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Las 7 ideas más polémicas de Steven Pinker

Especial · 07/30/2022

He escrito este ensayo a dos manos con el divulgador Sergio Parra, creador del canal de Youtube Baker Café. El objetivo es que sea un complemento de la charla que hemos tenido Cuca Casado, Sergio y yo sobre las ideas más criticadas del controvertido y famoso psicólogo Steven Pinker; que en las últimas dos décadas se ha ganado la enemistad de la izquierda, la derecha, los teólogos, los críticos culturales, etc, etc. A continuación vamos a hacer un breve repaso a las ideas más potentes y contraintuitivas de Pinker (y también las más criticadas y cuestionadas).

También lo puedes escuchar en iVoox, Spotify, Apple y Google.

Contra “La tabla rasa”

La idea de que la mente no es una tabla rasa, es decir, que tiene características innatas y que no somos pedazos de arcilla perfectamente moldeables, fue esbozada en la primera obra de Pinker: El instinto del lenguaje (1994). El canadiense defiende que nacemos con una plantilla para el lenguaje y existe una gramática universal, en la línea de lo postulado por uno de sus referentes, Noam Chomsky. Pinker desarrolla este concepto ampliamente casi una década después en La tabla rasa: La negación moderna de la naturaleza humana (2002).

¿Qué dicen sus críticos?

Que el psicólogo canadiense otorga excesivo peso a los genes. Lo que va en contra del paradigma de la psicología y de las ciencias sociales de buena parte del siglo XX, herencia de Boas, Kroeber y Durkheim. Este paradigma se fundamenta en que la mente humana es extremadamente maleable y que la experiencia de la persona y la cultura en la que se desarrolla es más importante que su genoma. Como la personalidad la forja el ambiente (la sociedad), para esta corriente de pensamiento el meollo de la cuestión era el grupo, no el individuo.

«La causa determinante de un hecho social se debe buscar entre los hechos sociales precedentes, y no entre los estados de la conciencia individual»

Émile Durkheim

“Los instintos no crean las costumbres; las costumbres crean los instintos, pues los supuestos instintos de los seres humanos siempre son aprendidos y no innatos.”

Ellsworth Faris (1927)

“El hombre no tiene naturaleza; lo que tiene es historia.”

José Ortega y Gasset (1935)

“Con la excepción de las reacciones instintivas de los niños más pequeños a repentinos rechazos de ayuda y a repentinos ruidos fuertes, el ser humano carece por completo de instinto […]. El hombre es hombre porque no tiene instintos, porque todo lo que es y lo que ha llegado a ser lo ha aprendido, adquirido, de su cultura, de la parte del entorno hecha por el hombre, de otros seres humanos.”

Ashley Montagu (1973)

¿Cuál es el origen de las críticas?

La influencia de los genes en el comportamiento se ha convertido desde hace tiempo en una cuestión política. Si todos nacemos iguales (somos una tabla rasa), todos tenemos el mismo potencial y las diferencias en los resultados las provoca la sociedad. Se tolera que unas personas sean más altas que otras, pero menos que sean más inteligentes o empáticas. A pesar de estas resistencias, los psicólogos evolucionistas han estudiado en profundidad y han concluido que existen algunas diferencias psicológicas entre hombres y mujeres y entre razas; para algunos, estas investigaciones pueden servir de justificación de la discriminación.

También es relevante la primacía que daban muchos antropólogos y sociólogos del siglo XX al grupo, negando incluso, la importancia de la psicología de los individuos. Esta idea podría enraizarse en el pensamiento colectivista de cierta parte de la izquierda que pone a la comunidad por delante de los intereses del individuo.

“En vez de considerar al individuo como la Causa Primera, como el primer motor, como el iniciador y determinante del proceso de la cultura, hoy le vemos como una parte componente, y una parte diminuta y relativamente insignificante de un vasto sistema sociocultural que abarca a innumerables individuos en cualquier momento, y se remonta también a su remoto pasado […]. Para los fines de la interpretación científica, el proceso de la cultura se puede entender como una cosa sui generis; la cultura es explicable en términos de cultura.”

