante indio donde habíamos reservado y no lo encontrábamos. Como cualquier milenial, saqué mi smartphone, abrí Google maps y en segundos ajusté nuestro rumbo. Mi padre no tardó en llamarme la atención: “deja eso, no hace falta!”. Entre nosotros, sí nos hacía falta porque llevábamos un rato dando vueltas, pero no culpo a mi padre. Él todavía tiene un móvil de los antiguos y se niega a adoptar las comodidades de los smartphones.
Todos los que nacimos en la era anterior a internet intuimos que nuestra orientación ya no es lo que era. Con Google Maps recordar el nombre de las calles, las mejores rutas y saber orientarnos ha dejado de ser una necesidad. A los que superan los 50 todavía les gusta darte indicaciones de palabra, pero nadie nacido de los 80 en adelante prestará atención porque ya no sabemos seguir las indicaciones.
Esto puede parecer una exageración, pero tú ya me entiendes. El cerebro es como un músculo, cuando no lo usas, se atrofia. Igual que un paralítico pierde la masa muscular de las piernas, los nacidos a partir de los 80 hemos perdido la habilidad de orientarnos, recordar calles y seguir indicaciones a la antigua usanza. Sencillamente, ya no practicamos esas habilidades y el cerebro economiza siempre que puede.
Esto no es la primera vez que pasa, el cerebro se adapta a las herramientas de las que dispone en cada momento. Sócrates, hace 2.400 años ya alertaba de la pérdida de habilidades memorísticas derivada de la lectura y la escritura. Y en cierto modo no le faltaba razón, aunque con matices. Memorizar es una habilidad que todo ser humano y muchos animales tienen, la usen más o menos. Lo que sucedió cuando la escritura se hizo común es que dejamos de memorizar las historias como se hacía antiguamente. En la antigüedad, había personas cuyo trabajo era memorizar historias; con la escritura esa habilidad se devaluó. Pero no es que perdiésemos la capacidad de memorizar, sino que la utilizábamos para otras cosas.
Tras el descubrimiento de la escritura y su democratización (con la imprenta), el siguiente gran hito en la difusión del conocimiento fue internet. Con la aparición de internet dimos un paso más, ya no merecía la pena memorizar mucha información porque la mayoría estaba a golpe de búsqueda. El “efecto Google” es un fenómeno bastante estudiado. Consiste en que las personas que hacen un gran uso del buscador, olvidan mucho de lo que han leído en internet, lo que sí recuerdan es dónde buscar esa información.
Con los libros e internet, delegamos parte de nuestra memoria a sistemas externos que podemos consultar casi en cualquier situación (más ahora que tenemos internet en el móvil).
Por cierto, algo similar ha pasado con las calculadoras y nuestra capacidad para el cálculo mental. Se ha comprobado que los alumnos que dependen demasiado de las calculadoras en su fase de aprendizaje, tienen más dificultades para el cálculo mental.
Sabiendo esto, es muy legítimo preguntarse: ¿las nuevas IAs van a ser una merma para mi capacidad intelectual? A mí desde luego es algo que me preocupa. Vivo de mis capacidades cognitivas y uso las IAs todo el tiempo. ¿Perderé mis capacidades de análisis, síntesis, pensamiento crítico y memorización?
Vamos a ver qué dice la ciencia al respecto.
La frase “úsalo o piérdelo” está muy asentada en neurología. El cerebro es plástico y cambia a cada instante. Dentro de mi cabeza hay de todo menos quietud. Cada segundo se crean nuevas sinapsis, se debilitan las ya existentes y otras salen fortalecidas… Es de sobra conocido el estudio sobre los taxistas de Londres que tenían que memorizar todas las calles de la ciudad y la parte posterior de su hipocampo crecía de tamaño. Y al contrario, pasa lo mismo, cuando dejamos de usar ciertas habilidades, ciertas partes del cerebro se atrofian.
Desde hace tiempo se viene hablando de la atrofia cognitiva provocada por las IAs. Aunque todavía es muy pronto, ya que hay pocos estudios al respecto, la lógica nos lleva a pensar que esa atrofia es real.
Cuando delegamos una tarea cognitiva en una herramienta, estamos haciendo una descarga cognitiva. Ese es el nombre técnico. Lo hacemos con los GPS, las búsquedas en Google y las calculadoras. Pero ahora, con los chatbots nos enfrentamos a una descarga cognitiva de proporciones épicas. Porque los buscadores, los gps y las calculadoras realizan tareas acotadas, pero las IAs en los próximos años amenazan con realizar casi cualquier tarea cognitiva: recordar, comprender y explicar información compleja, crear (textos, imágenes, diagramas, vídeos), realizar análisis y comparativas, realizar evaluaciones críticas, resolver problemas, tomar decisiones, etc. ¿Queremos perder estas habilidades?