Leslie White

Argumentos en contra de “la tabla rasa”

Donald Symons en su libro Evolution of human sexuality da una explicación concluyente acerca de por qué los procesos sociales no pueden determinar unívocamente la psicología humana: «Si existieran individuos con una mente y un cerebro diseñados para aceptar cualesquiera normas sociales, éstos serían fácilmente adoctrinados por otros que siguen normas sociales a favor de sus propios objetivos de supervivencia y reproducción en detrimento de los primeros. Por lo tanto, los primeros serían eliminados por selección natural». Por tanto, la aceptación de un modelo que considere la psicología humana como totalmente dependiente de condicionamientos sociales es incompatible con la teoría de la evolución.

Una prueba de que todos compartimos un cableado psicológico base son los llamados “universales”, comportamientos comunes a todas las culturas. Donald Brown publicó a finales de los 80 una enorme lista de 360 comportamientos que se repetían en todas las sociedades estudiadas hasta la fecha.

Pinker en La Tabla Rasa se explaya sobre los estudios realizados con gemelos idénticos separados al nacer. Se ha visto que estos gemelos (que nunca han convivido) se parecen mucho más entre sí que hermanos no gemelos que se han criado juntos. Son idénticos en cosas tan curiosas como el tipo de música que les gusta o el partido al que votan. 

Contra “El buen salvaje”

Pinker derriba el mito popularizado por el filósofo Jean-Jacques Rousseau de que las personas nacen buenas por naturaleza y es la sociedad quien las corrompe. Ya en La tabla rasa pone en solfa esta idea (los cazadores-recolectores estudiados tienen tasas de crímenes violentos superiores a la de los barrios más conflictos de una gran ciudad). Posteriormente dedica un libro exclusivamente a presentar datos que refutan «el buen salvaje»: Los ángeles que llevamos dentro (2011). Los datos apuntan a que el ser humano es cada vez más pacífico. Parece que todos nacemos cooperadores, pero también egoístas, y el contexto hace inclinar la balanza hacia uno u otro lado. La civilización ofrece un contexto favorable: externalización de conflictos, vigilancia policial, bajada de precios de bienes de consumo, mayor esperanza de vida y envejecimiento de la población, establecimiento de acuerdos comerciales, inclinación al globalismo, etc.

Helena Valero, que fue secuestrada por los Yanomami, la tribu nómada del Amazonas a principios del siglo XX, relataba una de las incursiones de sus raptores:

“Entretanto, desde todos lados seguían llegando mujeres con sus hijos, a quienes los otros karawetari habían capturado […]. Entonces los hombres empezaron a matar a los niños; los pequeños, los mayores, mataron a muchos. Los niños intentaban escapar, pero los hombres los atrapaban, los arrojaban al suelo y les clavaban arcos con los que les atravesaban el cuerpo, y los hincaban en la tierra. Cogían a los pequeños por los pies y los golpeaban contra los árboles y las piedras […]. Todas las mujeres lloraban”

Fuente: Ataque de los Yanomamis

¿Qué dicen sus críticos?

Algunos antropólogos siguen agarrándose a la célebre fábula de Rousseau esgrimiendo la conducta pacífica de algunas sociedades tribales contemporáneas. Por ejemplo, Margaret Mead fue una antropóloga muy influyente durante todo el siglo XX por sus estudios de campo en los que describió a los samoanos como una sociedad sin celos, asesinato ni violación. Esto llevó a concluir que dichos comportamientos eran una expresión más de nuestras sociedades modernas y capitalistas. Investigaciones posteriores del antropólogo Derek Freeman demostraron que la tesis de Mead era errónea, que los habitantes de Samoa eran competitivos y muy celosos.