Pérdida de habilidades cognitivas clave
Explicaré cada una de las habilidades que veo en riesgo ahora mismo:
En primer lugar, el análisis y la síntesis pueden verse afectadas. Al recibir información ya procesada y “masticada” por la IA, reducimos la necesidad de organizar y evaluar datos y argumentos. La capacidad de analizar información compleja, identificar patrones y sintetizar conocimientos originales a partir de diversas fuentes podría disminuir.
En segundo lugar, la habilidad para comprender textos complejos podría deteriorarse. La tendencia de los chatbots a simplificar la información (nadie explica las cosas como las IAs) podría disminuir nuestra capacidad para procesar contenidos densos.
En tercer lugar, la reflexión profunda y la creatividad podrían verse comprometidas. La rapidez con la que la IA puede proporcionar respuestas e ideas podría limitar el tiempo y el esfuerzo mental necesarios para la incubación de ideas originales y la reflexión profunda. Confiar en los chatbots para generar nuevas ideas podría estancar la creatividad colectiva porque las IAs no generan nada nuevo sino que recombinan lo ya existente.
En cuarto lugar, la redacción de textos y el uso de idiomas podrían verse afectados negativamente. El uso de los chatbots para traducir, corregir el estilo y la estructura de redacción, podría disminuir nuestra habilidad para expresarnos con claridad y precisión sin ayuda. Además, los chatbots no van a ayudarnos a desarrollar un estilo propio. Si todos la utilizamos para escribir, nos sumiremos en un estilo homogéneo y aburrido (eso sí, muy claro). La influencia de los modelos de lenguaje de IA ya se está observando en los patrones de escritura académica.
En quinto lugar, el pensamiento autónomo y la resolución de problemas podrían debilitarse si consultamos constantemente a la IA para obtener respuestas en lugar de esforzarnos por encontrar soluciones por nuestra cuenta. Una investigación realizada por Microsoft sugiere que el uso de la IA se relaciona (no se sabe si la relación es causal) con un menor pensamiento crítico.
Finalmente, la memoria podría verse afectada. Al delegar la memorización de información a la tecnología, se reduce el uso de la memorización y recuperación de la información. El fenómeno conocido como “efecto Google” demuestra cómo tener acceso fácil a la información puede llevar a una menor retención de datos.
Es importante tener en cuenta que el uso de los chatbots es muy reciente y todavía hay muy pocas investigaciones sobre su impacto en la cognición, por lo que la mayoría de lo que estoy presentando en este capítulo son hipótesis con cierta evidencia pero necesitamos más estudios para sacar conclusiones firmes.
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¿Debemos preocuparnos por estas pérdidas?
Alguno podría preguntar de forma provocativa si realmente nos hacen falta estas habilidades para las próximas décadas. Igual que nadie se plantea que la habilidad de memorizar grandes textos, multiplicar números de tres cifras mentalmente o escribir con pluma sea útil hoy, nadie se planteará que leer en otros idiomas, sintetizar información o memorizar datos sea útil en un mundo inundado por Inteligencias Artificiales. Piensa que lo que estamos viviendo hoy es sólo el principio de una revolución.
Este es un tema al que le he estado dando vueltas y tengo algunas reflexiones.
Hemos de aprender del pasado. Y lo que es obvio cuando echas la vista atrás es que las nuevas tecnologías vuelven obsoletas algunas habilidades que fueron importantes. Ya no necesitamos copistas que escriban los libros a manos y ser un experto en el uso del ábaco está considerado una frikada. ¿Qué habilidades que hoy consideramos valiosas serán obsoletas en un futuro?
Para mí una de ellas es la investigación a la “antigua usanza”. Googlear, navegar entre docenas de artículos, vídeos y estudios científicos. Coger información de diferentes fuentes y sintetizarla es algo que ya no volveremos a hacer como antes. Digo esto a sabiendas que es una de mis mayores habilidades. Sin embargo, la forma de investigar está cambiando y con las IAs es mucho más rápida y eficiente. Y no podemos luchar contra eso. Por mucho que los nostálgicos disfrutaran yendo a las bibliotecas a rebuscar entre libros y hemerotecas, hoy ya casi nadie hace eso. Ahora con la IA todo se acelera y se simplifica porque esa labor de investigación y síntesis la hace increíblemente rápido y bien.
Mi duda es, ¿afectará esto a nuestra capacidad para sintetizar información en situaciones en las que no podemos usar una IA? Por ejemplo, si estoy en una conversación en la que varias personas ponen varias ideas encima de la mesa, ¿seré capaz de comprenderlas y conectarlas con mis conocimientos previos para finalmente destilar su esencia? Hoy no tengo respuesta para esto.