¿Cuál es el origen de las críticas?

Como en el caso de la tabla rasa, puede tratarse de una cuestión política. Si somos buenos por naturaleza y la sociedad nos corrompe, podemos resolverlo mediante la ingeniería social. Con mejor educación, mejores políticas sociales y viviendo más acordes a nuestra naturaleza, volveremos a ser esos “buenos salvajes”. Este ideal purifica en cierto modo a las sociedades indígenas que han sido víctimas de la colonización y el imperialismo; una de las críticas habituales contra Occidente de algunos movimientos sociales y políticos. Detrás de la defensa de “El buen salvaje” subyace la creencia de que los hombres son infieles, maltratan y violan porque el sistema patriarcal les mueve a ello, y que las mujeres tienen un mayor instinto de cuidado porque la sociedad machista las ha moldeado para ser así. De manera que para solucionar estos problemas solo hace falta concienciar a la gente y educarla.

“La mujer no nace, sino que se hace”

Simone de Beauvoir

En contra de la idea de “El buen salvaje”

El ser humano es inseparable de la agresión: la competitividad y la violencia, está en su naturaleza. En conflictos por los recursos, el territorio y las hembras, la violencia ha sido un modo de sobrevivir y aumentar sus probabilidades de reproducirse. También, dicho sea de paso, el amor y la cooperación son profundamente humanos.

Todo indica que las sociedades humanas siempre han tenido violencia en su seno, pero también es verdad que los niveles de violencia han variado muchísimo según la cultura y el sistema de organización. De lo que no parece haber duda es que algunos de los estados modernos como España, Suiza, Nueva Zelanda y China son seguramente los más pacíficos de la historia. También es cierto que algunos estados modernos como El Salvador u Honduras tienen tasas de homicidios mucho más altas que sociedades semi-sedentarias como los Semai de Malasia. 

Fuente: Los ángeles que llevamos dentro

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Contra “El fantasma en la máquina”

En La tabla rasa, el psicólogo canadiense critica abiertamente “El fantasma en la máquina”, esa idea de que todos tenemos un alma inmaterial que toma decisiones al margen de su cuerpo material. Esta creencia ya estaba en Platón, Descartes y otros filósofos. Partiendo de la existencia del alma puedes llegar a la conclusión de que los asuntos psicológicos y sociológicos no tienen relación con los biológicos (niveles de los neurotransmisores, genoma, etc.)

¿Qué dicen sus críticos?

No conozco científicos ni filósofos modernos que crean en la existencia del alma, pero es una idea que se mantiene viva en las creencias más profundas de mucha gente. Quizás temen que si hacemos desaparecer al fantasma entrarán en crisis las nociones de libertad, moralidad y culpa. Y es que difuminar la presencia del sujeto mental y convertir el comportamiento humano en algo puramente biológico resulta inquietante. Si un violador, por ejemplo, obedece a un mandato genético, ¿dónde queda su libertad de acción, su responsabilidad como agente y su presunta culpabilidad? Y si se trata de un marido infiel, ¿en qué sentido es culpable si no deja de ser víctima de sus hormonas?

En contra de la existencia del fantasma

La idea de alma es acientífica. Si el alma no es de este mundo no está hecha de materia, por lo tanto, no podemos probar que exista pero tampoco que no exista. Así, creer en el alma es una cuestión de fe, no de ciencia. Hasta el momento todo lo que los psicólogos saben sobre el comportamiento humano implica explicaciones biológicas. Es cierto que todavía no hemos resuelto el problema difícil de la conciencia, pero eso no significa que la respuesta sea que hay un fantasma en la máquina.

Contra el relativismo

Pinker critica el relativismo en varios aspectos, haciendo especial hincapié en el posmodernismo. Tiene dos libros sobre el tema: En defensa de la Ilustración (2018) y Racionalidad (2021). En ambos desliza la crítica sobre aquellos que no creen que haya verdades. 

¿Qué dicen sus críticos?

Los críticos (los relativistas) creen que no hay tal cosa como una verdad absoluta. Por lo tanto, tampoco puede haber una moral universal sino que ésta depende de cada persona o cultura. La visión y la experiencia de cada uno es lo que importa. Es cierto que no podemos acceder a la verdad absoluta (lo cual no significa que no exista), sino a modelos explicativos cada vez más precisos o eficientes. Esta simple progresión en los modelos también es desdeñada por los relativistas. Sin embargo, el relativismo extremo cae en una contradictio in terminis: si todo es relativo, ¿también es relativo decir que todo es relativo?

“Aunque la Teoría crítica y el posmodernismo evitan los métodos «científicos» tales como la cuantificación y la cronología sistemática, los hechos sugieren que interpretan la historia al revés. El genocidio y la autocracia eran omnipresentes en los tiempos premodernos y disminuyeron, no aumentaron, a medida que la ciencia y los valores liberales de la Ilustración se fueron volviendo cada vez más influyentes después de la Segunda Guerra Mundial”

Steven Pinker

En contra del relativismo

Pinker piensa que la moral, si bien no puede surgir únicamente a partir de la ciencia, sí que debe originarse en la razón. Cree que los valores del humanismo (igualdad: todos valemos lo mismo;  y universalidad: lo que me aplica a mí también le aplica a los demás) proceden de la razón y son los que han traído el innegable progreso moral desde el siglo XVIII. A estos se contraponen los valores provincianos del tribalismo: honor, lealtad, fuerza o gloria que nos han traído guerras, vendettas e imperialismo. Pinker es un defensor del cosmopolitismo y está alineado con la ética utilitarista. En En defensa de la Ilustración dice que el utilitarismo es el tipo de ética que ha primado cuando diferentes culturas se han tenido que poner de acuerdo para coexistir en un mismo territorio.

“La imparcialidad subyace a muchos intentos de edificar la moral sobre fundamentos racionales: el punto de vista de la eternidad de Spinoza, el contrato social de Hobbes, el imperativo categórico de Kant, el velo de ignorancia de Rawls, la visión de ningún lugar de Nagel, la verdad evidente de que todas las personas han sido creadas iguales de Locke y Jefferson, y, por supuesto, la Regla de Oro y sus variantes de metales preciosos, redescubiertas en centenares de tradiciones morales.”

Steven Pinker

En Racionalidad Pinker también carga contra aquellos que reniegan de la razón como método para solucionar problemas y que ven en ella una construcción social que usan los grupos dominantes para mantener su control.

La defensa que hace Steven Pinker sobre la razón como medio de llegar a la verdad y caminar hacia el progreso se puede resumir en una frase: “Si quieres algo, la racionalidad es lo que te permite conseguirlo.”

A favor de la idea de Progreso

Hay elementos objetivos y racionales para afirmar que ha existido un progreso radical durante los últimos dos siglos y cómo se ha logrado ese progreso. Cada vez va todo mejor en general (homicidios, pobreza, derechos, etc.). Algunos críticos señalan inconsistencias en algunos de sus datos o estadísticas, sobre todo las que refieren épocas pretéritas. Sin embargo, parece que hay un intento por encontrar el más mínimo error para negar la mayor (probablemente porque su posición liberal no encaja con el posicionamiento político del crítico). La idea general que defiende Pinker, más allá de los detalles concretos, es estadísticamente robusta.

“Un babilonio en 1750 a. C. habría tenido que trabajar cincuenta horas para pasarse una hora leyendo sus tablillas cuneiformes con una lámpara de aceite de sésamo. En 1800, un inglés tenía que trabajar duro seis horas para quemar una vela de sebo durante una hora. (Imagínate lo que supondría planificar tu presupuesto familiar en función de ello: podrías conformarte con la oscuridad). En 1880, necesitarías trabajar quince minutos para quemar una lámpara de queroseno durante una hora; en 1950, ocho segundos por la misma hora de una bombilla incandescente; y en 1994, medio segundo por la misma hora de una bombilla fluorescente compacta: cuarenta y tres mil veces más asequible en dos siglos. Y el progreso no había concluido: Nordhaus publicó su artículo antes de que las bombillas led inundaran el mercado.”