Otra de las habilidades devaluadas será la adquisición de conocimiento superficial. ¿Para qué voy a memorizar una receta si Chatgpt me la adapta en segundos? ¿Para qué voy a intentar recordar el precio de un producto si le hago una foto y Gemini me lo dice en segundos? Toda aquella información que no forma parte del corpus de mis conocimientos fundamentales se vuelve una commodity. Esto ya ocurrió bastante con la llegada de Google, pero la IA estira más el chicle.
¿Qué conocimientos seguirán siendo importantes y seguiré interiorizando? Los relevantes. Aquellos que te dan los modelos necesarios para pensar bien y evaluar cualquier información que llegue a nuestras manos. Una receta de garbanzos con tomate no, pero la comprensión de la teoría de la evolución, los principios de los sistemas complejos, cómo funcionan los sistemas de pensamiento rápido y lento de Kahneman… esos conocimientos son ahora más valiosos que nunca. No puedes preguntar a Chatgpt sobre algo que ni siquiera sabes que existe. Los conocimientos de los grandes principios son hoy más importantes que nunca.
Alucinaciones
Otro de los riesgos de las IA generativas es que nos las tomamos demasiado en serio. Esto pasa principalmente cuando pides a la IA que te ayude con un tema en el que no eres experto. Cuando eres experto, rápidamente te das cuenta de la cantidad de veces que mete la pata y te vuelves mucho más precavido.
Todo el que haya usado Gemini o ChatGpt le suena el término alucinaciones. ¿Pero qué son exactamente las alucinaciones? Las alucinaciones son errores inexplicables que cometen los chatbots. Los usuarios inexpertos nos tragamos estos errores porque la IA demuestra una gran seguridad en sí misma y una gran claridad expositiva. Además, la mayoría de la información que proporciona es correcta. La consecuencia es que tenemos una confianza desmedida en sus respuestas que puede ser peligrosa en algunos ámbitos como la salud, las finanzas o las leyes.
El problema con las alucinaciones, es que no son algo puntual, como yo pensaba en un inicio; las alucinaciones son la norma. Por ejemplo, en un estudio realizado con ChatGPT 4o y Gemini Advanced, se le pedía a estos modelos del lenguaje referencias bibliográficas financieras. Pues bien, 1 de cada 4 referencias dadas por ChatGPT y 3 de cada 4 ofrecidas por Gemini eran erróneas. Es cierto que este estudio analiza las referencias que son uno de los puntos débiles de los chatbots, pero creo que es un buen ejemplo de cómo todavía queda un gran camino por recorrer y debemos comprobar los datos importantes que nos ofrecen.
Es curioso como uno de los errores más insidiosos de las IAs, que a día de hoy no sabemos erradicar, podrían ser el mejor aliado para no perder nuestras habilidades críticas. Ser conscientes de que los chatbots alucinan nos obliga a permanecer alerta y evaluar y verificar los resultados que nos proporcionan.
Reflexiones finales
Hasta hace un par de años la única forma para delegar el pensamiento era contratar a ayudantes que lo hiciesen por nosotros. Eso no estaba al alcance de muchos y además no era demasiado ágil. Hoy cualquiera puede tener esos asistentes en todas las áreas de la vida, asistentes con la capacidad de pensar, sintetizar, razonar, calcular, charlar e investigar en segundos al mismo nivel que muchos de los humanos más experimentados. Esto cambia las reglas del juego y todos vamos a empezar a delegar nuestro pensamiento en estos esclavos digitales. Pero no es oro todo lo que reluce, los neurocientíficos están preocupados porque son conscientes de que las partes del cerebro que no se usan se van atrofiando y nadie quiere ver cómo los humanos dejamos de aprender, reflexionar, investigar y aplicar el pensamiento crítico.
Personalmente creo que ese deterioro ocurrirá en algunos de los usos que le damos hoy al cerebro, pero mucho menos de lo esperado. Al mismo tiempo se potenciarán otros usos que hoy están infrautilizados. Esa descarga cognitiva tan brutal nos llevará a enfocar el intelecto en otros asuntos y nos impulsará a usar más otras habilidades como el pensamiento complejo, la creatividad disruptiva y la reflexión profunda. ¿Provocó la imprenta e internet que se atrofiarse nuestra cabecita? No lo creo. Simplemente pusimos el foco en otras cosas y potenciamos otras habilidades.
Creo que la IA nos va a ayudar a aprender rápidamente sobre múltiples materias y conectarlas para tener una visión más holística del mundo que nos rodea. También nos permitirá llevar a cabo proyectos complejos que antes requerían equipos enteros de trabajo. Aunque un mal uso de la IA podría reducir el uso del pensamiento crítico, creo que la IA nos va a obligar a seguir usando el pensamiento crítico porque necesitamos saber formularle las preguntas adecuadas y verificar las respuestas, si no queremos caer presa de sus alucinaciones.
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