Steven Pinker

¿Qué dicen sus críticos?

Muchas de las acusaciones que se le han hecho sobre sus libros En defensa de la Ilustración y Los Ángeles que llevamos dentro, tienen que ver con la elección de métricas. Por ejemplo, algunos critican que en Los ángeles que llevamos dentro eligiese el % de muertes sobre el total de la población en vez de el número absoluto de muertes. Otros le acusan de cherry picking, de seleccionar los estudios y las estadísticas que convenían a su tesis. Y por supuesto, otros le recriminan no haber hecho suficiente hincapié en los costes del progreso: medioambientales y humanos. También hay quien directamente ve al psicólogo canadiense como un sirviente de los ricos y poderosos y mantenedor del statu-quo que intenta aplacar las críticas contra el sistema. Hay mucha carga del argumento ad hominem porque Steven Pinker cae mal a un gran sector de gente (se ha metido con demasiados grupos). Sin embargo, la cuestión es desmontar sus argumentos, no su persona.

A favor de la psicología evolucionista

La psicología evolucionista es una rama bastante nueva de la psicología que se encarga de estudiar el origen evolutivo de comportamientos y rasgos psicológicos. Sus áreas de investigación se pueden dividir en amplias categorías de problemas adaptativos que surgen de la propia teoría evolutiva: supervivencia, apareamiento, paternidad, familia y parentesco, interacciones con no parientes y evolución cultural.

La psicología evolucionista trata de responder los porqués de intuiciones sobre el ser humano que tenemos la mayoría de nosotros. Por ejemplo, sabemos que a las mujeres les gustan los hombres con una serie de características físicas y psicológicas. ¿Por qué? La psicología evolucionista ha llegado a varias conclusiones, entre ellas que las caras simétricas son más atractivas porque la simetría es un buen indicador de buenos genes y salud.

¿Qué dicen sus críticos?

Muchos critican a Pinker porque dio a conocer al público generalista la psicología evolucionista y la defiende como una rama de la ciencia fundamental para comprender la naturaleza humana. Pero la crítica no va dirigida a él, sino a toda la disciplina o al menos a parte de ella y de los métodos de investigación que utiliza. Algunos llegan a tildarla de simple pseudociencia. Si bien hay aspectos y metodologías de la psicología evolucionista que pueden ser problemáticos o muy aventurados, parece de todo punto exagerado cuestionar toda esta disciplina en bloque, como si no hubiera producido ningún resultado empírico sólido. A veces se malinterpreta que los psicólogos evolutivos solo creen que existe la biología y el entorno no importa; otras veces se teme que si estas ideas arraigan, finalmente generen conflicto sociales o proporcione argumentos a planteamientos eugenésicos, totalitarios, etc.

“La biofobia es una alergia a las explicaciones evolucionistas y genéticas de la psicología humana, una alergia que parece ser especialmente frecuente entre los científicos sociales”

Martin Daly y Margo Wilson

A favor de la psicología evolucionista

Uno de los problemas que se suelen esgrimir es que no sabemos mucho sobre las condiciones de nuestros ancestros de hace cientos de miles de años (cuando muchas de nuestras adaptaciones tuvieron lugar). Por lo tanto, ¿cómo deducir qué adaptaciones eran útiles entonces? Pero los psicólogos evolucionistas creen que existen bastantes datos arqueológicos como para afirmar que hay comportamientos fundamentales que no han cambiado. Además, se han estudiado algunas sociedades de cazadores-recolectores actuales que han tenido poco contacto con la civilización y que podrían ser modelos aceptables de tribus ancestrales. Los psicólogos evolucionistas también usan otras fuentes de datos: experimentos en laboratorio, encuestas, modelos matemáticos y simulaciones informáticas.

Básicamente hay dos modos de enfrentarse a las preguntas de la psicología evolucionista:

Top-down. Se parte de una predicción lógica que procede de la teoría evolutiva. Ej. Dado que las mujeres comparten más genes con sus hijos que con sus primos, tendrán un  instinto de cuidado mayor con ellos que con sus primos. A partir de ahí, se diseñan experimentos para comprobar si es cierto o no.

La otra forma es bottom-up. Empezamos por observar un comportamiento y generamos una hipótesis sobre su función. Por ejemplo, vemos que todas las personas se enfadan, tienen celos y sienten tristeza. ¿Podrían haber sido estas emociones adaptativas? A partir de ahí se buscan modos de responder a la pregunta. 

Uno de los principales objetivos de la investigación adaptacionista es identificar qué rasgos probablemente sean adaptaciones y cuáles son subproductos o variaciones aleatorias. Se espera que las adaptaciones muestren evidencia de complejidad, funcionalidad y universalidad, mientras que los subproductos o la variación aleatoria no lo harán.

Contra el movimiento Woke

Pinker, a menudo se ha posicionado en contra de la cancelación cultural y la censura de los estudios que puedan resultar ofensivos, según él propiciada por la deriva radical que ha tomado el movimiento woke en las universidades norteamericanas. Pinker ha sufrido varios intentos de cancelación en piel propia. 

¿Qué dicen sus críticos?

Que es un aliado del statu-quo. Que si la gente no se hubiese manifestado en el pasado no habría habido progresos sociales, y él, que dice ser humanista, ahora censura los movimientos sociales de protesta y justicia social.

En contra del movimiento Woke

Pinker no niega el impacto positivo de muchos movimientos sociales, de hecho lo alaba explícitamente en Los ángeles que llevamos dentro. Su crítica va dirigida contra el lado más irracional de algunos de estos movimientos que se han dejado a un lado la ciencia y la razón y se han dejado llevar por sus emociones en una deriva cada vez más surrealista. Por ejemplo, Pinker defiende una y otra vez a las mujeres que lucharon en el pasado por la igualdad de derechos, pero rechaza la cuarta ola feminista que niegan las diferencias biológicas entre hombres y mujeres.

“El feminismo como movimiento por la equidad política y social es importante, pero el feminismo como camarilla académica comprometida con doctrinas excéntricas sobre la naturaleza humana no lo es. Eliminar la discriminación contra la mujer es importante, pero creer que las mujeres y los hombres nacen con mentes indistinguibles no lo es. La libertad de elección es importante, pero garantizar que las mujeres representen exactamente el 50 por ciento de todas las profesiones no lo es. Y eliminar las agresiones sexuales es importante, pero promover la teoría de que los violadores están haciendo su parte en una gran conspiración masculina no lo es”.

Steven Pinker

“Para oponerse al racismo, no tienes que decir ‘las razas no existen’. Mala idea depender de esta dudosa afirmación empírica.”

Steven Pinker

Si te interesa Pinker y sus ideas, te recomiendo que escuches el podcast en el que Sergio Parra, Cuca Casado y yo debatimos sobre ellas.

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Archivado en: Especial Etiquetado con: alma, charla, el buen salvaje, fantasma en la máquina, ideas, Naturaleza humana, psicología evolucionista, relativismo, tabla rasa, woke

Val Muñoz de Bustillo

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Comentarios

  1. Mariano dice

    08/02/2022 en 18:47

    Gracias Val… brutal, bien analizado, conocedor de lo que admiras a Pinker….. lógico y bien enfocado.
    No stop please¡¡¡

    Responder
    • Val Muñoz de Bustillo dice

      08/03/2022 en 08:46

      Gracias Mariano!

      Responder

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